La gerente de Construmuebles KJ junto a un mueble y puertas diseñadas por ella.
Esta contadura pública creó en plena pandemia su empresa de muebles y decoración para Barranquilla y la región Caribe con el que genera 4 empleos.
“Cuando una puerta se cierra otra se abre”, era la frase que repetía el científico escocés Graham Bell cada vez que afrontaba una adversidad.
Y vaya que lograba levantarse porque esta actitud de fortaleza en medio de reveses lo llevó a trascender en la historia de la ciencia como el inventor del teléfono.
Esta ha sido la experiencia de miles de ciudadanos, como es el caso de la contadura pública barranquillera Karina Jiménez Patiño.
Ella cuenta que en plena pandemia le cancelaron el contrato en una empresa comercializadora de insumos para la industria del mueble.
En ese momento asumió la actitud de Bell ya que la mamá de Ángel, Isaac y Alan, no se dejó vencer por la adversidad porque esa firma de la que había hecho parte se convirtió en una “escuela” para aprender lo que hoy sabe de diseño, fabricación y armado de muebles en madera.
Construmuebles KJ (@Construmuebleskj) nació el 25 de octubre del 2020 con la asesoría previa de su amiga, la diseñadora de interiores Rosaura Osorio, también vinculada al sector. «Ella me enseñó a diseñar, me llevaba a los clientes, cómo hablarles”, recuerda.
Dice que apenas la contacta una persona ella es la encargada de la visita técnica para tomar las medidas del área en la que se va a trabajar y de diseñar el proyecto final.
Por eso a Karina no le puede faltar en su bolso el metro, el celular, una libreta y lapicero. “Yo anoto y tomo fotos de la cocina, las puertas, el estudio, los cuartos, la sala o el baño donde vayamos a instalar los muebles”, explica.
Explica que ofrecen artículos en madera y RH, un material novedoso que son tablones que vienen con partículas prensadas y una melanina de color impresa. “Es mostrarle el catálogo de tonos para que el cliente escoja”, explica.
Añade que el RH es además más resistente a la humedad y por lo tanto, de mayor durabilidad, sobre todo en el clima cálido de la región Caribe.
En una etapa inicial comenzó con un carpintero al que luego por la alta demanda de trabajo, se unieron otros 3.
Del equipo de trabajo hace parte el esposo de Karina, Víctor Mendoza Ordóñez, técnico electromecánico y automotriz, quien la ayuda en la parte logística. Gracias al trabajo de su pareja en Cartagena, han logrado contratos importantes en varias edificaciones de la capital de Bolívar.
“Ahora estamos trabajando en dos proyectos, se encarga de los materiales y de instruir a nuestros empleados. Somos un equipo”, asegura.
“Trato de innovar en el diseño de muebles que sean convencionales, funcionales y útiles, sobre todo en el ahorro de los espacios cuando son muy pequeños”, explica.
Recuerda que hace algunas semanas entregó un centro de entretenimiento al que le incorporó un escritorio que se guarda y se habilita cuando el propietario así lo desee.
“No me gusta hacer lo que otros fabricantes ofrecen, sino que aporto innovación y mucha creatividad para que el cliente quede satisfecho y regrese, como ocurre siempre”, dice.
Por eso le gusta reunirse con el cliente para escuchar lo que desee, hacerlo parte del proyecto, pero también, hacerle recomedaciones y sugerencias para así empezar el diseño.
¿Cómo combatir la mala fama que tiene a nivel general el gremio de carpinteros en Colombia? Es la pregunta obligada para alguien que está dedicada al sector.
Karina dice que su empresa se caracteriza no solo por la calidad de los materiales y en un excelente producto terminado sino en la entrega oportuna. “No me gusta crear falsas expectativa. Por lo general decimos que nos den 15 días hábiles y en la mayoría de las veces está antes de ese tiempo acordado, pero dependiendo de las circunstancias. Lo importante es mantener informado a los clientes, enviarle fotos de los avances”.
A mediano plazo, esta contadura pública egresada de la Corporación Universitaria de la Costa y su esposo proyectan adquirir maquinaria más especializada porque a mediano plazo proyectan abrir una sala de exhibición y ventas, eso sí, sin soltar el metro, su gran aliado. “Todo a la medida”.
