Familia / 12 de junio de 2021

Tres padres costeños que son 7/24 por sus hijos

Néstor Fontalvo, Germán Rodríguez y Walter Echavarría, tres padres costeños.

Miredvista.co

Un asesor en ventas, un guardia de seguridad y un estilista narran lo que para ellos ha sido la mejor experiencia de sus vidas: ser papás.

Germán Rodríguez y su esposa Clara Padilla junto a sus tres hijos.

El barranquillero Germán Rodríguez Medrano vive para y por sus tres hijos varones.

Egresado del programa de Análisis y Programación de Computadores de la Universidad Autónoma del Caribe, confiesa que la mejor experiencia de su vida ha sido el de ser papá, meta que cumplió junto a su esposa Clara Inés Padilla Caraballo, oriunda de Ciénaga de Oro y quien ejerce como docente y auxiliar de enfermería.

José Manuel de 15 años, Germán David, de 11 y Ian Francesco de 5, son el centro de atención de la pareja que ya lleva 18 años de casados y que han formado un “hogar lindo y feliz”, como dice orgulloso.

De la crianza, confiesa que se distribuye con su esposa para estar siempre ahí cuando lo requieran.

“Siempre les estamos enseñando cómo es la vida y que uno debe ganarse las cosas y trabajar por ellas. Y el mejor ejemplo nos lo han dado mis papás Germán y Bernabella.”, añade Rodríguez, quien vive en el barrio San José.

Este auxiliar de ventas de electrodomésticos en la Olímpica del barrio Miramar, cuenta que le encanta cocinarle a su familia, oficio que aprendió cuando quedó desempleado en la época en que nació su segundo hijo.

“Yo me meto a la cocina porque me encanta atenderlos, pero en los ratos libres, cuando no había pandemia, nos íbamos a la playa o a la piscina, pero por ahora no porque el virus aún está en el ambiente”, asegura.

Tanto para Germán como para Clara Inés el mayor deseo es seguir guiando a sus hijos por el camino correcto y por qué no, encargar unos mellos para que siga creciendo la familia, añade.

“Estoy feliz en mi trabajo y muy agradecido porque es una buena empresa, llevo cinco años vinculado y Dios permita que sean muchos más porque gracias al cargo que ocupo he podido sacar adelante a mi familia”, cuenta, al agregar que este domingo, Día del Padre, lo pasarán en casa los cinco.

Néstor Fontalvo y Carmen Isabel Boeia junto a sus hijas Shadia y Johana.

Las dos princesas de los Fontalvo

En la casa de Néstor Fontalvo Pianetta y Carmen Isabel Boiea la alegría es doble cuando están junto a sus hijas Shadia Michelle, de 15 años, y Johana, de 9, las princesas de la familia.

Nacido en Calamar (Bolívar) hace 38 años, Néstor se vino hace siete años a vivir a Barranquilla, y desde hace cinco, tienen un apartamento que aún están remodelando en el barrio 7 de Abril.

Y aunque ya los esposos Fontalvo no viven juntos, tratan de compartir en familia porque cada minuto cuenta, sobre todo por su trabajo como guardia de seguridad que hace más de dos años lo mantenía alejado porque debía permanecer en zonas muy distantes .

Él, que presta los servicios para la empresa Coopervian, dice que se siente orgulloso porque hace cinco años lograron comprar el apartamento que habitan Carmen Isabel, estilista profesional, y las dos menores y a donde él va con frecuencia.

Cuando habla de sus dos hijas no deja de sonreír: Shadia estudia para técnico dental y Johana Fontalvo, tercer grado. “Quiere ser médica”, confiesa de la menor.

Néstor dice que los cuatro tienen una muy buena relación: salen juntos a comer helado o se quedan en casa viendo una película.

 Cuenta que son muy unidos.  Tienen una muy buena relación. La mamá de sus hijos. Separados desde hace siete meses.

“Soy excelente cocinero, me encanta, y cuando tengo oportunidad, les preparo algo bien rico”, añade, y dice que este domingo, Día del Padre, trabajará en el horario nocturno.

“Ya habrá tiempo para festejar”, asegura.

El regalo para Walter

Walter Echavarría y su hijo Javier Danilo.

Javier Danilo tenía apenas nueve meses de nacido cuando llegó a los brazos de su papá de crianza, el estilista barranquillero Walter Echavarría Redondo.

Cuando se refiere a su hijo, que hoy tiene 9 años, cuenta que al principio le tocó aprender a preparar teteros, cambiar pañales y vigilar la tabla de vacunación.

Walter dice que  Javier Danilo fue un regalo de Dios. “Es un niño disciplinado, obediente y muy buen alumno. A veces es hiperactivo como todos los de su edad, pero hay que tenerle paciencia porque junto a mi mamá, Rosa de Echavarría, le hemos inculcado lo que aprendimos de mis padres”.

La mamá del niño que es sobrina de Walter y que se vio en dificultades económicas para criarlo, los visita con frecuencia y comparte en fechas especiales.

Este feliz papá, que vive con su familia en el barrio Simón Bolívar, dice que como muchos progenitores lo hacen, él trabaja 24/7 (las 24 horas durante los siete días de la semana) para garantizarle alimentación y educación a su hijo.

Por eso cada 26 de enero, en el cumpleaños de Javier Danilo, le compra pudín y comparte con algunos vecinitos.

 “Lo bonito de esta profesión es que me he rodeado de muy buenas personas y he ganado reconocimientos en Bogotá y luego en Barranquilla cuando me vine a vivir acá”, añade.

Walter asegura que su hijo ya sueña con estudiar ingeniería, meta que él ayudará a consolidar como todo papá responsable.

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