Valentina Olano en uno de sus muchos viajes por Europa.
Valentina Olano Wightman, políglota, teóloga, músico y especialista en mercadeo, representará al departamento en el Concurso Nacional de Belleza 2025.
En nuestra edición 247 del 21 de septiembre del año pasado, MiREDvista publicó una entrevista con Valentina Olano Wightman para destacar su talento musical y vocación de servicio especialmente para trabajar por la comunidad latina en Estados Unidos.
El miércoles de esta semana, esta joven de 23 años, de 1.73 de estatura, políglota, relacionista con especialidad en mercadeo, con estudios de teología y maestría en consejería cristiana, sorprendió al ser nombrada como Señorita Atlántico 2025-26, algo que no estaba entre sus planes más inmediatos.
El nombramiento fue por decreto y sin tantos espavientos. Valentina, a quien la llaman cariñosamente ‘Titi’, cuenta con el respaldo de sus padres el cirujano bogotano Juan Carlos Olano y Karen Wightman Corredor, quien como virreina de belleza, por el Atlántico, representó a Colombia en Miss World celebrado en Londres.
Ni su hermana mayor Valeria y ni sus padres pudieron acompañarla, en ese gran día en Barranquilla porque se encontraban en Turquía, donde Juan Carlos estaba cumpliendo con compromisos profesionales.
Valentina, estuvo acompañada de Victoria, la menor de la trilogía Olano, que también es compositora y cantante.
Es que la música ha sido siempre una de las grandes pasiones de la nueva soberana de la belleza. Es soprano, toca piano y el violonchelo, aptitudes que mostró en la noche de su designación en medio de aplausos de los asistentes.
Considera que el reinado para ella es un reto, también una buena plataforma para mostrar su talento y sobre todo, poder cristalizar unos proyectos con los que ha venido soñando. Uno de ellos está enfocado en el turismo, y los otros en la parte educativa y en un voluntariado para el Atlántico. Mi vocación de servicio es inquebrantable, como reina quiero marcar la diferencia, por eso me vine a Barranquilla con una meta muy clara”
“Años atrás me venían proponiendo ser Señorita Atlántico, pero no sentía que estaba preparada, pero Dios me fue abriendo puertas y cuando me volvieron a llamar, hice el casting y lo gané”, dice.
Una de las misiones de Valentina cuando está en Miami es visitar centros penitenciarios para escuchar a los prisioneros y llevarles una voz de aliento. “Es compartir la esperanza que tenemos en Dios con ellos, ayudarlos a ver la vida desde otra perspectiva, es motivarlos; no solo buscar a Dios, sino encontrar la paz y el arrepentimiento”.
Ella nació en Miami, pero dice que “solo me siento en casa cuando vengo Barranquilla, donde ya estoy instalada. Soy de sangre y de corazón colombiana, atlanticense y barranquillera”.