Según Wikipedia, la paciencia es la actitud que lleva al ser humano a poder soportar contratiempos y dificultades para conseguir algún bien, es «la constancia valerosa que se opone al mal, y que a pesar de lo que sufra el ser humano no se deja dominar por él». Dicha palabra proviene del latín pati, que significa sufrir.
Vaya que sí hemos sufrido con este famoso virus conocido como Covid-19 y que ha puesto este mundo patas pa’ arriba.
Lo grave es que ya muchos están perdiendo esa “virtud” o esa aptitud. Y es que no es sólo el encierro o el aislamiento, es todo lo que implica parar fábricas, empresas y negocios; es todo lo que implica retroceder en el tiempo, cambiar hábitos de vida, no tener certeza de nada, asistir al derrumbe de la economía, ver y escuchar incoherencias de nuestros gobernantes, leer noticias que hablan de injustas decisiones, asistir a la irresponsabilidad de amigos, y personas que no siguen indicaciones.
Las familias están enfrentando conflictos graves, el desespero de ser maestros, trabajadores y miembros de un grupo en donde los ingresos son cada día más escasos. Están enfrentando también el dolor de un despido o de la quiebra de un negocio construido por años con amor y esfuerzo.
Los jóvenes están en inmersos en la incertidumbre de un futuro que no presenta alternativas. Los niños, acostumbrándose al temor de relacionarse con los congéneres y a la falta de manifestaciones de cariño de sus abuelos. Y estos muriendo en soledad.
La apertura de casi todo el sector económico ha demostrado dos cosas: un hilo de esperanza para quienes volvieron a trabajar, y la inconciencia de quienes se volcaron a las calles en “busca de libertad”. Unos y otros deben recordar que el virus sigue presente, que el uso de tapabocas y el distanciamiento social son las armas más poderosas para debilitarlo, y que la desinfección de todas las áreas donde nos movemos deben estar perfectamente desinfectadas.
Por otro lado, los habitantes de este planeta debemos seguir cultivando la paciencia entendiendo que paciencia no es solo esperar que cambie la situación, la pacienciaimplica comprometernos a no dejarnos caer, a reconocer nuestro papel en el cambio, a actuar en medio de las posibilidades.
Paciencia en estos momentos es salir a la calle cuando realmente necesitemos salir; es guardar la distancia y no contribuir a engrandecer las aglomeraciones, es llevar el tapabocas siempre bien puesto. Paciencia es tratar de entender al otro, ponerse en sus zapatos, entender que sufre como estamos sufriendo nosotros.
Paciencia es ir buscando opciones de vida sin estar culpando a los demás de esta tragedia, sin estar cuestionando las decisiones erradas o justificadas de nuestros gobernantes. Sin que esto quiera decir que traguemos entero y nos dejemos atropellar.
Paciencia es aceptar que muchas cosas tienen un proceso y pasan a un ritmo diferente al deseado, y que la armonía y el bienestar, a menudo, piden vivir al ritmo de la naturaleza.