Tengo claro que el ego juega un factor importante para generar estrés, nunca lo mencionan, pero sí es importante como una de las causas de la misma, aunque no la única.
Desde la perspectiva filosófica y psicológica, el ego ( entendido como la imagen que tenemos de nosotros mismos, nuestro deseo de control, reconocimiento, éxito o validación), suele generar tensiones cuando nos identificamos demasiado con logros o fracasos, el ego quiere ser visto como exitoso y valioso, así que cualquier amenaza a esa imagen puede generar ansiedad o frustración.
La humanidad deambula en esa eterna búsqueda de aprobación externa.
Cuando el ego nos domina, nuestra paz mental depende de cómo los demás nos perciben, lo que genera estrés constante.
Reaccionamos ante el juicio o la crítica, el ego teme ser cuestionado o desvalorizado y eso puede hacer que siempre estemos a la defensiva o preocupados por la opinión ajena.
Queremos tener siempre la razón o controlar el entorno, esa necesidad de tener el control o de nuestra superioridad puede chocar con la realidad y crear conflicto interno.
Muchas tradiciones espirituales y enfoques terapéuticos ( como el mindfulness, el budismo, el estoicismo ( mi preferido personalmente ) o incluso, algunas corrientes de psicoanálisis, sugieren que reducir la identificación con el ego lleva a una vida más serena, menos reactiva y con menor estrés.
El ego no es un enemigo, pero cuando gobierna nuestros pensamientos y emociones
puede ser una fuente poderosa de estrés.
Trabajar en el autoconocimiento y la humildad, puede ayudar a liberarnos de esa carga.
Superarse de verdad implica dominar el ego, no eliminarlo.
No se trata de no tener autoestima, sino de cultivar una identidad flexible, abierta al cambio y guiado por el propósito, no por la apariencia.
Pasar de “quiero ser mejor que los demás” a quiero ser mejor que quien fui ayer.