Empresariales / 4 de febrero de 2023

El arte de embellecer novias, el emprendimiento de Rafael y Luis Eduardo

Rafael y Luis Eduardo posaron con una de sus clientas, luego de maquillarla y peinarla el día de su boda.

Miguel Utria

Esta pareja de talentosos estilistas lleva 15 años dedicada a peinar y maquillar para diferentes eventos sociales. Desde que se unieron, el trabajo nació por casualidad, y el “voz a voz” ha sido su mejor vitrina.

Cuando Rafael Annichiarico decidió que su camino era el diseño de modas, soñó con tener su propio taller de confecciones, reunir modelos que mostraran sus creaciones y exhibir su trabajo en las pasarelas para dar a conocer su talento y ser reconocido en la industria de la moda.

Así lo ha vivido en su ciudad, Cartagena, donde además se especializó en mercadeo de moda y alta costura. En el año 200 comenzó con un taller y con modelos a las que vestía pero no maquillaba ni peinaba por estar dedicado a las prendas de vestir, así que le tocaba contratar estilistas.

Rafael en plena tarea de maquillaje.
Los peinados corren por cuenta de Luis Eduardo

Pero pagar el maquillaje por aparte le resultaba costoso, entonces aprendió a maquillar y arreglar él mismo a sus modelos.

Como le tocaba viajar a Barranquilla cada semana para adquirir los insumos para sus creaciones, un día decidió que esta era la mejor ciudad para mostrar su talento y crecer como empresa. Y a mediados de 2006 se radicó en la capital del Atlántico.

Sus conocimientos de maquillaje se fueron perfeccionando con la práctica y sus modelos y amigas de estas se convirtieron en sus primeras clientas cuando se presentaban ocasiones especiales como fiestas, cocteles y demás eventos sociales.

“De un momento a otro el enano del maquillaje se me creció y literalmente aplastó el diseño y la costura que era de lo que vivía”, sostiene Rafael entre risas.

TODO UN RETO

Eso fue en el año 2008,  y desde entonces decidió dedicarse totalmente al maquillaje, labor que realizaba en las residencias de sus clientas, en hoteles, oficinas  o donde quiera que ellas se encontraran.

Rafael en una selfie con una de sus clientas lista para ir al altar.

En más de una ocasión algunas clientas que solicitaban el servicio a sus domicilios le pedían que las peinara porque no querían salir de sus casas a otro sitio a peinarse. Pero Rafael desconocía este oficio, ellas terminaban desistiendo del servicio, ocasionando frustración en Rafael.

Para ese entonces ya conocía a su actual pareja de trabajo Luis Eduardo De la Rosa, quien tenía conocimiento de peinado y arreglo del cabello, y es cuando decide proponerle hacer una sociedad. Hoy siguen trabajando juntos ofreciendo el paquete completo: peinado y maquillaje.

Aunque inicialmente las clientas eran damas que querían arreglarse para fiestas u otros eventos sociales, de ellas mismas surgieron propuestas para que arreglaran  a sus hijas, sobrinas o amigas, que estaban a punto de casarse.

“EL maquillaje y el peinado tienen diferentes técnica y aplicaciones, y no es igual embellecer un rostro y peinar a alguien para una reunión o para asistir como invitada a una fiesta, que hacerlo con una novia que se va a ver expuesta a luces más fuertes, flases y el estrés propio del acontecimiento”, asegura Rafael.

Sin embargo, tanto él como Luis deciden aceptar el reto, y se embarcaron en este viaje que los ha llevado a descubrir un talento que había en cada uno de ellos. A lo largo de estos años, aseguran que han arreglado a más de 300 novias y más de 1000 otras mujeres para otra clase de eventos.

“Cada actividad trae sus anécdotas, sus afanes, sus carreras y su aprendizaje, y eso es lo que nos ha hecho permanecer en este emprendimiento que nos ha dado para vivir, adquirir casa y cumplir con nuestras obligaciones”, asegura Luis Eduardo.

Afirman que sus clientas han quedado tan satisfechas con su trabajo que nunca nadie les ha rechazado el resultado final.

NO TIRARON LA TOALLA

 “Nosotros llegamos tres o cuatro horas antes de la ceremonia, para que cuando se enciendan las cámaras a hacer los registros, ya la novia esté adelantada. Porque ahora a las contrayentes las graban desde el maquillaje hasta el último acontecimiento de la fiesta”, dice Luis Eduardo.

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Pero hay ocasiones en las que además de la novia, Rafael y Luis maquillan y peinan a la mamá, las hermanas, las tías, y, a veces, hasta a las madrinas y demás miembros de la corte nupcial.

Dicen que estos años han sido de gran bendición para ellos; sin embargo, la crisis por la pandemia, durante la cual no había reuniones sociales de ningún tipo la situación, fue la más difícil.

“Al ser un trabajo de eventos fuimos los primeros en irnos a la banca y los últimos en reactivarnos. O sea que sufrimos de principio a fin. Y nos tocó, como a muchos, buscar dentro de nuestros talentos y capacidades para sobrevivir”, sostuvo Rafael.

En ese sentido dictaban clases virtuales o personalizadas de maquillajes, hacían talleres, vendían ropa por internet y hacían pudines y otros postres para vender.

Actualmente a través de la fundación Tecnicol,  que capacita a personas de escasos recursos.  “Nosotros les dictamos cursos de maquillaje con énfasis en las diferentes técnicas: social para la fiestas y de novia”.

Aparece en Instagram como @rafaelanichiaricomakeup

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