Dr. Rodolfo Vega Llamas
Columnista / 10 de febrero de 2024

Abrazar la soledad

Ese deseado en ocasiones de estado de aislamiento y voluntario, donde tu única compañía eres tú; ese encuentro contigo mismo, conocerte a ti mismo, reflexionar sobre tu vida, bajo el prisma de tu propia autocrítica, sincera, honesta, reflexiva, es importan. Te enseña ver tus errores y tus cualidades, y te darás cuenta que tan autosuficiente eres; seguramente te da miedo la soledad porque sientes que no puedes o que no tienes la capacidad de sobrevivir sin la ayuda de los demás, pero cuando pasa el tiempo a solas, descubres que realmente somos menos dependientes de lo que pensamos. Esto mejora tu autoestima y te prepara para otros retos.

Lo importante es no dejarte sentir solo emocionalmente y sumirte en la tristeza del abandono. No se trata de eso, ya que esta sensación puede obstaculizar la adaptabilidad cerebral y la generación de nuevas células cerebrales, que predisponen a sufrir enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, la demencia y el Parkinson.

Te hablo de esa soledad que te ayuda a conectar contigo mismo, a pararnos a pensar en lo que queremos, en nuestros proyectos; hace que estar con otras personas sea una elección y no una necesidad desde la huida.

En ese momento de soledad, escucha tu cuerpo, reinvéntate, organiza tus prioridades, hazte preguntas sobre tus pensamientos y reconoce tus miedos. En ocasiones, momentos de soledad, puede ser una experiencia enriquecedora si aprendemos a disfrutar de nuetra compañía.

También es importante saber qué soledad quieres, la social, relacionada con amistades y relaciones sociales; la soledad familiar, esa que tiene que ver con él entorno familiar y la soledad romántica, en cuánto a la ausencia de relaciones afectivas íntimas.

Recuerda que un momento de soledad es encontrarse con uno mismo. Un encuentro de lazo fuerte no es buscar un vacío por dentro, como dice Sócrates: ”hasta que no te sientas cómodo estando solo, nunca sabrás si estás eligiendo a alguien por amor o por soledad”. No olvides que la soledad y el acompañamiento son contrarios pero van unidos en una relación dialéctica.

Hay personas que se sienten solos aunque estén con mucha gente, eso es falta de interés o la propia dificultad de establecer relaciones sociales.

Soy consciente que la soledad en la vejez enferma, no es buena para la salud mental.
Al anciano hay que acompañarlo, porque puede entrar en depresión, ansiedad, deterioro cognitivo y mayor riesgo de mortalidad. Es casi que un riesgo grave de salud pública.

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