Patricia Escobar
Columnista / 2 de octubre de 2021

Necesitamos hablar

Hay muchas bondades en el nuevo programa de Tv que le ha dado la oportunidad a los adultos mayores de expresarse musicalmente. Las historias de vida, que son las historias de vida de muchos de los televidentes; el talento represado por años porque “había que trabajar en algo que diera dinero”, y el amplio catálogo musical que existe a pesar de que ya no suena en la radio son algunas de las hermosas cosas que cada noche une a la familia frente al televisor en todos los rincones del país.

Pero hay algo más que por lo menos a mí, me ha llamado poderosamente la atención, y que podría ser motivo de investigación para psicólogos, sociólogos y expertos en comportamiento humano, y es la necesidad que expresan los concursantes cada vez que están frente a las cámaras. Todos, en mayor o menor medida, hablan hasta por los codos.

Antes de sus presentaciones y después de las mismas, las palabras les fluyen como arroyos represados. No importa si pasan o no: agradecen, se muestran felices, cuenta historias, narran cuentos, hablan y hablan, hasta el punto que, en algunas ocasiones, se nota que la producción aplica aquello de “córtales el chorro”.

Esa necesidad de hablar, de expresarse no puede pasarse por alto. Demuestra que los adultos mayores, y seguramente como ellos, muchas más personas están sufriendo de los interminables silencios, de la ausencia de encuentros, de la falta de charlas profundas o ligeras.

La conversación tan necesaria en los humanos, se está acabando. Los casi dos años de encierros y aislamientos por culpa de la pandemia, lo que hizo fue profundizar una situación que ya se había hecho presente por culpa de las redes, el exceso de trabajo, la lucha por tener, tener, y tener.

La inseguridad también es culpable. Las terrazas que en la región Caribe eran los escenarios propicios para una buena conversación, una agradable tertulia, la conversación con amigos, conocidos y hasta transeúntes ocasionales, primero se convirtieron en jaulas y después olvidadas porque la gente comenzó a refugiarse en el interior de la vivienda.

Quienes más han sufrido esos aislamientos son, sin lugar a dudas, los adultos mayores: los abuelos a los que ya los nietos no recurren a escuchar sus historias; los padres mayores de 60 que no encuentran interlocutores entre sus hijos o familiares jóvenes; y los solterones y viudos que han perdido a su compañero o compañero, o a sus más preciados amigos.

La virtualidad no ha ayudado mucho. A los mayores no les gusta mucho la frialdad de los computadores y del celular que no les permite ser ellos.

En Colombia hay aproximadamente 5 millones de personas mayores de 60 años. La mayoría de ellas no trabaja porque en Colombia, los mayores de 50 son prácticamente “desechables”. Y aunque algunos de ellos son pensionados o sea pueden vivir de lo que ahorraron en su época productiva, la mayoría no lo son, y la soledad se convierte en una compañía molesta y destructiva.

La conversación es una forma de comunicación, en la cual, dos o más personas intercambian ideas, sentimientos, opiniones y conceptos, logrando así, transmitir sus pensamientos. La conversación es uno de los pilares fundamentales de la sociedad, y de ahí radica su importancia. Gracias a que somos capaces de conversar, los seres humanos somos capaces de evitar conflictos, e igualmente los resolvemos.

Cuando conversamos nos “deshagamos” y lo que uno ha visto entre los participantes en el programa es que además de cumplir el sueño de cantar, además de cumplir su deseo de ser reconocidos, los participantes, muchos de ellos, se han desahogado expresándose sin tapujos sobre lo humano y lo divino.

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