Zoraida Noriega
Columnista / 22 de mayo de 2021

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Menos gastos II — En la versión 69 que acaba de culminar, la organización del Concurso Miss Universo se apretó el cinturón en cuanto a gastos. Las candidatas que llegaban con un mes de antelación, esta vez solo permanecieron una semana en la ciudad sede. El jurado que seleccionaba a las semifinalistas, este año fue el mismo que se encargó de la elección. Es decir, en versiones anteriores, en la era Trump, el primer panel de jueces le entregaban la lista de preseleccionadas al jurado oficial, que era otro, y en el que siempre hubo hombres.


Menos gastos II — Los grandes espectáculos artísticos que hacían parte de la gala del Concurso Miss Universo, por el que el público paga costosas entradas, además de apreciar a las candidatas, parece ser asunto del pasado. El performance de este año fue deprimente: 8 parejas de descoordinados bailarines moviéndose al ritmo de salsa. La página oficial del certamen anunció siempre la participación del rapero Pitbull, como artista invitado, y esa noche apareció Luis Fonsi. Lo que sí hay que destacar en todos los desfiles fueron los efectos decorativos utilizados como escenografía, un mundo que ha dado un giro tecnológico en todos los sentidos.


Más allá de la belleza — En la actualidad,  parece no ser tan relevante el estándar de belleza física en certámenes, como se pudo constatar en el Miss Universo que esta semana culminó con la elección de Miss México. Este concurso, más allá de los atributos físicos, busca a jóvenes con capacidad intelectual y compromiso, que se quieran empoderar. Para el público, las preguntas que les hicieron a las finalistas no fueron tan fáciles (sobre todo en un momento tan crucial en que los nervios les podían jugar una mala pasada)  pero las respuestas fueron definitivas para que las jueces definieran el perfil de una candidata poderosa para que sea la voz e imagen de la mujer ante el mundo.  


No le cabe un tinto — La que está que todavía brinca la felicidad con el triunfo de su país, es la mexicana Lupita Jones, Miss Universo 1991 y actual directora nacional del concurso Miss México. Su nombre ha vuelto a la palestra pública, no solo porque su pupila Andrea Meza le trajo el tercer título a la nación azteca, sino porque es candidata a la Gobernación de Baja California  cobijada por la coalición conformada por el Partido Acción Nacional (PAN), Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Partido de la Revolución Democrática (PRD). El pasado 20 de marzo se convirtió en la primera aspirante en hacer su inscripción oficial.


A punto de renunciar Alma Carmona, la mamá de Andrea Meza, no pudo viajar a Florida para acompañar a su hija porque tuvo que someterse a una cirugía urgente por un tumor cerebral. Cuando le tuvo que dar la noticia, la reina entró en shock y casi se retira del certamen. Aseguró que recibió estando en la clínica recibió una señal divina de que su hija sería Miss Universo. “Para mi sorpresa, me levanto y veo la imagen blanca de un ángel”. Según manifestó en el programa Al Rojo Vivo, se aferró a su fe y pudo celebrar el triunfo de su hija a través de la televisión.


Bello traje — Ivis Lenin Ayala Pacheco, originario de México, fue el diseñador del vestido rojo escarlata que lució la nueva Miss Universo. La creación, inspirada en las musas del cine de oro,  iba a ser para otra candidata en el concurso nacional, pero como no ganó, entonces él le propuso a la organización vestir a Andrea Meza, al ser la escogida para representar al país azteca en dicho certamen. Tardó más de un año en confeccionarlo. El traje, con escote ovalado en la parte de enfrente y una ligera capa que caía sobre la espalda en forma de V, fue bordado a mano con 40 mil piedras swarovski en forma de arcos dispersos, con detalles en flecos repletos de canutillos y chaquiras.

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