Dr. Rodolfo Vega Llamas
Columnista / 8 de febrero de 2025

Pierre Teilhard de Chardin

En ocasiones todos los humanos reflexionamos sobre la muerte, este pensamiento que nos aparece esporádicamente a todos los seres del planeta tarde o temprano, y que como médico sé, que no somos inmortales. Y así como nuestra función es curar, salvar vidas, creo que somos héroes en silencio; sufrimos, cuando nuestros pacientes sufren y somos felices de salvar vidas, aliviar dolores. Esa es nuestra misión en esta vida al volvernos médicos; en este transitar de reflexión sobre la verdadera realidad de todos, que es morir algún día, leí sobre la biografía de este sacerdote que me hizo reflexionar, a través de su pensamiento, sobre la muerte. Dice que “la muerte es una dimensión de la vida. Es nuestra compañera fiel, la única que nunca nos abandona, puesto que puede sobrevenir en cualquier momento”. ¡Triste realidad!

Pierre Teilhard de Chardin fue un sacerdote jesuita, paleontólogo y filósofo francés que aportó una visión interdisciplinaria de la evolución cósmica.

Fue educado en una universidad de jesuitas y conozco su visión hacia la espiritualidad, basa todo su trabajo en el mundo de la espiritualidad y relación con Dios.

Se basan en la rica tradición espiritual y reflexión Ignaciana, por eso pienso, que el hospital donde me formé se llamaba San Ignacio.

Lo importante de Pierre,”es que existe una tendencia en la evolución de la materia a lo largo del tiempo a adquirir formas de organización más complejas, y que al mismo tiempo aumenta su nivel de consciencia “eso conjeturó Pierre.

La teoría de Pierre fue colocar la persona de Cristo, como el foco de convergencia de toda evolución.
Estas ideas y su influencia fueron condenadas y tuvo una gran polémica con la Iglesia.

Fue quien acuñó el punto omega, donde describe el punto más alto de la evolución de la consciencia, considerándolo como el fin último de la misma.

Este sacerdote fue exiliado por sus creencias, nunca fue excomulgado, pero estuvo a punto de serlo.
Le tocó aguantar la ira de la Iglesia por sus ideas progresistas, en las que intentó reconciliar la teología cristiana con la ciencia evolucionista.

Fue autor de innumerables libros, entre otros: ‘Escritos Esenciales’, ‘Lo que yo creo’, ‘El medio divino’, ‘El fenómeno Humano’ y ‘Himno del universo”.’ En fin, muchas son sus obras; en todo caso fue un conciliador entre la ciencia, la fe y la mística, sobretodo mantuvo sus dos grandes vocaciones: la religiosa y  la científica.

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