Patricia Escobar
Columnista / 5 de febrero de 2022

Tenemos un mes….

Colombia es un mar de emociones locas que muchas veces nos apartan del foco que deberíamos tener para que, en forma conjunta, de verdad seamos, el mejor país del continente.

No podemos negar que hemos sobrevivido a la pandemia. El Gobierno Nacional saca pecho de ello, gastando millones de pesos en publicidad. Pero no podemos negar que navegamos en un mar de corrupción e impunidad que es más grave, más mortífero y más devastador que el mismo Covid.

Pero esa realidad se diluye entre la expectativa de posibles resultados de la Selección Colombia de Fútbol, entre las polémicas apasionadas sobre los resultados de los encuentros futboleros, entre el dolor por el accidente de un guerrero como lo es Edgar Bernal, o la hazaña del equipo Caimanes.

Siempre he defendido el deporte como una actividad digna de estar en la primera línea de los planes de Gobierno. Siempre he exigido apoyo para la práctica de todas las actividades deportivas que no solo es la Selección Colombia. Pero no se pueden aprovechar los éxitos, ni los fracasos deportivos para levantar una cortina de humo.

Colombia está al borde de una hambruna estilo africana; Colombia sigue agrandando las brechas entre sus habitantes. Cada día los pobres son más y los millonarios menos, pero más ricos. Colombia está siendo desangrada por los políticos, contratistas y vividores de siempre. Colombia está viviendo una inseguridad nunca antes sufrida y para rematar se han aumentado los actos terroristas, los secuestros, los asesinatos de líderes.

Pero también nuestro país se prepara para unas elecciones que deberían ser históricas, aunque se desarrollan desde hace muchos años: las elecciones para el Congreso.

Está más que claro que el órgano legislativo TIENE (así, con mayúscula) que ser renovado. Más del 80% de los actuales congresistas, escudados ahora en la pandemia, no hicieron nada por el país que los eligió, aparte de hacerse los de la vista gorda, o participar en su desangre.

Independientemente de quien sea el Presidente, en Colombia, es el Congreso quien marca el rumbo del país. Es allí donde se aprueban las leyes, donde debería hacerse el control político, donde se reparte el presupuesto nacional.

En marzo debemos elegir 108 Senadores y 187 representantes entre los 2.835 aspirantes agrupados en 22 listas oficialmente inscritas ante la Registraduría Nacional.

Cada ciudadano debería tener la oportunidad de estudiar esa cantidad de candidatos que aspiran a llegar al Congreso y debería tener la obligación de sufragar.

Tenemos un mes para estudiar. Podríamos comenzar por descartar a todos aquellos que quieren reelegirse y que han estado en el Congreso por años o por más de un periodo sin hacer nada por el país. El Congreso colombiano, según la encuesta Invamer, ha tenido una desfavorabilidad alarmante desde 2012 y bajo el gobierno Duque ha llegado a niveles del 87% de imagen negativa. Adicional, un estudio presentado a finales del año pasado identificó 108 candidaturas cuestionadas. Leyendo un poquito, podemos conocer los candidatos y elegir bien. Tenemos un poco más de un mes para tomar una buena decisión: hay que votar y votar bien.

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