Personaje / 30 de noviembre de 2024

La actuación es un sueño que se me cumple antes de soñarlo: Clarita Spitz

La educadora, artista, escritora, periodista y gestora Clarita Spitz durante la grabación de un video musical.

Rosario Borrero

Esta mexicana radicada en Barranquilla hace 46 años protagoniza por estos días la obra teatral ‘Fer’, una comedia que se suma a su admirable trayectoria como docente, escritora, gestora y periodista cultural.

Ella se llama Clara Steinberg de Spitz, nació en México DF, y vive en Barranquilla desde 1978, cuando vino a fijar su residencia aquí siguiendo el llamado del amor, pues se había casado con el barranquillero Charlie Spitz.

Es bacterióloga de profesión, educadora por vocación, escritora por pasión y promotora de lectura y gestora cultural por compromiso de vida. Como pocas personas, ha tenido la oportunidad de pisar terrenos que ya quisieran muchos: la locución, el periodismo cultural, la generación de contenidos digitales y más recientemente la actuación, al que llegó hace menos de cinco años.

La promoción de lectura es una de las actividades predilectas de Clarita. En estas fotos, durante actividades en una biblioteca infantil y el Sistema de Transporte Masivo Transmetro.

“Quién lo iba a pensar, publiqué mi primer libro a los 56 años, me convertí en actriz a los 64… por eso es que yo digo que empecé a vivir después de que me jubilé. En realidad, la actuación es un regalo de la vida, el sueño que se me cumplió antes de soñarlo”, dice, y sonríe con algo de timidez.

Fue en pandemia cuando a ella se le abrió la posibilidad de aprender técnicas de actuación en un taller virtual al que fue invitada a participar. Después de la pandemia hizo parte de varios proyectos audiovisuales y teatrales. Hace pocos meses asistió a un taller de actuación en lengua de señas, que realizó el Colectivo Enseña Teatro, en el que conoció a una joven maestra en arte dramático, Cinthia Tinjacá, del Colectivo Teatral La Novia, quien le dijo que estaba buscando a una persona de la edad de ella para el protagónico de una obra llamada Fer

Según la descripción que aparece en el brochure de la obra, se trata de una comedia “que nos muestra la historia de una octogenaria entrañable y divertida que explora las complejidades de la vida moderna mientras busca conexión en su soledad. A través de su relación con su nieta y sus esfuerzos por mantenerse en contacto con el mundo actual, Fer nos invita a reflexionar sobre la vejez, el amor, la familia y la vigencia del deseo de ser comprendido y querido en todas las etapas de la vida”.

“Me causa mucha gracia hacer de una mujer mucho mayor que yo”, dice de ese montaje, “pues en otras oportunidades me han invitado a hacer casting para personajes más jóvenes”. La obra, por cierto, se estrenó en la Cinemateca por sugerencia de Clarita. “Ese espacio me encanta”. asegura. 

Curiosamente, en su papel en la película Las tres Marías le tocó encarnar a una cincuentona. También actuó en Cabaret, con el grupo Mandrágorart, y en Setenta veces siete, bajo la dirección de Juan Camilo Zuluaga. Además, participó en el video musical Me gustas, del artista Jaime Mejía ‘El ángel´, al lado del veterano actor Álvaro Ariza.

‘QUILLERA’ NACIDA EN MÉXICO

En el fondo, a sus casi 70 años Clarita Spitz sigue siendo esa niña inquieta y curiosa que en la etapa colegial soñaba con ser investigadora y hallar la cura del cáncer, tras haber conocido la muerte de dos compañeros de clases por culpa de esa mortal enfermedad. La misma ‘chilanga’ –como llaman en México a los nacidos en el DF— que a los 17 años quiso perfeccionar el hebreo y se fue un año a Israel de sus ancestros, donde perfeccionó el hebreo y trabajó en un kibbutz.

Clarita con su esposo Charlie, sus hijos, nueras y nietos.

Al regresar a su país terminó la carrera de bacteriología y fue en esa etapa cuando se le dio la oportunidad de venir a Barranquilla, por primera vez, a acompañar a un primo que se casaba con una barranquillera y fue entonces, en la boda, cuando conoció al amor de su vida, con el que lleva ya 46 felices años de casada. “Fue amor a primera vista”, asegura.

Ella quería trabajar en investigación contra el cáncer; sin embargo, recién llegada a Barranquilla le ofrecieron trabajar en el campo de la toxoplasmosis, que poco le atraía por los riesgos de esta enfermedad para una mujer embarazada, por lo que declinó la propuesta. Pero como siempre le gustó el campo de la educación, aceptó la invitación del Colegio Hebreo Unión para enseñar la lengua madre; también fue bibliotecaria en el Marymount; asistente de primaria en el Parrish; docente de ciencias y de matemáticas en el Altamira y coordinadora académica del American School.

“Mi primer escenario fue un salón de clases. Preparar una clase y preparar una obra de teatro son muy similares”, asegura.

Con frecuencia, Clarita Spitz es invitada a eventos académicos sobre el tema cultural. Aquí, en una tertulia en el Teatro Amira de la Rosa.

Clarita se enamoró tanto de Barranquilla, de sus costumbres y de su gente, que con el tiempo se involucró en un sinnúmero de actividades encaminadas a la defensa y promoción de las expresiones culturales de la ciudad. No en vano pasó de “barranquillera por adopción”, como ella misma solía decirlo, a ser una “barranquillera nacida en México”, como la definió un día el poeta Miguel Iriarte, y como figura hoy en el perfil de su sitio web.

GRAN TRAYECTORIA

Clarita es magíster en Educación con énfasis en Estrategias Educativas para Biblioteca y Salón de Clase en Vermont College Norwich University, y diplomada en Escritura para Niños y Adolescentes, en The Institute of Children’s Literature, todo ello a distancia, con instituciones en Estados Unidos.

Con habilidades innatas para la narración oral y para la escritura de cuentos infantiles, se especializó en la promoción de la lectura sobre todo en escenarios no convencionales, como centros comerciales, salas alternativas y hasta en el Sistema de Transporte Masivo Transmetro, donde, invitados por la Biblioteca Piloto del Caribe, con un grupo de promotores subían y bajaban de buses para contagiar con la magia de la lectura a los usuarios de ese servicio. “Es que en estos espacios no enseñábamos a leer, sino a amar la lectura. ¡La gente quedaba feliz!”, recuerda.

A la fecha esta madre de tres hijos varones y abuela de seis nietos que son su adoración –tres niñas y tres niños— ha publicado cuatro libros de cuentos infantiles. En 2008 ganó el Premio XVI Concurso Nacional de Cuento Infantil de Comfamiliar del Atlántico, y en 2010 obtuvo una mención especial en ese certamen.

Pero además, Clarita forma parte del equipo editorial de la revista virtual Letra Urbana y ha publicado estupendas entrevistas, reportajes, ensayos, entre otros artículos, en diferentes medios análogos y virtuales, locales, nacionales e internacionales como el diario El Heraldo de Barranquilla; la Revista Salomón, de Bogotá; Los Muestros, Bélgica, entre otras. Estuvo vinculada a la Universidad del Norte como docente del taller Vive El Arte y como locutora del programa radial Jazz Vespertino.

En pandemia creó, por un lado, la Agenda Cultural de Barranquilla, una comunidad digital en Facebook e Instagram para la difusión de lo que está pasando en la literatura, el arte y la cultura en la capital del Atlántico. Por el otro, La hora del cuento con Clarita Spitz, como parte de la propuesta artístico-cultural  El show debe continuar, un espacio en el que compartía lecturas desde la virtualidad, transmitiendo diariamente programas en vivo por Facebook e Instagram.  Hoy los hace, además, por su canal de YouTube y, más recientemente a través de su cuenta en Tik Tok.

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