Empresariales / 18 de junio de 2022

La diseñadora vallenata que trabaja de la mano con artesanos indígenas

Tres bolsos de la colección de la diseñadora vallenata María Claudia Fernandez Urbina.

Alix López

Los bolsos y accesorios de María Claudia Fernández, que ha expuesto en las más reconocidas ferias y pasarelas, han traspasado las fronteras. Trabaja con familias vulnerables y madres cabezas de hogar.

María Claudia Fernández Urbina, diseñadora vallenata.

Sus primeros diseños fueron carteras elaboradas en tela de hamaca de nuestros artesanos de San Jacinto (Bolívar) que vendió entre familiares y amigos cercanos. Todo un éxito comercial, pero después gracias al llamado “voz a voz” hizo que los pedidos fueran creciendo al igual que la fama de la empresaria vallenata María Claudia Fernández Urbina.

“Las ventas traspasaron Valledupar y se extendió en el resto de la Costa y el interior del país. En esa época aún no había redes sociales y apenas llegaba CellCaribe, la primera empresa de telefonía celular en la Costa”, recuerda sobre sus inicios a comienzos de la década de los noventa.

María Claudia (@maclaudiafernandez), graduada en administración hotelera y turística, carrera que no ejerció para dedicarse a sus seis hijos, destaca que el valor agregado de su marca es el buen gusto cuando se fusionan todos los elementos para lograr un producto bonito y de mucha calidad.

Además del diseño los materiales son de primera calidad.
Uno de los bolsos de la nueva colección de María Claudia Fernández.

Cuenta que fue a través de una revelación de Dios que descubrió su talento como diseñadora. “Yo tuve un sueño con papito Dios que me decía que me dedicara al diseño y aquí estoy, empoderada de mi empresa”, añade.

Recuerda que en sus inicios vendía por unidades, hasta que logró su primera relación comercial fue con una tienda de calzado de Barranquilla con sucursales en todo el país.

“La dueña se vino a Valledupar para proponerme el negocio. Me hizo un pedido con las ocho referencias que yo manejaba y me gané ocho millones de pesos en ese pedido. Una locura para esa época porque apenas tenia registro mercatil y no manejaba ventas al por mayor. No lo podía creer”, recuerda emocionada.

Ese salto le sirvió para seguir expandiéndose y participar en ferias como expositora en Plataforma K, Colombiamoda y en Miami, así como en exposiciones en Cartagena, Santa Marta y otras ciudades del Caribe, por lo que como era de esperarse, las relaciones comerciales aumentaron no solo a nivel nacional sino al mercado externo.

“Los clientes me llaman todo el tiempo de Brasil, Canadá, Estados Unidos y Malasia. Hemos encontrados muchos problemas para envíos a Venezuela y México en donde muchas veces el valor de los impuestos superan el del producto. Es muy complicado”, afirma.

Alianza con artesanos

Pero si bien el talento y la creatividad tienen el liderazgo de esta vallenata, sin lugar a dudas la alianza con comunidades de artesanos indígenas de diferentes zonas del país ha sido clave en el éxito de sus productos.

“De esta trabajo se benefician familias vulnerables, sobre todo madres cabeza de hogar de etnias indígenas de La Guajira, Sucre, Córdoba, Chocó (Citará) y Nariño (Sandoná)”, cuenta.

Por eso viaja de manera permanente por varios rincones del país a contactar a comunidades muchas de las cuales no tienen contacto con el resto del país.

“Debo debo buscar intérpretes para explicarles el proceso, los colores que queremos y cómo combinarlos para lograr el producto final”, asegura.

Para María Claudia, hacer esta fusión comercial es una muy buena experiencia. “Es maravillosa porque no solo involucramos materiales sino tiempo y diseño. Es un trabajo hecho con mucho amor”.

“Es maravilloso poder imaginar, crear y desarrollar cosas tan bellas que la misma naturaleza nos provee, es por ello que estas prendas se han convertido en un icono de la moda artesanal y llevan a todos los rincones del mundo la imagen de nuestra hermosa Colombia. Complacencia se siente saber que a través de este trabajo somos proveedores de bienestar para muchas familias que día a día luchan y se sostienen”, añade.

Ella está muy atenta de las tendencias a nivel mundial para crear sus dos colecciones anuales, por lo que ahora se dedica a la línea de otoño que viene con colores como el mostaza y el chocolate con los que se hacen las combinaciones.

Dice con enorme orgullo que sus diseños son exclusivos y manejan materiales muy finos tanto nacionales como importados como es el caso de los herrajes, accesorios en baño de oro y pedrería natural porque además de canastos, minibolsos, carrieles y mochilas, diseña aretes, abanicos de mano y cinturones, entre otros.

Resalta además el hecho de que muchos diseñadores de moda vienen a Colombia en busca del talento de nuestros artesanos.

“Esa demanda alta ha hecho que los materiales se hayan encarecido, pero los clientes tienen que analizar que no es lo mismo comprar un bolso de cuero que uno artesanal que es un valor adicional al producto”.

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