En países como España, emitir ruidos en la mesa es sinónimo de mala educación. Foto: Freepik
En algunos países es un gesto muy polémico, mientras que en otros es señal de agradecimiento.
Hacer ruido mientras saboreas unas pastas o tomas sopa o alguna bebida es para muchos países occidentales como el caso de Colombia, un comportamiento de mala educación.
“Oyeee, qué son esos modales”, o “Ay, la cuchara te vino con sonido”, “son algunas de las frases que le puede decir alguna persona que lo escuche en la mesa para reprobar sus malos hábitos.
Así ocurre en otras culturas como la española, en la que este tipo de gestos son sinónimo de mala educación.
El asunto tendería a complicarse cuando compartimos con personas son el síndrome de mifosonía, que son aquellas que tienen aversión a los sonidos que consideran irritantes para ellos.
Pero si para muchos o millones de personas es cuestión de mala práctica, sepa que en China, Japón y Corea del Sur es una forma de felicitar a quien preparó los alimentos.
Un estudio franco-británico citado por El Confidencial afirma ahora que «sorber» le daría un mejor sabor a nuestra comida. Vamos, que no estamos sacándole suficiente partido a nuestro sentido del gusto.
La publicación de la revista International Journal of Gastronomy and Food Science concluyó que “comer mientras se hace ruido aumenta el disfrute de la experiencia”, según los investigadores.
Para el chef Josef Youssef, fundador de Kitchen Theory, la idea tras este gesto es mostrar que un plato resulta tan apetitoso que la persona no ve la hora de que se enfríe para comérselo, por eso se empieza a sorber.
A esta definición llegaron luego de reunir a 207 voluntarios occidentales para que comieran sopa de verduras. A un primer grupo le sirvieron en cuencos, y a otro con una cuchara en un plato.
Al principio, los investigadores les pidieron que tomaran su sopa como acostumbran y que luego la sorbieran antes de entrar a calificar el menú.
Los observadores analizaron los movimientos de cada comensa, y al final, descubrieron que la mayoría la sopa en un tazón porque, “el sabor era más intensa mientras la sorbían”.
Los expertos concluyeron que la experiencia misma que supone comer, no es solo una cuestión de gusto inflexible.
“En este proceso que hacemos a diario intervienen numerosos factores y, de hecho, durante el mismo se estimulan los cinco sentidos. Resulta que las papilas gustativas solo permiten percibir ciertos sabores, tanto es así que los expertos consideran que el gusto también es una cuestión de olfato”, añade El Confidencial.
Este proceso de apreciar la comida también está relacionado con la vista y el tacto (como cuando comemor algo crocante), por lo tanto, el lado emocional de los alimentos juega un papel importante en su apreciación.