Nuestra Gente / 1 de octubre de 2022

“Cualquier ayuda a mi comunidad, por mínima que sea, vale oro”, dice lideresa wayuu

La lideresa Evelyn Acosta con símbolos pintados en el rostro que representan varias manifestaciones de la naturaleza.

Zoraida Noriega

Evelyn Acosta pertenece al clan de la etnia Ipuana, es trabajadora social con maestría en derechos humanos de la Universidad La Salle en Bogotá. Es una de las mujeres indígenas más aguerridas en los 18 años que lleva como líder. En este mes viaja como docente invitada por la Universidad de Deusto, en Bilbao, España.

Evelyn Acosta Gutiérrez es wayuu de la zona del Cerro La Teta, La Guajira, que pertenece a uno de los 30 clanes de la etnia: el Ipuana.

Durante una de charlas como invitada de la Universidad de La Guajira.

De su madre, una valerosa mujer cabeza de hogar, lideresa toda su vida y representante legal de la Asociación de Autoridades Tradicionales Wayuu (Mareiwayuuguama) no solo heredó el talante y seguir luchando por mantener viva la tradición, sino defender los derechos de su comunidad y la madre tierra.

Es trabajadora social y tuvo la oportunidad de hacer una maestría de derechos humanos, a través de una beca indígena, en la Universidad La Salle en Bogotá; y cuando tuvo la oportunidad de trabajar, se pagó su especialización en la Universidad del Magdalena.

Evelyn además de pertenecer a dicha asociación de la zona, es también uno de los miembros activos de la Organización Fuerza de Mujeres Wayuu e integrante de la Red Internacional de Mujeres Indígenas sobre Biodiversidad de América Latina y el Caribe.

Durante 18 años de experiencia en el liderazgo y trabajo comunitario, su vida ha sido contra reloj. Además de dedicarle tiempo a su hija de 5 años, se la pasa durante toda la semana moviéndose entre Barranca, Maicao, Riohacha y Uribia. 

A mediados de octubre y en calidad de docente viaja a Bilbao, España, invitada por la Universidad de Deusto, donde ya había estado hace dos años como becaria de un programa del alto comisionado para pueblos indígenas.

Eso sí, dice que aunque no es hablante de su etnia, aclara que la wayuu “no es un dialecto, sino una lengua indígena, un idioma”.

“Aparte de gestionar y velar por los intereses de la comunidad indígena, en la asociación hemos tenido la oportunidad de articular trabajos con aliados estratégicos, como por ejemplo, con la fundación Colombian American Good will, del estado de New Jersey, EEUU a la cual también pertenecía mi hermana Lili recién fallecida”.

Frente a una de las pinturas que hizo una artista a las lideresas.

Explica que la  Organización Fuerza de Mujeres Wayuu viene funcionando desde el año 2006 y la Asociación de Autoridades Tradicionales, a la cual Evelyn pertenece, desde 1995.

“Somos las mujeres las que lideramos procesos, de gestionar, de luchar  día a día por nuestros derechos, como por ejemplo, que la politiquería no nos imponga maestros y proyectos. Porque hubo un tiempo que nos iban a cambiar en nuestro territorio los profesores de los colegios. No opusimos, porque dentro de la ley de educación hay un tema especial para docentes indígenas. Y lo logramos”.

“Nos  ha tocado afrontar y gestionar, porque cualquier cosa que suceda en la familia, nosotras somos los que damos la cara: si hay un enfermo o si hay que brindar ayuda de tipo alimentario, etc”, dice la lideresa sin antes advertir que el Cerro La Teta, tiene su propia asociación y que como tal, ella no puede mandar en el territorio de otros.

A la pregunta qué ha logrado como lideresa comenta:  “Muchas cosas. Como por ejemplo, posicionar políticamente un proceso de defensa de los  derechos del pueblo wayuu en torno al territorio, hemos hecho campañas de visibilizar todo lo relacionado con el arroyo Bruno, del Río Ranchería, que desvió la empresa Cerrejón. En lo personal, estoy relacionada como consultora con el tema de derecho basada en género de grupo étnico; estamos acompañando a docentes en un proceso de formación en cuanto a lo ambiental, también avanzando en la educación sexual que es un enfoque intercultural y gestionar sistemas de agua para la comunidad, entre muchos otros”.

Es consciente que en la comunidad hay muchas necesidades como la falta de alimentos, agua, acceso a servicios de salud, oportunidades laborales, por mencionar algunas.

Las figuras en el rostro de la mujer wayuu son realizadas con una sustancia que es una mezcla de agua, con una tiza denominada pali´isa, un preparado que se obtiene de un árbol del mismo nombre.

Reconoce que con el actual Gobierno en los wayuu hay esperanza “porque allí tenemos indígenas que han luchado junto con nosotros, también organizaciones aliadas que en su momento nos ayudaron a defender territorios, personas que trabajaron en esas organizaciones ambientalistas que hoy hacen parte del proceso gubernamental, aunque sabemos que todo no va a ser de un día para otro”.

“Es que cualquier ayuda, por mínima que sea para la comunidad vale oro para nosotros”, apunta.

Sobre el cuál ha sido el aporte cultural, el legado ancestral del pueblo wayuu, en la actualidad, a la sociedad venezolana opina: “El pueblo wayuu es binacional, eso marca diferencia. No es lo mismo referirse a un wayuu venezolano que a uno colombiano. El conflicto armando de que hemos sido víctimas en Colombia no es consciente el pueblo wayuu que tiene  territorio en Venezuela. En el tema de intercambio con los del país vecino, nos toca hablarles del conflicto, cuáles son los actores”, comentó por último Evelyn.

+ Noticias


Rosario y Yatra reinventan un clásico
Andrés Ortega y su pasión de captar con su cámara momentos inolvidables de perros y gatos
La nobleza de un paraguita
Receta fácil y rápida: torta de plátano con bocadillo y queso