Empresariales / 31 de octubre de 2020

El nuevo desafío de Juan David Posada

Miredvista.co

El modelo paisa, que muchos recuerdan como participante del reality El Desafío en tres ocasiones, vive desde hace cinco años en Barranquilla, donde se dedica al diseño de muebles para exteriores.

El modelo, atleta y empresario dice que el diseño de interiores siempre le apasionó.

Muchos lo recuerdan aún, con su cabellera suelta, muy rubia y alborotada, su cuerpo atlético y bronceado, sus ojos azules y su temperamento competitivo y guerrero, pero a la vez tranquilo y más bien amigable.

Se trata de Juan David Posada, el modelo paisa que se robó las miradas –y hasta los suspiros– de muchos por su participación en el reality de El Desafío. El participó tres ocasiones: la primera en 2004 en la primera edición que se realizó en República Dominicana y en el que participaron figuras como El Pibe Valderrama y Paula Andrea Betancourt, entre otros.

Al año siguiente volvió a competir ese popular programa, pero esta vez en las playas de Capurganá y Cabo Tiburón, en el Pacífico colombiano, como capitán de un equipo de celebridades en el que estuvo, entre otros Faustino Asprilla.

Y por tercera vez volvió a medirse en este exitoso formato televisivo en 2015, cuando se hizo en la India. Si bien no ganó en ninguna de las ediciones, se ganó el respeto de sus compañeros por su fuerza, habilidades y forma limpia de competir.

Juan David participó en El Desafío 2004, 2005 y 2015.

Desde entonces poco se había sabido de él y muchos ignoran que desde hace cinco años se vino a vivir a Barranquilla, donde ha desarrollado un exitoso negocio que lo acerca a su formación como administrador de empresas. Estuvo casado por cinco años, pero recientemente se divorció. Sus hijos Samuel, de 13 años, y Julieta, de 12, viven en Estados Unidos.

Juan David, hoy de 42 años, se animó a emprender en un mundo que siempre le gustó, el del diseño y la arquitectura, y fue así como montó su empresa Juan David Posada Diseño de Exteriores y Arquitectura (@pp­­­_disenoexterior) y abrió la Galería de Muebles al norte de esta ciudad.

“El tema me gustó toda la vida. Siempre estaba viendo revistas especializadas y también hablaba con amigos diseñadores… esa ha sido mi pasión y por eso decidí abrirme paso en el tema”, explicó Juan David a MiREDVista.

Cuenta que inicialmente su estrategia fue no contarlo a nadie. Empezó muy silencioso el desarrollo de una empresa dedicada al diseño de interiores y exteriores, a la asesoría en decoración y a la fabricación de muebles sobre todo para exteriores. “Quería que mi trabajo fuera el que diera de qué hablar”, dice.

Hoy su empresa ofrece una amplia gama de muebles, comedores, sillas asoledadoras, nidos, toldos, jacuzzis, cortinas, lámparas y objetos decorativos. Su mobiliario es especialmente resistente porque es para jardines, ambientes de playa y piscina o terrazas exteriores, y por eso el polietileno y la madera teca son su principal materia prima. Además, ofrece una amplia gama de accesorios personalizados y hechos a mano.

Como buena parte de sus clientes residen muy cerca del mar, y están en toda la región Caribe, él decidió irse a vivir a Santa Verónica. “Creo que esta es una región con muchísimo potencial, especialmente esta franja entre Barranquilla y Cartagena, donde hay una zona de casas y apartamentos muy interesantes”, explicó.

Juan David con sus hijos Samuel y Julieta, en una actividad deportiva.

Otro negocio en el que decidió incursionar con unos socios es en la apertura de un club en una playa privada a 20 kilómetros de Riohacha, llamado Ipuana Virgin Beach, el cual dice que abrirá muy pronto. “Estamos promoviendo la arquitectura natural, a partir del uso del yotojoro en los techos. Realmente es una playa hermosa y el proyecto es espectacular”, explica.

Finalmente insiste en que Barranquilla le gusta porque es una ciudad relativamente pequeña en la que se mueve con facilidad y que tiene un gran potencial de desarrollo, muy similar, dice al de Guayaquil, opina.

“La gente es muy chévere y me gusta mucho su alegría y su cultura. Lo único que lamento es que teniendo el mar tan cerca no lo vivan más, no lo disfruten más. Igual pienso que la zona del malecón está haciendo que la gente vuelva a mirar al río y al mar. En verdad estoy muy convencido del potencial turístico de esta ciudad y de esta región”, apunta finalmente.

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