Empresariales / 12 de septiembre de 2020

Turismo caribe con múltiples opciones

La Casa Coraje, así se llama este hotel situado en Palomino, al sur de La Guajira, de la cantante y empresaria Naty Botero. Tiene una capacidad para 50 personas.

Patricia Escobar

Tres hoteles de esta región colombiana, situados en La Guajira, Valledupar y el Atlántico, marcan hoy la nueva tendencia ecológica, esa que muchos visitantes buscan para estar en contacto con la naturaleza.

No es una frase de cajón, ni una frase publicitaria: Colombia es un país bellísimo, con múltiples lugares para conocer y disfrutar. Un país que está lleno de historias, naturaleza, cultura, climas variados, gastronomía de todo tipo, artesanías maravillosas.

Es un país para descubrir, para reconocer, para visitar. La mega biodiversidad y la amabilidad de nuestros compatriotas ha sido reconocida por el mundo y ha comenzado a ser valorada por quienes aquí vivimos.

Adicionalmente, el turismo es un gran generador de empleo, un gran motor de la economía y un dinamizador de ciudad, que ahora pos pandemia, debería ser prioridad para una real reactivación.

Estudios recientes demuestran que los turistas del siglo XXI no solo buscan sol y playa, también están detrás de experiencias nuevas, de contactos con la naturaleza y sobre todo, buscan expresiones culturales y artísticas. Y en el Caribe sí que somos ricos en este aspecto.

La pandemia ha parado el turismo que tiene dos retos importantes en Colombia: recobrar la confianza nacional para que las personas tomen la decisión de viajar, y enamorar a los colombianos con ofertas de servicio y precio.

@miredvista trae hoy tres destinos, tres hoteles y tres opiniones sobre la nueva tendencia turística, donde lo ecológico, lo ambientalmente sostenible y el disfrute de la naturaleza son vitales.

EN PALOMINO, LA CASA CORAJE

Mágico es el adjetivo más corriente que puede escuchársele a quienes hablan de su experiencia en el Hotel Boutique de la cantante y empresaria colombiana Naty Botero en Palomino, corregimiento de Dibulla, en el sur de La Guajira.

Los huéspedes de La Casa Coraje tienen la opción de bañarse y tomar el sol en el mar, o en una amplia piscina.

Casa Coraje es el nombre del hermoso lugar que cuenta con cómodas y amplias habitaciones, una capacidad de albergue de 50 personas, hermosa terraza, zona de piscina, spa, restaurante y bar. Está ubicado estratégicamente frente al mar Caribe y muy cerca del río que le da nombre al corregimiento. Detrás, la imponente Sierra Nevada.

En medio de todas las categorías de hoteles, este particularmente ofrece una serie de atractivos y experiencias que mueve sensaciones, es amigable con el medio ambiente, trabaja de la mano de lo local, tiene tours diferentes y actividades ecológicas, como siembra de árboles que enganchan a los visitantes, o de conocimiento de la cultura, como visita a los artesanos y mamos de la región de la Sierra.

El hotel tiene un ambiente rústico y a la vez sofisticado. Las duchas son de caña de bambú y los trabajadores del lugar tienen fama de ser muy amables.

En época de máxima ocupación unas 10 personas laboran en la zona. Cinco de los cuales se han mantenido trabajando a pesar de que el hotel estuvo cerrado en estos últimos 6 meses. A diferencia de la mayoría de los empresarios del sector, Naty Botero, la propietaria de este paraíso, dice que sí tuvo ayuda y que por eso mira con optimismo la apertura que seguramente se dará en la primera semana de octubre, ya que ha recibo los protocolos y se encuentra lista para hacerlo.

Naty opina que les llegó la hora a los colombianos de conocer las maravillas de nuestro país, de comenzar a hacer turismo en sitios tan mágicos como Palomino, de apoyar efectivamente lo local porque es más barato, más fresco, más natural.

UN REFUGIO VALLENATO

En Valledupar, el hotel boutique Casa de los Santos Reyes es una joya colonial del siglo XVIII. Está ubicado en el centro histórico de la capital del Cesar, en el Callejón de Mahoma, a sólo dos cuadras de la tradicional Plaza Alfonso López. Cuenta con 8 hermosas habitaciones con una capacidad máxima de alojamiento de 20 personas.

En el hotel boutique Casa de los Santos Reyes en Valledupar no podía faltar el instrumento del famoso Festivallenato.

Su administradora, Cristina Zapata, dice que “nuestro hotel es una conexión con la historia, la riqueza cultural, la naturaleza, las tradiciones, un lugar donde se conjuga lo colonial con lo moderno con espacios verdes que realzan el placer del descanso y el silencio” Todo ello se ve reflejado en la delicada decoración de cada habitación y en las confortables áreas comunes con detalles que reflejan el arte local.

Pero esta belleza, como toda la hotelería en el país sigue cerrado desde el pasado 21 de marzo y no ve la hora en que se reabran los aeropuertos y se activen totalmente las terminales aéreas. “Nosotros estamos listos para recibir huéspedes, pero la ciudad todavía tiene restricciones”

La hamaca y los chinchorros y pintorescos cuadros que evocan la alegría de los vallenatos hacen parte de la decoración del hotel boutique.

En estos casi 6 meses de brazos cruzados, los 8 trabajadores que se necesitan para un funcionamiento al tope han estado preparándose para brindar a los visitantes un servicio superior al que suelen presentar; sus administradores se han dedicado a engrandecer lo detalles que cautivan del hotel, y los proveedores a confiar en que la actividad se reactive.

“Han sido tiempos muy duros, en lo que no hemos contado con ninguna ayuda. Esperamos que el futuro cercano sea mejor, pero para ello se necesitan dos cosas básicas que el sector púbico y el sector privado trabajemos de la mano, y que haya una fluida comunicación para avanzar unidos en la misma dirección”, afirma esta entusiasta paisa que vive enamorada del Valle de Uphar.

Para ella, es necesario un plan especial de promoción de la ciudad a nivel país primero que todo donde para el caso de su departamento, se potencialice el turismo ecológico, de avistamiento de flora y fauna, el turismo cultural sin aglomeraciones, generar confianza con experiencias únicas.

LA CASITA AMARYLLA DE PITAL

Del Departamento del Atlántico  (aunque algunos de esta región del país no lo crean)  tiene muchos lugares que son dignos de ser visitados, y que nos permiten un disfrute con la naturaleza increíble.

En Casita Amarylla, como se llama este hotel, plantas y árboles frutales le dan un toque único.

En Pital de Megua, corregimiento del municipio de Baranoa, hay un hotel que desde que se puso en marcha, le cambió la vida al lugar donde se elaboran los famosos pasteles.

Casita Amarylla, de propiedad de Mauricio Cherker, en la Finca el Paraíso tiene 9 habitaciones y puede albergar hasta 20 personas. Ofrece un turismo de experiencias. Por ahora hay 9 tipo de experiencias que se deben disfrutar en grupos de 10 personas como mínimo. Una de esas experiencias es el senderismo con caminatas o paseos a píe o bicicleta.

Los visitantes, al momento de llegar al hotel, reciben una misión de “tipo investigativo”. A través de una teatralización, los huéspedes, en su rol de detectives deberán desplazarse por una zona de 15 kilómetros a la redonda, buscando testimonios que le permitirán una aventura distinta y les hace conocer la zona, su gastronomía, sus paisajes y la cultura.

Ofrecen también el servicio de pasadía, pero con previa reserva ya que la experiencia gastronómica es distinta y maravillosa ofreciendo platos de la región elaborados en forma más sofisticada sin perder la esencia de lo local. Por ejemplo, a los pasteles típicos de Pital de Megua les agrega algunas yerbas para darles un sabor particular. En su cocina también preparan comida vegana.

La casa, finca, u hotel es totalmente amigable con la naturaleza. Llama la atención desde lejos no sólo por el color con el cual fue pintada la fachada, si no por los árboles frutales y florales que la enmarcan. Y cuando uno ingresa, además de paz, se delata con los olores de especies, esencias, frutas y alimentos de la región.

Los huéspedes pueden dar largas caminatas y disfrutar de juegos en medio de la naturaleza.

Cada espacio cuenta con detalles que demuestran que el buen gusto no choca ni con la sencillez, ni con lo local, ni con lo sencillo.

A raíz de la pandemia y el cierre obligado del hermoso lugar, “nos trajimos para Barranquilla la experiencia gastronómica”, asegura Mauricio quien confía en que pronto se podrá volver a ese lugar mágico, que ha defendido y luchado a pesar de no haber tenido ningún apoyo oficial.

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