Vida Cultural / 27 de abril de 2024

‘Anárquico’ es la descripción de un loco buscándole sentido a su locura: José Pérez Orozco

El arquitecto José Perez junto a su libro ‘Anárquico’.

Miguel Utria

El arquitecto habla sobre su primer libro, el cual fue pensado en apoyar a jóvenes que no tienen recursos para estudiar.

“Mi imaginación y comprensión espacial es tan grande, que las palabras, el papel y el lápiz no alcanzan”, dice José Pérez Orozco en su libro ‘Anárquico’.

Su irreverente manera de describirse como persona, su desprendimiento de lo material y el sentido de la vida que ha encontrado en ayudar a quienes lo necesitan, impulsaron al arquitecto José Pérez Orozco a ponerle un sello especial a su libro ‘Anárquico’, recientemente lanzado en su natal Barranquilla.

Se trata de la recopilación de una serie de reflexiones coleccionadas durante más de 30 años de trabajo como arquitecto, los cuales fueron cuidadosamente conservados por su asistente y organizados como si desde el comienzo se hubieran propuesto el fin hasta ahora alcanzado. El contenido de dichas reflexiones, sin embargo, no tienen nada que ver con el tema de la arquitectura.

‘Anárquico’ es un libro con 365 páginas de textos dedicados a la reflexión.

“Teníamos la idea de escribir un libro e hicimos el ejercicio con una recopilación de reflexiones hechas durante el tiempo que llevamos trabajando. Fue un ejercicio no tan en serio, pero lo intentamos, y contamos esas experiencias, sin la idea de crear una obra literaria”.

Dice que la idea central era ver de qué manera se les daba la mano a los muchachos que estudian arquitectura y que no tienen las posibilidades de sufragar el costo de un semestre.

“Se hizo una impresión de 200 libros para comercializarlos simbólicamente, su costo es lo que la gente nos dé, lo que quiera o pueda dar. Es como hacer una especie de vaca para financiar los estudios de esos pelaos en la Universidad Autónoma. Yo lo veo como una encerrona con el pretexto de un libro para una causa bonita”, afirmó el autor de Anárquico.

LA OBRA

El libro es una reflexión por cada día del año, que está marcada por un año, mes y día, al mejor estilo de un diario que cuenta las vivencias de su autor en su cotidiano existir, según lo describe su autor.

“Con nosotros siempre ha trabajado una joven quien se encargó de recopilar cada reflexión que le enviaba. Ella los fue guardando y guardando hasta que un día me dijo: ‘Aquí hay bastante cositas como para hacer un libro’, entonces me puse en contacto con una persona en Bogotá que conoce mucho del tema de edición y tiraje de un libro, y fue quien lo organizó”.

Explica que lo que busca el libro en sus lectores es que cada una de esas reflexiones sea hecha durante los 365 días del año. La idea también es que ese sea un libro de cabecera o de mesa de centro que esté siempre a la mano de las personas.

También tiene una serie de fotografías que no tienen un objetivo especial. Son imágenes que su autor guardaba, que tenían buena resolución y  que vienen a acompañar los textos para hacer la presentación del libro más dinámica.

La idea de editar una obra le apasionó tanto a José Pérez que ya tiene adelantado una segunda, esta sí dedicada a la arquitectura, pensando igualmente en las nuevas generaciones de profesionales de esta área del saber.

“Este primer libro lo veo como un abrebocas a esta intención de sacar esta idea bonita de ayudar a gente que no tiene billetico para acceder a los estudios. Trataré de ser siempre una especie de patrocinador de esa causa, la causa más efectiva de cualquier desarrollo, que es la educación, porque en la educación está la solución a muchas situaciones sociales, y en ella encuentro condiciones para que continúe el proceso de evolucionar como sociedad”.

Portada del libro.

Y es que la tarea que ha ejercido José Pérez como docente, más que una vocación es una pasión, pues asegura que más allá de enseñar trata de inspirar a sus estudiantes y darles la oportunidad que merecen siempre que la misma esté al alcance de sus manos.

Las páginas del libro tienen muchos espacios libres, cada reflexión está en letra de mano, según describe José, quien explica que ello es para que el lector se focalice en leer las seis, siete u ocho líneas que conforman el texto.

“Estamos haciendo este primero pinino. Insisto en que el libro no fue hecho pensando en un género o valor literario. El valor es más bien espiritual y subjetivo, y con una causa que es la ayuda a alguien”.

EL PRÓLOGO

El prólogo aparece como autor anónimo, “pero interesante”, según expresa su autor, y en el mismo se describe el libro como “el grito de un soñador, el clamor de todo un clan que busca ser reconocido por la diferencia, por lo arriesgado e irreverente en la constante búsqueda de un estilo que no pueda ser encasillado, de una huella que sea inspiración para otros, de una marca que lleve las improntas del alma”.

“Se sobrepone la revolución de la sensibilidad de aquello que surge entre lágrimas, de aquello que se escribía solo con la intención de desahogar deseo y rebeldía, contradicciones o la sola palabra que necesita ser escrita sin saber para quién, sin motivo aparente, solo un loco buscándole sentido a su locura”.

LA INSPIRACIÓN

Las reflexiones que hacen parte de la obra de José Pérez, no son inspiradas en un momento de relajación en una playa o acontecimientos que surgen de la nada o de una conversación con alguien. Las mismas son resultado de la entrega a su propia intimidad tras haber dormido, durante unas horas, el cansancio de un día de ires y venires.

“Siempre he creído que en mi manera de vivir hay algo que se llama el momento de la ensoñación, que es cuando te desprendes del sueño y llegas a la realidad. Ese es el puntico que no es ni pa’ allá ni pa’ acá, que es cuando se aclaran situaciones que uno vive cotidianamente, entonces aparecen abecedarios, palabras, adjetivos, verbos, que son la luz para sacar estas reflexiones”.

Se refiere al momento en que se desprende del sueño después de haber descansado un largo rato, y se encuentra con esa nueva realidad a la que hace referencia. Es entonces cuando toma papel y lápiz, que siempre tiene en la mesita de noche, y comienza a trazar y desenredar los nudos de algún diseño o proyecto en el que está trabajando. Y en ese espacio, también saca un momento para tejer todo lo que le inspira ese abecedario del que nos ha hablado anteriormente. De allí salen sus reflexiones.

“Yo soy noctámbulo en el sentido que me despierto a la 1:00 de la madrugada, y vuelvo a dormir a las 4:00, luego me levanto a las 6:00, y en esos momentos despierto es cuando surgen esos espacios en que aparecen esas cositas”.

APOYO DE AMIGOS

Cuando el arquitecto Pérez fija su atención en tomar las reflexiones de más de 30 años para plasmarlas en un libro que sirviera de apoyo a la obra benéfica que ha desarrollado durante mucho tiempo, sus amigos más cercanos no dudaron en darla la mano, pues conocen de esta tarea benéfica.

“Con la venta de los libros no pretendemos recuperar lo que invertimos montando, editando e imprimiéndolo, lo que buscamos es colectivizar y no individualizar a la hora de ayudar a quienes no tienen quien les ayude”.

Entre las personas a las que José Pérez agradece su apoyo en este proyecto está Laura Chan, quien fue tomando cada uno de los manuscritos del arquitecto, los transcribió y organizó en un archivo digital hasta completar los necesarios para pensar en un libro.

Laura era una joven que apoyaba el trabajo de la oficina de arquitectos de Pérez Orozco en la elaboración de dibujos y a quien el autor del libro le encargó sus escritos, y fue precisamente ella, una de las personas que le hicieron ver que ya había un material suficiente para el libro.

«Creo que todos tenemos ese deseo e inquietud de dejar impreso algo de lo que pensamos, y se nos dio la oportunidad, y es lo que celebramos en este lanzamiento con la compañía de amigos”, afirmó el autor.

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