Patricia Escobar
Columnista / 25 de marzo de 2023

¿Y si atacamos el consumo?

Barranquilla y su Área Metropolitana amanecen cada día con una noticia luctuosa. Todos los días hay un asesinato y las masacres, tan lejanas a esta zona hasta hace pocos años, no dejan de sorprendernos periódicamente. Los robos a mano armada, los atracos, las amenazas y las extorsiones son “el pan de cada día” en lo que hasta hace poco era un remanso de paz.

En los últimos meses, en la capital del Atlántico han ocurrido cuatro masacres. En enero se registraron 74 homicidios; 21 de ellos se registraron en los cuatro días de Carnaval sin que, por fortuna, ninguno haya ocurrido en medio de las actividades festivas. Las cifras siempre van en aumento. Y los barranquilleros ya tenemos miedo. Y no hay nada que paralice más que eso.

Según el Observatorio de Seguridad Ciudadana de la Universidad del Norte, el problema de inseguridad ha venido creciendo en los últimos años. “En comparación con 2021, en la ciudad crecieron los casos de hurtos durante 2022 en la mayoría de sus modalidades: a personas (41%), a entidades financieras (109%), a comercios (17%) y a automotores (21%); mientras que la extorsión registró un aumento de 150%, al pasar de 157 a 392 casos denunciados”.

Las cifras, tomadas del Observatorio del Delito de la Dijin de la Policía Nacional, revelan que los otros dos delitos que crecieron en número de casos son lesiones personales (11%) y violencia intrafamiliar (18%).

El mismo informe señala que “en el caso de homicidios, Barranquilla mantiene una tasa de 25,4 por cada 100.000 habitantes, por debajo de ciudades equiparables en la región Caribe, como Cartagena (33,5) y Santa Marta (34,6). El informe señala que, pese a la reducción de homicidios en Barranquilla y Soledad, en otros municipios del Área Metropolitana se evidenció un repunte en los registros de homicidios, puntualmente en Malambo (52%) y Puerto Colombia (89%).  

Las cifras mantienen angustiados a los habitantes de la capital del Atlántico, pero las “explicaciones» de la Policía generan peores sensaciones. La mayoría, por no decir todos los caos, son adjudicados al microtráfico y a la disputa por territorios para comercializar drogas.

El Atlántico es el único departamento de la Costa Caribe donde no se cultiva coca y parece ser que es el único donde no hay laboratorios para su procesamiento, pero tiene puerto y por eso es un territorio apetecido por los mafiosos para exportar sus productos.

Sin embargo, a pesar de que sale mucha droga, todo indica que el consumo en esta región es altísimo. Hace poco se incautó un cargamento de 400 kilos de coca y 48 armas de fuego. Según las autoridades, esa droga estaba destinada al consumo “interno”.

Ahora bien, yo me hago esta reflexión: mientras haya consumidores habrá vendedores, mientras sea ilegal consumirla, el tráfico se incrementará y abrirá sus tentáculos para conseguir más “clientes” cada día, entonces ¿por qué no comenzamos por matar la culebra por la cabeza y trabajar en prevención del consumo?

En los hogares y en las escuelas hay que trabajar en prevención, mientras las autoridades encuentran la manera de acabar o meter en cintura a los jefes y secuaces de las bandas que están acabando con nuestra ciudad, con nuestra tranquilidad.

Fomentar la autoestima, mantener una buena comunicación con los pelaos, estimular que tengan una conducta responsable, conocer las actividades que realizan, fomentar actividades de ocio en deporte y cultura, y hablar sobre las drogas son pequeñas dosis que, aplicadas diariamente y a toda la población, evitará nuevo consumidores y nuevos clientes para el negocio más asesino que conocemos.

Y para los mayores de edad, los estudiantes universitarios, fomentar las practicas deportivas y el desarrollo de talentos artísticos debe ser una obligación de cada centro educativo, mientras el Gobierno lo impone, cuando sea consciente de que esas dos herramientas son las mejores para mantener a raya a los asesinos de las drogas.

La inseguridad se combate desde distintos frentes, y no es responsabilidad de una sola persona o de una sola institución. Eso no se nos puede olvidar.

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