No hay nada más desagradable que ver a una persona con sandalias sin importarle dejar al descubierto sus talones agrietados. Es una apariencia poco estética. Esa parte del pie requiere tanta atención y cuidado, como la del rostro u otras partes visibles del cuerpo.

Los talones agrietados son una alteración de la dermis que se produce cuando la piel de los pies está tan seca y, por ende, tan dura, que se empieza a desgarrar o fracturar de manera perpendicular. Esas fisuras no solo resultan antiestéticas, sino que generan molestias. Algunas veces sangran y pueden generar infección, razón por la cual es mejor acudir a un podólogo.

Entre los factores que influyen en la aparición de grietas en los pies están: andar descalzos por mucho tiempo, permanecer de pie durante varias horas ya sea en el trabajo o en la casa; usar zapatos inadecuados, como los que no ofrecen una buena amortiguación en el talón; sufrir sobrepeso, pues el exceso de peso ocasiona una mayor presión en la zona. Cuando la piel de los talones pierde flexibilidad, acaba de agrietarse ante esa presión constante.

Aunque en el mercado existen aceites naturales vegetales (oliva, coco o limón) hay muchos remedios caseros que evitan ese problema. Por ejemplo, antes de aplicar cualquier producto lo mejor es que lleves a cabo una exfoliación de la zona reseca para eliminar todas las células muertas y evitar la resequedad y las durezas. Puedes utilizar una piedra pómez.

En un recipiente bastante grande, vierte agua tibia hasta la mitad o un poco más, agrega un puñado de sal gruesa y, si quieres, unas gotas de algún aceite esencial. Deja los pies sumergidos durante 15 minutos.

Para finalizar, aplica sobre tus pies secos una crema hidratante, incidiendo en los talones agrietados, y verás cómo quedan sedosos y con una apariencia increíble.