Esta proteína, que el cuerpo humano produce de forma natural pero que empieza a desgastarse desde los 30 años, es clave en la  estructura de la piel, las articulaciones, el cabello y las uñas.

En nuestro medio escuchamos cada vez con más frecuencia que cuando una mujer madura se ennovia con un hombre más joven que ella, a manera de broma se dice que tiene “colágeno” nuevo, porque por lo general mejora en ella la apariencia de su piel y su cabello, y pareciera rejuvenecer. La expresión no aplica tanto al caso contrario, porque en los hombres suele ser menos evidente ese estado.

Pero comparar los efectos del enamoramiento en la adultez con los del colágeno tiene todo el sentido del mundo, porque pocas cosas tan beneficiosas para la piel como esa proteína que conforma la estructura del tejido dérmico y que tiene la propiedad de aportarle elasticidad, brillo y firmeza.

A medida que van pasando los años, especialmente alrededor de los 40, el tiempo comienza a pasar factura y esa proteína empieza a desgastarse. Eso se empieza a notar en la piel, que va perdiendo poco a poco brillo, tersura y elasticidad, para dar paso –aunque cueste aceptarlo– a las arrugas, paticas de gallo, bolsas, resequedad, marcas de expresión y manchas o zonas oscurecidas.

Ahora bien, al ser la proteína más abundante del cuerpo, el colágeno resulta ser el componente principal de los huesos y tejidos conectivos, como los tendones, los ligamentos, la piel y los músculos. Cuando baja su producción, la masa ósea disminuye y surgen problemas articulares.

Sin embargo, estos efectos se pueden reducir o moderar mediante el consumo de alimentos (caldo de huesos, piel de cerdo y pollo, carne de res y pescado, gelatinas) que ayudan a mejorar tus niveles o de los suplementos que se han vuelto muy populares en los últimos años, y que los hay por montones en el mercado.

A nivel de medios de comunicación se promueve con frecuencia el colágeno hidrolizado, que es obtenido a partir de la gelatinización e hidrólisis del tejido de animales. Los más utilizados con este fin son los obtenidos de los huesos y los cartílagos de vacas, cerdos, bueyes o toros. Su consumo puede ayudar a mantener los niveles de la proteína condiciones normales, lo que se traduciría en un mantenimiento de la firmeza y elasticidad de los tejidos blandos.

SEiS BENEFICIOS

1. Mejora la salud de la piel. Varios estudios han demostrado que los péptidos de colágeno o los suplementos que contienen colágeno pueden ayudar a retrasar el envejecimiento de la piel al reducir las arrugas y la resequedad. Además, pueden promover la producción de otras proteínas que ayudan a dar estructura a la piel, entre ellas, la elastina y la fibrilina.

2. Alivio ante el dolor de las articulaciones. El colágeno ayuda a mantener la integridad del cartílago, que es el tejido similar al hule que protege tus articulaciones. Su reducción aumenta el riesgo de desarrollar trastornos degenerativos como la osteoartritis y reducir el dolor.

3. Previene la pérdida ósea. Al disminuir el colágeno crece el riesgo de osteoporosis, que se caracteriza por una baja densidad ósea y se ha vinculado con un mayor riesgo de fracturas óseas. Según estudios, el consumo de esta proteína ayuda a inhibir la descomposición ósea que conduce a la osteoporosis.

4. Aumento de masa muscular.  Algunos estudios sugieren que los suplementos de colágeno ayudan a aumentar la fuerza y la masa muscular en personas con sarcopenia, una pérdida de masa muscular que ocurre al envejecer.

5. Beneficios para la salud coronaria. Si el colágeno no es suficiente, las arterias pueden volverse débiles y frágiles, lo que puede conducir a la aterosclerosis (estrechamiento) y por consiguiente ante riesgos de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.

6. Otras bondades. Se ha afirmado que los suplementos de colágeno promueven la salud del cerebro, el corazón y los intestinos, y además ayudan a controlar el peso y mantener el cabello y las uñas saludables. Sin embargo, actualmente la evidencia de estos efectos es poca o nula.