Aceptar que nos equivocamos no es señal de debilidad. Es señal de liderazgo. En un mundo donde todo el mundo quiere vender, pero pocos se detienen a escuchar, una disculpa auténtica puede ser el mejor imán para recuperar la confianza de tus clientes.
Durante años trabajé vendiendo publicidad. Aprendí mucho, fallé bastante, pero sobre todo entendí algo: los negocios que perduran no son los que tienen más seguidores, sino los que aprenden a retener. Hoy, como coach empresarial, acompaño a dueños de pequeños negocios que quieren construir marcas memorables y sostenibles. Y hay una verdad que nunca cambia: cuando un cliente se va, algo dejó de funcionar.
Pero hay buenas noticias: no todo está perdido. Reconquistar a un cliente también es estrategia. Y comienza con una conversación honesta.
¿Qué puedes hacer hoy para retomar el contacto con quienes alguna vez te eligieron?
Recuerda: no se trata de vender, se trata de volver a conectar. A veces, un “perdón, fallé” abre más puertas que un “compra ya”.
En tiempos de automatización, algoritmos y respuestas prediseñadas, lo verdaderamente extraordinario es seguir siendo humanos. Y en los negocios, como en la vida, las relaciones que más valen son las que sabemos reparar.
Si este artículo te hizo pensar en alguien a quien deberías escribirle hoy, compártelo. Tal vez también le sirva para reconstruir algo valioso.