El reconocido artista evoca grandes momentos de sus cuatro décadas en la actuación. Además, analiza la situación de las artes escénicas tras la pandemia y dice que si 2020 fue un año duro, teme que este “pueda ser peor”.
Para las artes escénicas 2020 fue un año “durísimo”, asegura el actor, director, productor y traductor Juan Sebastián Aragón Triana, reconocido por su extensa e importante trayectoria en el teatro, la televisión y el cine colombiano, y quien en los últimos días ha vuelto a la pantalla chica por la repetición de una de las producciones más exitosas que hizo, Pasión de gavilanes.
Tras 40 años de trayectoria en teatro, televisión y cine; como miembro de una familia de artistas y como expresidente de la Actores Sociedad Colombiana de Gestión, que abandera la defensa de los derechos de los actores, habla con toda autoridad de la situación actual de su gremio.
“Si las artes escénicas ya eran vulnerables, la pandemia las tiene en coma inducido. Creo que este año va a ser peor que el anterior, pues ya hay retrasos en producciones y no es posible abrir salas de teatro para unas cuantas personas, porque no resultan sostenibles”, asegura, refiriéndose a que mientras no hayan garantías de inmunidad frente al Covid-19 el mundo de la cultura y el entretenimiento estará prácticamente de manos cruzadas.
El actor, que habló con MiREDVista desde su casa en Bogotá, dice que si bien existe hoy un programa de estímulos para este sector, históricamente Colombia le ha prestado poca atención a la Cultura, y se duele de ello, pues explica que en particular el trabajo escénico se hace con las uñas, se gana poco y muchas veces se está desprotegido en materia de seguridad social. “Ojalá cambie este panorama. Queremos construir nuevas narrativas, relacionarnos de otra manera y dejar atrás tanto odio, tanta violencia”, dice.
FAMILIA DE ARTISTAS
Juan Sebastián Aragón ha vivido toda su vida inmerso en el mundo del arte, la cultura y las humanidades, al ser hijo de la reconocida antropóloga Gloria Triana, quien dirigiera en el 83 la serie el documental Yuruparí, sobre las fiestas, tradiciones y costumbres populares del país. Pero además es sobrino del famoso director de cine, teatro y televisión Jorge Alí Triana, primo del no menos importante director Rodrigo Triana y en segundo grado de la gran actriz Alejandra Borrero, y nieto del maestro Jorge Elías Triana, reconocido pintor tolimense que vivió sus últimos años en Cartagena, donde también vive Gloria.
A la actuación llegó a los 9 años, cuando su mamá lo llevó al casting que una amiga estaba haciendo para un cortometraje y fue escogido. Al año siguiente, tuvo su primera aparición en la pantalla chica en el programa Revivamos nuestra historia, bajo la dirección de Jorge Alí. Posteriormente pasó por Dialogando y Dejémonos de vainas, hasta que en 1987 ingresó al elenco de Pequeños gigantes.
“Fui muy afortunado, porque mi infancia transcurrió en la época de oro del TPB, cuando se hicieron obras muy importantes; lo recuerdo con cariño y gratitud”, dice. Para él, el arte dramático es una profesión “mágica y fascinante”, porque permite viajar en el tiempo y en el espacio para ponerse en los zapatos de otro.
“Nos permite ampliar nuestro círculo y entender que cada personaje es víctima de sus circunstancias. Además, nos permite reflexionar sobre lo bueno, lo malo, lo feo y lo hermoso de la vida; le cuenta a las siguientes generaciones quienes la antecedieron y brinda la posibilidad de dejar como legado nuestra forma de amar”, añade.
Señala que tres actores fueron muy importantes en su formación actoral, y que guarda gran afecto por ellos: los fallecidos Delfina Guido, con quien compartió en Los pecados de Inés de Hinojosa (1988) y luego en el montaje teatral de La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada (1992), y Luis Fernando Montoya, con quien compartió en Crónicas de una generación trágica (1993) y en Las aguas mansas (1994). Y el tercero es Jairo Camargo, a quien define como un “maestro” que admira y del que aprendió mucho.
GRANDES MOMENTOS
Veintinueve producciones en televisión, siete películas y diecisiete montajes de teatro se cuentan, grosso modo, en la trayectoria de este joven actor, respetado por su versatilidad y por el carácter que le imprime a sus roles, y que se formó en la Academia Americana de Arte Dramático en Nueva York.
Juan Sebastián cita, entre los grandes momentos de su carrera, su participación en Los pecados de Inés de Hinojosa, una producción icónica en la TV colombiana, dirigida por Jorge Alí Triana y protagonizada por Amparo Grisales y Margarita Rosa De Francisco. “Tuve la fortuna de que, a los 16 años, coroné mi primer trabajo de grandes ligas en esta serie en la que estaba lo mejor del arte dramático colombiano y yo”, dijo alguna vez.
Otro grandes momentos fueron su primer protagónico, en 1994, en Las Aguas Mansas, una de las grandes historias de Julio Jiménez, en la que hizo el papel de Óscar Reyes, y luego su participación en el remake de esa obra, Pasión de Gavilanes, donde entonces interpretó el rol antagónico de Armando Navarro. “Las dos producciones fueron excelentes, pero la versión original me gustó muchísimo. Disfruté mucho el personaje”, asegura.
En teatro, no olvida su personaje de Willy Loman, en La muerte de un agente viajero, el drama más famoso de Arthur Miller en el que actuó en 2008 bajo la dirección de Jorge Alí. “Fue una experiencia maravillosa. Se trata tal vez de la obra de teatro contemporáneo más importante del siglo XX”, evoca.
Y recuerda también que se atrevió a “dar el salto” a la dirección en 2014, cuando se echó al hombro y sacó adelante la obra Ni contigo ni sin ti, que tradujo del inglés (Breaking up es el título original) y en la que él además actuó y fue el productor. Y en 2018 participó en la puesta en escena de la obra Uva pasa bajo el sol, un “proyecto bellísimo” con el que recorrió parte del país.
En televisión sus últimas apariciones fueron sus participaciones en La luz de mis ojos, La ley del corazón y La Niña y el año pasado participó, bajo la dirección de Santiago Merchán, en el montaje Bestias invisibles, que ante la imposibilidad de llevarlo al teatro se hizo bajo el formato del podcast.
VIDA EN FAMILIA
Desde hace 14 años, este actor bogotano amante del tenis y de la lectura está casado con Freda Dueñas, con quien tiene dos hijas: Lourdes, de 11 años, y Paz, de 10, de quienes dice que son “muy creativas” y que les “encanta bailar”.
En los últimos años, Juan Sebastián ha ejercido como director artístico y cultural de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, en Bogotá. En 2020 estuvo trabajando mucho con su podcast Filosóficamente liberal.
“Me interesa mucho el pensamiento liberal, científico, crítico y en esa medida comparto variedad de temas con expertos y reconocidos personajes. Soy muy afortunado por ello”, explica finalmente.