Juan Alejandro Tapia
Columnista / 2 de noviembre de 2024

Caparrós

Vaya si la vida es una mierda. Leo en la prensa española que el escritor argentino Martín Caparrós tiene esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y le quedan pocos años de vida. Lo leo porque es él el que lo cuenta, y lo hace de una manera tan tranquila y directa que estremece, como todo lo que cuenta Caparrós desde que comenzó a contar cosas en la prensa hace medio siglo y contó la aparición del pie congelado de un montañista en el Aconcagua. Le cuenta Caparrós al periodista que lo entrevista que subirse a la cama ya es un deporte extremo para él, llevarse la comida a la boca, rascarse la espalda, ni hablar de lo demás, pero que todavía puede mover los dedos para escribir. Y nadie se lo pregunta, pero él aclara, porque hay que aclararlo antes de que alguien lo pregunte, que su cabeza funciona mejor que siempre, lo que hace más brutal y literaria una enfermedad en la que el cuerpo se autodestruye mientras el cerebro sigue paso a paso lo que ocurre como si fuera con otro. Tan de mierda que de lo contrario daría para una crónica de Caparrós, la mente más filosa y analítica del periodismo hispanoamericano. Y resulta que sí, que hay una crónica ahí, y Caparrós no podía dejar pasar la oportunidad de escribirla, y lo hace en forma de memorias con Antes que nada, un libro en el que narra y reflexiona sobre lo mismo que nos ha venido contando hace cincuentaitantos años: su vida. Que es lo único de lo que un escritor honesto consigo y con sus lectores puede escribir: la vida propia. Esa que se le escapa de las manos a Caparrós y que ahora seguirá adelante sola, por su cuenta, en las palabras de ese libro y en todas las que ha escrito, y lo dejará atrás incluso a él, que es quien la ha vivido. Y este es otro de los temas del libro: los recuerdos y la realidad, dos licores mezclados en la coctelera caprichosa de la memoria, que los agita a su antojo combinados con imaginación, prejuicios y opinión antes de servir una historia impactante, contable. Como ha sido la vida de Caparrós para todos los que esperamos semanalmente saber algo de él, que nos cuente sobre la palabra mosca o nevera o derecha o judío o arena o la que sea, ya que parece conocerlas todas, o nos ilustre desde el futuro de nuestro pasado sobre cómo era El mundo entonces. Ese mundo que gracias a gente como él es menos de mierda.

+ Noticias


Los mensajes de los ángeles
Nueve equipos que lograron ser campeón en Junior
“Las mujeres siempre tenemos algo qué contar”, dicen participantes del Caribe Cuenta
El cáncer del cuello uterino sí se puede prevenir