En la Nota / 24 de septiembre de 2022

El frenesí de los grandes conciertos se toma Colombia

El fin de semana pasado la banda inglesa Coldplay ofreció un concierto fuera de serie de Bogotá.

Patricia Escobar

Faltando tres meses para que termine el año, los conciertos de grandes artistas nacionales y extranjeros en Colombia están marcando un punto alto en la reactivación económica pospandemia.

No hay una sola explicación a lo que está sucediendo en el ámbito del entretenimiento en Colombia en este 2022. Al país han llegado algunos de los más grandes artistas del mundo con espectáculos costosísimos no solo para los empresarios, sino también para los asistentes. Y todos, de alguna manera, han sido exitosos.

Dua Lipa en el concierto que ofreció en Bogotá.

En Bogotá no han parado las presentaciones en este segundo semestre. Coldplay, Dua Lipa, Silvestre Dangond, Andrés Cepeda con 5 conciertos consecutivos, Maluma, Marc Anthony, Kiss, Nodal, Feid, Blessd, Madona y Karol G son algunos de los grandes que han llenado escenarios en la capital del país. Y se anuncian Guns N’ Roses, Bad Bunny, Ricky Martín, Harry Styles, Daddy Yankee y Ana Gabriel, entre otros.

La historia de Bogotá, guardadas las proporciones, se ha repetido en Medellín, Cali y en Barranquilla, donde Arjona batió varios records, y el dúo de Hansel y Raúl tuvo que hacer tres presentaciones seguidas, porque la primera que se había programado se prevendió con anticipación. Y para muchos conciertos, los seguidores por demorarse en la compra de boletas se quedaron con las ganas. No se pudieron hacer más presentaciones porque la agenda de los artistas estaba “copada”.

Según un informe reciente del Diario La República para lo que resta del año hay programados unos 140 grandes conciertos o eventos. Esto nunca antes se había vivido en el país, prácticamente un gran concierto por día en promedio.

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Si no hay plata, si estamos en crisis, si el país va mal, ¿cómo se explica que haya tantas conciertazos en el país, la mayoría de ellos con llenos a reventa?

Para algunos ese despertar asombroso del mundo del entretenimiento es la suma de varios factores: por la pandemia muchos eventos programados para el 2020 y 2021 fueron aplazados, y su reprogramación se hizo o está haciendo efectiva en este año. Segundo, para los espectadores, después de tantos meses de “encierro”, el deseo de salir, de compartir, de divertirse, se multiplicó y muchos hacen lo que sea para no perderse un show en vivo y en directo de su artista favorito. La mayoría de esos espectadores han afirmado que la pandemia les enseñó que la vida es un ratico y que hay que aprender a disfrutarla. “Por eso no podemos dejar de pasar las presentaciones de artistas que no gustan”, coinciden.

La mayoría de los grandes conciertos se han dado en Bogotá y Medellín porque en esas ciudades existen personas que pueden o entienden que ver un artista internacional cuesta. “Hay más gente y más público” comentó un empresario local. “En Bogotá pocas veces se cancela un evento, en la Costa muchas veces hay que hacerlo porque la boletería y los patrocinios no alcanzan a cubrir esos costos”, agrega.

Ricardo Arjona ofreció un exitoso concierto en Barranquilla.

Sin embargo, en Barranquilla se viene dando un crecimiento orgánico a pesar de que en la capital del Atlántico no hay buenos ni grandes escenarios, y los tributos que hay que pagar son de los más altos del país. La explanada y el Centro de Convenciones Puerta de Oro, que han albergado los más importantes eventos musicales que se han hecho en la ciudad, no son los mejores escenarios. Los costos de producción allí son más altos que los que se generan en un escenario habilitado para conciertos.

Cada evento de estos mueve millones de pesos en producción (renta de equipos y personal), logística, boletería, impuestos para la ciudad, venta de alimentos y bebidas, y según su importancia del artista, transporte, hoteles, restaurantes, reactivando así importantes sectores económicos de la ciudad y el país.

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