Los egglings, esas pequeñas macetas de cerámica y con la forma y el tamaños de un huevo que los japoneses popularizaron, son la opción ideal para quienes viven en espacios pequeños y tienen gustos minimalistas.
Si tu casa es pequeña o no tienes espacio suficiente para tener ejemplares de gran tamaño, hay unas diminutas plantas que se están poniendo muy de moda para la decoración del hogar.
Son los egglings, unas pequeñas macetas de cerámica blanca mate con la forma, el tamaño (54 mm x 47,5 mm) y el color de un huevo de gallina, hechas a mano en Japón.
En su interior, el huevo tiene un preparado orgánico compuesto (turba) por residuos vegetales y nutrientes que sustituyen a la tierra, y una semilla. Por el momento se puede elegir entre margarita, petunia, albahaca, menta, tomillo, cactus, lavanda o fresas silvestres, entre otras.
Para que la planta pueda crecer, hay que romper la parte superior de la cáscara con una cuchara, como si uno fuera a comerse un huevo pasado por agua. Se debe regar el compuesto orgánico, poner el huevito en un sitio con luz y esperar con paciencia a que la planta crezca.
La planta podrá permanecer en el huevo alrededor de cinco meses y pasado ese tiempo deberás trasplantarla a una maceta más grande con tierra o directamente a un lugar de tu jardín.
Pese a su pequeño tamaño, es un bonito detalle que no requiere demasiados cuidados y que convertirá pequeños rincones del hogar en lugares muy especiales. Además, es una divertida propuesta para regalar, ya que cada eggling viene empaquetado en una curiosa y colorida caja de cartón. Además de la maceta, la turba y la semilla incluye una bandeja (plato) de terracota y un paquete de semillas adicional. Su precio es muy asequible (ronda los 12 euros) y ya se pueden adquirir en España.
El eggling es un invento que viene de Japón, donde estas macetitas con forma de huevo son extremadamente populares. Y no es raro, porque estas ‘plantas huevo’, como las llaman, quedan bien en cualquier rincón de la casa y no necesitan demasiados cuidados. Y hay que tener en cuenta la agitada vida de los más de 125 millones de nipones, y lo reducidas que suelen ser las viviendas populares.
La planta resiste en el huevo unos cinco meses, después deberás trasplantarla a un potera o maceta más grande con tierra. Las plantas huevo convierten cualquier rincón en un lugar especial, y sin duda son un regalo muy especial para cualquier persona, sobre todo si tienen gustos minimalistas o viven en espacios pequeños.