Dolce vita / 28 de septiembre de 2024

“La barbería ha sido una bendición para mi vida”

Edgardo Restrepo, atendiendo a uno de sus clientes fijos en el local que tomó en arriendo.

Miguel Utria

Edgardo Restrepo es un emprendedor que encontró en el oficio de barbero la manera de sacar adelante a su familia.

Peniel es el nombre que, según las historias bíblicas, le colocó Jacob a uno de los sitios donde se había encontrado con Dios. Precisamente esa palabra significa el ‘Rostro de Dios’, y es el nombre que Edgardo Restrepo Fernández escogió para el local donde funciona su emprendimiento como barbero.

Este emprendedor lleva más de 30 años viviendo en su casa en el suroriente de la ciudad, donde inició, hace aproximadamente 20, el “arte” de la barbería que aprendió de manera empírica.

Asegura que inició este trabajo como un hobby, que compartía con los amigos de la cuadra y familiares. Pero con el pasar de los días entendió que ese podría ser el sustento para su familia, y cuando decide tomarlo muy en serio.

La barbería le ha dado a Edgardo Restrepo los medios para sacar adelante a sus seis hijos.

“Esta es la única actividad que desarrollo en la actualidad, y puedo decir que ha sido una gran bendición de Dios porque me ha servido para suplir mis necesidades y sacar a mi familia adelante. Antes esto era como un hobby, no solo para mí sino para muchos jóvenes se empeñaron en aprender a usar las maquinitas para hacerse cortes entre ellos mismos. Pero hoy puedo decir con certeza y con orgullo que es mi profesión, mi trabajo, mi emprendimiento, mi única fuente de ingreso. Es más, ahora hay hasta academias para formar barberos profesionales”, afirma este padre de seis hijos y quien considera que su trabajo es un arte.

Edgardo inició su labor atendiendo a sus clientes en la terraza de su casa o debajo de un árbol al frente de esta, pero con el paso de los meses acondicionó un área en la sala de su residencia para darle un toque de formalidad al oficio. Entonces dispuso de un tocador, espejos, sillas de peluquería y de espera, dándole al espacio un ambiente acogedor, según relata.

Eso le dio un toque de clase a su labor y sus clientes fueron creciendo, entonces debió agendar citas para no acumular el trabajo ni dejar personas sin atender.

A DOMICILIO

Su seriedad y calidad de trabajo se fueron haciendo popular entre la gente no solo del barrio sino entre los amigos y familiares de sus clientes, hasta el punto que muchas personas, comenzaron a solicitar los servicios en sus domicilios.

“Eso me obligó a organizarme porque a veces me solicitaban un servicio a domicilio y había personas que habían apartado cupo en el local. Y dejé los domicilios solo entre días de semana, y de viernes a domingo exclusivamente en el local”.

A sus hijos todos los ha educado con los recursos que le deja el negocio que ahora se ha popularizado más, pues dejó la sala de su casa y tomó un apartamento en arriendo, en el mismo sector, que acondicionó como barbería que permanece casi todo el tiempo con clientes en espera de turno para ser atendidos.

Restrepo en su emprendimiento.

Dice que todos los días no son iguales, pero entre lunes y jueves el promedio es de entre 10 y 15 clientes. Aunque entre viernes y domingo pueden ser 20 y hasta más personas, especialmente los sábados cuando ha llegado a atender entre 25 y 30.

“El haber tomado este local en arriendo fue un riesgo, pero lo hice por la comodidad con las personas que viven en mi casa, y de los mismos clientes que a vece4s no se sentían muy cómodos allí. Pero esto ha sido una enorme bendición. Y por eso escogí el nombre de ‘Peniel Barber Shop’ porque cada día me acompaña la presencia de Dios. En mi trabajo siempre nos acompaña el rostro de Dios”, afirma Edgardo.

Aunque los servicios a los domicilios de los clientes no es su fuerte, tiene alrededor de 15 personas que prefieren ser atendidos en sus casas, quienes solicitan el espacio de atención con días de anticipación, aunque ya él está preparado a esos momentos.

Los días en que atiende a sus clientes en el punto fijo son personas que prácticamente están agendados, y son normalmente entre semana, es decir de lunes a jueves, mismos en que presta sus servicios en los domicilios de las personas. De viernes a domingo solo atiende en el local.

Su labor inicia a las 9:00 de la mañana y trabaja hasta 12 horas diarias. Aunque a veces personas que tienen compromisos a la mañana siguiente bien temprano los atiende en su casa cuando ya ha cerrado el local, lo que implica trabajar hasta las 10, inclusive 11 de la noche.

“Eso no ocurre con mucha frecuencia, pero si se da, y por supuesto eso tiene un incremento en el costo del servicio, y el cliente lo sabe”, apunta Edgardo.

EN FIN DE AÑO

De todo el año los meses de noviembre y diciembre son los de mayor movimiento porque es la época de graduaciones y fin de año. En estos dos meses aumenta tanto el número de horas laborando como el de clientes porque es cuando los jóvenes desean hacerse cortes especiales que requieren mayor trabajo.

“En diciembre los mejores días son desde el 3 hasta el 7, luego merma un poco hasta el 15, cuando reinicia y ahí si es de seguido hasta el 31. Hay días en que no me da tiempo ni para almorzar tranquilamente. Pero es un trabajo que se hace con pasión y con el objetivo claro de dejar al cliente satisfecho”.

Hay clientes, especialmente jóvenes, que van hasta dos veces por semana para que le remarquen la definición del corte y el diseño les dure más. Son por lo general los muchachos que se hacen diseños de tendencia o lo que los barberos llaman ‘Freestyle’.

Los más jóvenes van hasta 2 veces por semana a la barbería para que le remarquen el corte de cabello.

Aunque son los cortes que marcan tendencia y son muy solicitados, suelen no ser muy rentables porque se necesitan más herramientas y tiempo, y a veces los clientes no tienen la capacidad de cancelar lo que realmente cuesta dicho trabajo, y además es un tiempo en el que puede hacer hasta dos o tres turnos de un corte tradicinal.

«El ejercicio de esta labor inició se manera empírica, pero por cuestiones de competencia me ha tocado hacer cursos de especialización y adaptar el local que tiene que cumplir con normas de calidad e higiene. Por eso tengo todas las certificaciones en regla, y eso en plus para mí emprendimiento».

Sus clientes van desde bebés hasta mayores, por lo general varones. Y en cuanto a damas, son servicios muy puntuales como definición de puntas o texturización, que es una técnica con tijeras para devolver la definición de volumen o textura del peinado.

VANIDOSOS

“Yo atiendo más hombres que mujeres. Y ahora los hombres se arreglan más, son más vanidosos y ellos no solo se hacen el corte de cabello sino que se perfilan la barba, las cejas y algunos solicitan pigmentación, se cortan la vellosidad del cuello, nariz, oído y antebrazo. Antes los hombres se arreglaban el cabello mensualmente, ahora lo hacen semanal y hasta más de una vez por semana, tan pronto pierden la textura del corte o peinado”.

A lo largo de sus cursos de capacitación y de la experiencia que dan los años de trabajo, tiene muy claro que no todos los cortes van con todas las formas de cara, mentón o cráneo, y aunque en otras partes esa asesoría se cobra por aparte, él la incluye en su servicio. Es tanta la destreza que ha adquirido que el mismo se arregla su barba y corte de cabello.

“Yo tengo mis propias técnicas, y creo que todos las tenemos porque las academias te enseñan lo básico, el resto lo aprendes en el campo de batalla cuando vas a la guerra, es decir cuando estás desempeñando el oficio”.

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