Edward Barrera, maestro en artes plásticas de la facultad de Bellas de Artes, durante el trabajo de restauración de la escultura de Gabito, en su taller en la urbanización La Playa.
La imagen del desaparecido Nobel de literatura fue restaurada en los talleres del maestro en artes plásticas Edward Barrera y será develada en la Plaza de la Aduana, en el marco del evento ‘Libraq a la plaza’.
Con camisa guayabera, pantalón de corte recto y zapatos mocasines, totalmente renovada y resplandeciente. Asín reaparece la imagen de Gabriel García Márquez, nuestro recordado premio Nobel de Literatura, en la plaza del edificio de la antigua Aduana de Barranquilla, que este fin de semana abre sus puerta a la muestra de la Feria del Libro Libraq.
La pinta que lleva Gabo la complementa una rosa en su mano derecha, y en la izquierda lleva tres libros como elemento que invita a adentrarse en el mundo de la lectura.
Tras varios meses de ‘desaparecida’, la escultura de Gabo reaparece restaurada, más reluciente y con nuevo brillo para recibir a los asistentes a la Plaza de la Aduana.
La escultura de Gabo que estaba en avanzado estado de deterioro en toda su estructura, fue llevada a los talleres de Edward Barrera, en la Urbanización La Playa, quien trabajó casi un mes en la recuperación, trabajando todos los días, mañana, tarde, y a veces de noche. Hoy está lista para acompañar a los barranquilleros y visitantes al complejo cultural de la Aduana.
De acuerdo con Edward Barrera, quien es maestro en artes plásticas de la facultad de Bellas de Artes de la Universidad del Atlántico, la estructura presentaba un avanzado deterioro en toda su estructura, tanto en la parte externa como en la base interna con un exceso de óxido poco común en estos metales, y llena de hongos.
“La imagen presentaba una clase de óxido de zinc y de otro bastante raro, hasta el punto que llegué a dudar que fuera de bronce porque este metal no se oxida de esa manera, así que fue bastante complejo el trabajo que hubo que hacerle”, dijo el maestro Barrera.
Explicó que inicialmente la estructura fue sometida a un grateado o limpieza y raspe de toda la superficie hasta llevarla al estado natural del metal para luego someterla a lo que conoce como patinado, que es darle el tono deseado mediante calor con pistola de fuego, con ácido nítrico mezclado con hierro y cobre, y complementado con ceras y betunes de colores marrón y negro, que le dan el tono terracota que presenta actualmente.
Igualmente le fue restaurada la estructura interna debido a que el hierro que la soporta estaba además de oxidado y cubierto de hongos, completamente partida.
Explicó el artista que la escultura debe ser sometida a limpieza permanente para su cuidado porque al estar sometida al contacto con las personas, el sudor y la grasa del cuerpo humano van desgastando la pátina (color del metal). Sin embargo la tonalidad que se le quiso imprimir al final no fue tan intensa para que el cambio por este fenómeno no sea tan drástico al paso del tiempo.
“El bronce es uno de los metales más resistentes al tiempo y por tanto más duradero, así que su oxidación natural le va dando con el tiempo unos cambios en su tonalidad hasta que queda entre cobrizos, verdosos y marrones. Y no es que requiera mucho mantenimiento, sino limpiezas periódicas para retirar la grasa y ácidos, esto se puede hacer con ceras, y es más que todo para evitar que en unas áreas se vea más brillantes que en otras”, explicó Barrera.
La imagen, que hace parte de los activos del Parque Cultural del Caribe desde 2016, estará en la plaza de la Aduana desde este fin de semana hasta que el parque sea reabierto al público. Esto se logró tras acuerdo entre la junta directiva del parque y la corporación Luis Eduardo Nieto Arteta (Clena), organismo este que tuvo la iniciativa de la restauración y exposición.
De acuerdo con Juan José Jaramillo, director de la Clena, en el proyecto presentado para la restauración de la escultura participaron, además de su corporación, el Archivo Histórico del Departamento y la Gobernación del Atlántico, y su objetivo es que García Márquez y su obra estén siempre presentes en la mente y vida de los barranquilleros.
“Nosotros le solicitamos a la Junta Directiva del Parque Cultural del Caribe que nos trasladaran la escultura para preservarla y protegerla, pero además que pudiéramos disfrutarla tanto los barranquilleros como los visitantes a este complejo cultural. Hemos estado presentes en este proceso de restauración, y hoy la obra tiene todo ese brillo y esplendor que representa Gabriel García Márquez para todos nosotros”, afirmó Jaramillo.
Cabe resaltar que una de las piezas de la escultura que había sido extraída y desaparecida, fue la rosa que llevaba en su mano derecha, la cual fue reemplazada por una nueva, lo que hace ver la obra como originalmente fue presentada siete años atrás.
La rosa fue elaborada en laminillas metálicas, mediante moldes sacados en cera, pétalo por pétalo, así como las hojas y el tallo. Tras tener todas las piezas se fundieron en bronce y posteriormente armadas hasta obtener la flor exactamente igual a la original, que finalmente fue soldada a la mano de la escultura.
La imagen, que es obra del escultor cubano José Villa Soberón, representa el momento en que Gabriel García Márquez recibió el premio Nóbel de Literatura, en Estocolmo, en 1982.
Tiene una altura de aproximadamente 1,75 metros, similar a la estatura de García Márquez. El pie derecho, dada la pose que tiene, es el que soporta el peso de la estructura y se apoya en el piso.
Allí en la plaza de la Aduana, los asistentes podrán tomarse sus fotos junto a uno de los hijos más ilustres que ha tenido Colombia en su historia reciente.