La actriz barranquillera que decidió mudarse a ese país en busca de un sueño, cuenta como ha sido su nueva vida en plena guerra.

Sarah Mintz, la barranquillera que se dio a conocer con su nombre de pila, Maritza Rodríguez, y que dejó la actuación para convertirse al judaísmo ortodoxo, ha estado en ‘pantalla’ en esta semana al narrar cómo es su vida en Israel, donde se mudó sin imaginárselo que luego estallaría el conflicto  armado que se ha desatado entre el ejército de ese país y el grupo islamista palestino Hamas.

Hace apenas 2 meses, la exactriz tomó la decisión de dejar México para radicarse en Jerusalén con el fin de que sus hijos mellizos, que nacieron de su matrimonio con el ex vicepresidente de Telemundo, Joshua Mintz, “crecieran en un país donde tengan la libertad de vivir como judíos con lo que conlleva una vida de Torá”. El Torá es el texto que contiene las leyes del pueblo judío.

“Creo que este país le puede ofrecer a mis hijos un alto nivel de educación, un alto nivel de Torá, de amor por Israel y obviamente van a tener un nivel cultural grandísimo», agregó.

Como lo dijeran con buen sentido del humor sus coterráneos: “salió de guate-mala para irse a guate-peor”. Aunque confiesa no arrepentirse de haber dejado Miami y México, donde obtuvo muchos reconocimientos por su belleza y talento.

Sin embargo, contó en un video que en la zona en la que ella vive la situación se encuentra mucho más tranquila. “Estamos a una hora, más o menos donde hay intercambios de bombardeos”.

 “En Jerusalén se están viviendo las cosas con mucha, mucha, mucha tranquilidad. No se oyen las sirenas, no ves a la gente asustada, pero sí se siente solo. Las calles están muy vacías, comercios cerrados. Nos dice que salgamos a lo necesario y realmente hemos hecho esto. Las escuelas no han cerrado aquí en Jerusalén», explicó quien en muchos seriados y telenovelas hizo de villana como en Marido de alquiler, Perro amor, El rostro de Analía.

Pese a la grave situación por la que atraviesa Israel, dice que no se arrepiente de haberse mudado a otro país porque, de acuerdo con su esposo judío, es el estilo de vida que quiere para sus hijos. De ahí que ella se vio precisada a cambiar de religión y también su nombre de pila, aunque por estas latitudes seguirá siendo Maritza Rodríguez, la misma que en Colombia vieron su trabajo reflejado en otras no menos exitosas producciones como Silvana sin lana, La casa de al lado y El rostro de la venganza, entre otros.