Wilson García
Columnista / 7 de agosto de 2021

Qué va a hacer en la vida

Una de las preguntas que más ronda en el entorno familiar cuando pasamos los 18 años es esta que titula la columna de esta edición, y saber que es lo que uno quiere hacer en la vida es una de las cosas mas imprecisas y temerarias que se pueda abordar en esa franja de nuestra existencia, porque implica una decisión que involucra la vida personal, el entorno familiar y las relaciones sociales.

Cuando expresamos lo que tenemos ideado sobre lo que queremos ser en la vida, siempre vamos a encontrar una réplica insatisfactoria por una u otra razón, en el caso de los que elegimos las expresiones artísticas cuando lo contamos a nuestros allegados nos impacta los gestos, toses, ahogos y reacciones de estupor que causa la elección de una vida desde lo creativo y lo inventivo…  “Y usted de qué va a vivir, si de eso no se vive.” “Los artistas evaden las responsabilidades familiares, déjele eso a los que no necesitan trabajar.” “Eso no sirve para nada.” “Haga algo que valga la pena.” y así como estas, a los que nos arriesgamos ha hacer de lo artístico un proyecto de vida, nos resuena internamente muchas contestaciones más que dan cuenta que el común de las familias asocian estudio, formación y construcción del ser humano con prepararse solo para obtener trabajo y dinero antes que alcanzar el desarrollo de las capacidades individuales. Decepciona ver como impera en la generación actual, su elegir de formarse en una carrera para ser exitoso económicamente antes que permitirse vivir de la pasión profesional que le despierte su sentido y capacidad de desarrollo personal, elección que de seguro le generará una calidad de vida sobresaliente.

Para qué estamos cualificados los que desempeñamos funciones y cargos en las artes escénicas ante una sociedad, ¿para entretener? ¿para distraer? ¿para pasar el rato? Se sobre entiende que el médico sana, que el abogado defiende, que el arquitecto diseña, que el ingeniero construye, pero de ninguna manera el estado y la sociedad han podido incluir en su entender, ni valorar en su hacer, lo que el artista aporta a la vida y al desarrollo de las personas. Ya es el momento de que el país integre en los documentos técnicos pertinentes el hacer del artista, y que nos permita “SER ALGUIEN EN LA VIDA” al igual que las profesiones ya evaluadas formalmente, porque para tener una obra artística finalizada se debe entender la sistematización que implica el proceso creativo el cual requiere de imaginación, investigación, comprobación, selección, planeación, configuración, definición, diseño, ensayo, realización, producción, ensamblaje, comprobación, exhibición y control entre otras cosas. Como ven son verbos activos que implican un accionar de energía y actividades para la creación, que por ser un ejercicio en constante desarrollo nunca termina de realizarse, sino que por el contrario se reelabora por su naturaleza de confrontación ante su audiencia.

Es el momento de que “c”olombia incluya seriamente en su sistema de oferta educativa y demanda laboral los cargos y funciones que el sector creativo y artístico ha desarrollado en su trasegar para enriquecer y vigorizar las capacidades humanas de nuestra sociedad, por ello la construcción de las cualificaciones artísticas y culturales son una necesidad imperiosa que permitirá que el mundo de lo creativo sea impulsor de movimientos desarrolladores de calidad de vida y a su vez valida que lo que hacemos es una cualidad favorable, distintiva y aportante al sistema humanístico y productivo para nuestro entorno social y cultural.

Soñado será el día en que la decisión individual de elegir vivir desde una profesión artística en este territorio sea un hecho que integre la alegría personal, el orgullo familiar y la admiración social en un acto de comprensión y apoyo al creador, validando su sentir y apreciando su intuición. No dejo de sostener firmemente la convicción que mejor es apreciar lo inventivo artístico y dejarlo educarse para crear, que graduarse en otra cosa para fracasar.@eldelteatro

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