Nuestra Gente / 8 de mayo de 2021

Té, la pasión que Stefannia Doria lleva en su ADN

Stefannia Doria le encanta hacer en vivos con expertos en té .

Miredvista.co

Esta samaria de raíces libanesas, próxima a graduarse en Sommelier de Tea, proyecta abrir un espacio para crear una cultura alrededor de esta bebida.

Antes de la pandemia, Stefannia Doria alcanzó a dictar talleres sobre el té.

Las historias que su abuela Elizabeth Bechara le narraba en Lorica alrededor de una taza de té quedaron impregnadas en la memoria de Stefannia Doria.

Recuerda que uno de sus tíos viajaba con mucha frecuencia al extranjero y cada vez que regresaba le traía a esta matrona cordobesa un sabor diferente de esta bebida.

A estas tertulias, que también podrían ser en Montería o en cualquier rincón de Córdoba, se sumaban sus tías y tíos, y ella, embelesada grababa cada historia que con los años serían los insumos para adentrarse en lo que está próxima a graduarse: sommelier de Tea del Institute Latinoamérica de Chile.

Para esta comunicadora social con maestría en Museología, que además es curadora del Museo Bolivariano, también está certificada de Tea blender de la escuela Gourmet argentina, es coach de té y bienestar de la Escuela Argentina de Té, toda una pasión que le fluye por su ADN. En el 2015 empezó en su cuenta de Instagram (@lunateacasm) a contar su experiencia con los té que compraba en los supermercados y almacenes de cadena.

A través de podcast narraba y recomendaba sobre sabores, colores y propiedades del té, entre otros, hasta que en el 2017 durante una feria en Bogotá se dio la oportunidad de paticipar en un taller de introducción del mundo del té.

El kit básico para los principiantes en la cultura del té.

En el 2019, y ya con una certificación, abrió su blog, que fue su punta de lanza para adentrarse en este fascinante mundo de esta planta lejana para nosotros, como lo dice la propia Stefannia, de la que aún hay muchas confusiones a su alrededor. Como creer por ejemplo que solo es la agüita que preparaba la abuela con toronjil o hierbabuena.

Cuenta que su objetivo es que siendo el té originario de China, cómo hacer que esa experiencia sea más cercana a la región Caribe.

“Es lograr cercanía con algo que está bastante lejano y que no pertenece a nuestra cultura, pero que puede conjugarse bien. Quiero que salgamos del té de bolsita que venden en los  supermercados y empezar a buscar el té de hebra”, asegura.

El Caribe –añade- tiene sabores que pueden combinar con el té. Por eso busco contar mi experiencia un día desde Montes de María, otro día en las Sabanas de Córdoba y el Parque Tayrona.

Stefannia también pretende sacar al té de ese estigma elitista y contar cómo disfrutarlo con la hoja completa para que el consumidor sienta incluso la mano de quien lo recolectó, lo preparó y el tiempo que le dedicó a todo ese trabajo artesanal.

En su Instagram cuenta que en la cultura árabe, e té se convirtió en la forma de interactuar con las personas más cercanas a su familia o círculo social con una  ceremonia tradicional, en la que el té negro se sirve en una tetera desde bastante altura, de esa manera toda la estancia queda impregnada del aroma de la menta que le agregan.

“Se dice que cuando tomas la primera taza de té con un árabe es para hacer negocios o eres un desconocido, cuando tomas la segunda lo haces como un amigo y, cuando tomas la tercera, lo haces como parte de la familia; siempre lo ofrecen como una forma de atender y alagar a los invitados”, escribe.

Por lo general cuando viaja al exterior acostumbra a comprar té para surtirse por varios meses, pero además, muchos fabricantes le envían sus productos para que los deguste y los comente.

A mediano plazo proyecta abrir un espacio para té en Santa Marta, en el que combine con el trabajo diario con exposiciones de pintura, literatura y música a través de Luná-tea-ca (Que pertenece o concierne a la luna, al té y al Caribe).

“Quiero vender té mezclado con elementos locales. Por ejemplo, un té negro con limón mandarino, un té verde con corozo. Todo está en proceso de diseño”, narra.

También quiere afianzarse en las capacitaciones y en los en vivo por sus redes sociales, que acrecentó en la pandemia, para transmitir esa pasión que le corre por las venas y que disfruta mucho más mientras observa la Sierra Nevada y el Parque Tayrona, eso sí, echando de menos sus primeros acercamientos con el té junto a su abuela Elizabeth Bechara.

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