Muha gente prefiere disfrutar ver una buena película en la gran pantalla, como una forma de perder la tradición.
Pese a la aparición de plataformas de ‘streaming’, que cada vez van en aumento, y aunque hoy los teatros modernos no son como las originales, aun es común ver gente asistiendo a disfrutar de una buena película.
Adriana, Mary, John y Luis, son cuatro jóvenes amantes del cine que asisten a sus salas preferidas motivados por las exhibiciones de las películas de moda o, como dice algunos de ellos, movidos por la presión social.
Lo cierto es que el otrora rey de las artes visuales, conocido como el séptimo arte, se niega a desaparecer de los escenarios barranquilleros, y ello por cuenta, justamente, de quienes aún disfrutan viendo una película con amigos o solos.
Si bien la declaratoria de pandemia por Covid 19 alejó a las personas de las salas de cine y ello, no se ha recuperado del todo, lo cierto es ahora la gente asiste más para ver una película, desde que se abrieron las salas de cine después de la cuarentena.
“Ahora, hay más gente yendo a cine que hace dos años. Considero que ha aumentado de manera importante en los últimos dos años”, dice John, quien asegura que son las personas más jóvenes, de entre 18 y 32 años, quienes asisten a las salas de cine. “La gente mayor muy poco asiste a esta diversión”, apunta.
Pero cuando habla de las personas mayores quizás se refiera a las generaciones que le antecedieron a él y sus amigos, como sus padres por ejemplo, quienes disfrutaban de estos espacios de entretenimiento en condiciones muy diferentes.
La primera de las diferencias son las salas de cine, que anteriormente eran enormes con capacidad de público casi o más de tres veces que las actuales. Eran salas con pantallas enormes ubicadas en teatros exclusivamente construidos para ello.
Y es que recordar las épocas en que en Barranquilla se hacían enormes filas para ingresar a cine un sábado o domingo por la tarde, es recordar la época no solo de buen cine, sino de experiencias vividas alrededor de ello que desaparecieron definitivamente.
Actualmente las salas de cine quedaron reducidas a espacios limitados al interior de un centro comercial. Las filas en las calles, a las fueras de los teatros, son historia, como lo son las ventas de crispetas, platanitos y papitas fritas, refrescos y demás chucherías que eran sinónimo de ir al cine.
Pero también ha cambiado la motivación para ir al cine. Anteriormente las barras de amigos planeaban desde el lunes una ida al cine el fin de semana, y era emocionante ver como pasaba cada día y se acercaba más el de ir a cine. Otra motivación era asistir en compañía de la chica o chico que les gustaba a los jóvenes en ese momento.
Y por supuesto que una de las motivaciones era la cartelera que presentaban los diferentes teatros, que garantizaban lleno total dependiendo de la sala que exhibiera la cinta de mayor atracción.
Para nuestros jóvenes consultados la gente, actualmente, va a cine dependiendo de la cartelera, o por presión social, como afirman John y Luis.
“Porque alguien hace un comentario de cortos que han visto en redes, y eso se vuelven viral, justamente por los comentarios y la gente siente la necesidad de ir para ver porqué se habla tanto de tal o cual película y para también hablar del tema en sus redes sociales”.
Aunque las filas de antaño, las que se hacían en las calles, a las afueras de los teatros ya no se verán más, actualmente sí se hacen largas filas para el ingreso al cine, aunque ahora existen las llamadas taquilla rápidas en las que las personas pueden pagar con tarjetas, incluso pueden hacer el pago de sus entradas en línea y cuando llegan a la sala no tienen necesidad de hacer filas.
“Pero la cantidad de personas se hacen más evidentes de acuerdo a la hora de la función”, sostiene Luis.
Anteriormente las salas eran iguales o muy parecidas en todos los teatros. Actualmente los aficionados al cine acuden al sitio dependiendo de las salas porque hay algunas que no están en buenas condiciones.
“Pero también hay personas que no se fijan en eso. Yo, personalmente, prefiero ir a las cines que tienen salas VIP por la atención que le pueden dar a uno como espectador”, asegura Luis.
Otra diferencia de las idas a cine de antaño con las modernas o actuales es que los muchachos tenían los teatros en sus barrios, no existían los centros comerciales y tenían la opción de ver película de moda o las de temáticas del gusto de cada quien, así podían existir las películas de vaqueros o pistoleros, las musicales, las románticas, las policíacas o las legendarias de lucha. Y eran películas que se podían ver durante todo el año.
“Actualmente la gente va más a cine en temporada de vacaciones, pero creo que va mucho más cuando hay estrenos que son en mayo, agosto y diciembre”, asegura Adriana.
Luis y Adriana aseguran que la última película que vieron fue La Sirenita, y que fueron motivados más que todo por ver si la historia era la misma. Aunque también les llamó la atención el tema de la inclusión porque si bien es la misma historia de la película original, en esta oportunidad la sirenita es una niña de color.
Conocedores de cine y de cartelera, aseguran que las más taquilleras de los últimos meses han sido Mario Brosse, Guardianes de la Galaxia y Rápido y furioso.
“Es divertido ir al cine con los amigos y charlar, comentar la película, hablar de cine y de lo que se dice de las películas”, asegura Adriana, quien agrega que “en ocasiones la película es sólo la excusa”.