El barranquillero Alfredo Barraza frente a una parte de la galería de fotos de las reinas que ha vestido. Posó en su casa en Bogotá exclusivamente para MiREDvista. @joseveiraphoto.
El reconocido asesor de moda Alfredo Barraza afirma también que los bocetos que realiza son el éxito de su trabajo personalizado. Destaca que lo suyo es alta moda y no alta costura, pese que casi el 90% de sus creaciones son hechas a mano.
En las casi cuatro décadas que lleva trabajando en el mundo del diseño y la costura, por las manos de Alfredo Barraza no solo han pasado reinas de belleza y del Carnaval, sino capitanas de clubes, artistas y mujeres de la alta sociedad que han lucido sus creaciones para galas y rumbo al altar.
Pese a que nos había advertido en esta conversación con MiREDvista que no quería hablar de estadísticas, sin embargo, decidió contarnos que en su historial figuran 391 reinas que vistió en el Concurso Nacional de Belleza en Cartagena, 25 de las cuales se coronaron Señorita Colombia, 23 como virreinas y 47 princesas. Además, ganó 9 veces el premio Mejor Traje de Fantasía. A este récord, que ningún otro diseñador en Colombia hasta ahora ha alcanzado, se le suma el vestuario que le hizo durante 17 años consecutivos a las representantes de Miss Filipinas en el Concurso Miss Universo.
Hace 14 años dejó de ir al certamen de Cartagena, desde que la organización nombró a una asistente que le quiso hacer “la vida de cuadritos”; y para evitar problemas, decidió no volver. Pero igual no se pierde de los movimientos del concurso ya sea a través de la Tv y redes sociales, porque no ha dejado de seguir vistiendo a muchas representantes departamentales, que así no ganen, no pasan desapercibidas, como ocurrió con el traje que llevó el año pasado la Señorita Chocó, quien lució deslumbrante y se robó el show.
Es que quienes conocemos a Alfredo, sabemos que es una persona prudente, tranquila y discreta, que no hace alarde de su enorme talento, ese que no solo lo ha llevado a ser ganador de premios nacionales e internacionales, sino a ocupar un lugar privilegiado en la industria de la moda colombiana.
El talento lo heredó de su mamá a quien veía coser en una máquina Singer, de pedal. Así se le fue despertando su pasión por la moda, que inició elaborando bocetos como delineante de arquitectura, que estudió en su natal Barranquilla.
“Mi éxito en el trabajo de la moda son mis bocetos. Ahí está la creatividad, plasmar en un dibujo las ideas que uno tiene.El arte no se hace con tecnología; muchos utilizan hoy las técnicas modernas para diseñar, quieren hacer todo computarizado. Mis diseños que plasmo en bocetos son momentos de inspiración que surgen luego de interactuar y estudiar la personalidad de la clienta para así interpretar su estilo, van de acuerdo a sus características físicas. Por eso mi trabajo es personalizado”.
Reconoce que hoy en día han salido nuevos talentos y buenos, pero, según él, “tienen en su mayoría una gran particularidad: que son ambiciosos y quieren ser exitosos ya, de la noche a la mañana. En los reinados, por ejemplo, algunos regalan, prestan, buscan patrocinadores y hasta alquilan vestidos. Por eso dañaron el negocio. Entonces, yo entrar en esa modalidad, ¡jamás! Porque a mí nunca me ha patrocinado ninguna marca, no he estado en esa tónica, solo lo que yo hago en mi taller”.
“LO MÍO ES ALTA MODA”
Antes de la pandemia, en el taller de Alfredo Barraza, que funciona en una amplia casa en Bogotá, trabajaban 9 modistas y 5 personas dedicadas a la obra de mano. Hoy, son 4 modistas y 2 bordadoras que laboran sin parar y con la misma ética atendiendo las solicitudes de la numerosa clientela.
“Una cosa es ser diseñador y otra modisto. Pero me identifico más como asesor de moda, porque yo estudio minuciosamente primero a la clienta”, anota.
Un asesor de moda es un profesional del estilismo cuya función es aconsejar y destacar las fortalezas de la imagen personal de una clienta, indicando colores, cortes o los tejidos elegidos como los mejores estilos de peinado y maquillaje. En esto último, Alfredo Barraza también es todo un maestro.
“Hago los bocetos, dirijo a las modistas y me siento al lado de las bordadoras para ir dirigiendo el trabajo, porque tampoco bordo. Superviso todo. Cada vestido es realizado casi en un 90 % a mano. Por eso es importante resaltar que lo mío es Alta Moda, que no es lo mismo que Alta Costura”.
La Alta Costura, que viene del francés Haute Couture, se refiere o bien a las piezas hechas de forma artesanal y manual, son diseños exclusivos. Es decir, una prenda de Alta Costura, debe estar hecha 100% a mano, y únicamente se hace una pieza por cliente.
A la pregunta cuál es el sello de sus creaciones que las distinguen de otras, Barraza contestó: “Modestia aparte, el entalle y el acabado. Me esmero para que el vestido quede perfecto tanto por fuera como por dentro, con forro y todo”.
ENTRE LA FANTASÍA Y NOVIAS
La Reina del Carnaval de Barranquilla de 1987, Maribel Fernández De Castro, fue la primera soberana que visitó Alfredo. De ahí en adelante han sido muchas las que han pasado por su taller, incluyendo capitanas de los clubes sociales.
De hecho, en el Museo del Carnaval permanecen expuestos 15 de sus incomparables atuendos típicos y trajes de coronación, en los que, debido al paso del tiempo, algunos le ha tocado reconstruir, sin que pierdan su originalidad.
“Quien me introdujo en ese mundo de la fantasía fue el maquillador Lino Fernando (Q.P.D), cuando me presentó a Maribel”, recordó.
Para él, crear una fantasía para una reina requiere mucha más elaboración que uno de gala.
“El de gala es para un desfile que solo puede durar tres minutos, que es el tiempo permitido durante la transmisión por televisión. “Claro, para mí es importante realzar los atributos, que esa prenda tenga impacto, que haya creatividad y le permita a la candidata facilidad de movimiento”.
Un claro ejemplo fue cuando que en 1985 María Mónica Urbina se coronó Señorita Colombia. “Lució un traje rojo atemporal, anticipándome a la moda de entonces, con falda amplia y un gran moño en el lado izquierdo de su hombro. Como uno de los atributos de ella era su bello rostro, entonces yo tenía que impactar al jurado, lograr que nunca le quitaran la mirada a la cara de la reina. Y una de las maneras de lograrlo era colocándole algo llamativo, que acaparara la atención con ese gran lazo”.
En cuanto a la elaboración de un traje de fantasía dice que lo trabaja según el tema del evento, con el que el diseño tiene que ir de acuerdo. “Es ahí donde debe funcionar la creatividad y trabajar con artesanal como chaquiras y caña e’ flecha, que son mis materiales favoritos. La verdad es que yo sentí que quedé con las manos atadas cuando falleció Tomás Urueta, excelente maestro del arte manual, porque desde que emprendí este camino de la fantasía fue siempre mi mano derecha en la hechura de tocados y muchos detalles de los disfraces, legado que ha continuado su sobrino con quien sigo vinculado”.
Por otro lado anota que “el 50% de su trabajo es en trajes de novias. “Lo hago de acuerdo a la figura, estatura, personalidad y estilo de la clienta. Lo primero que le preguntó es dónde se casa, cómo es el escenario, la decoración, etc”.
UNA ANECDOTA
En los años que lleva en su profesión, hasta ahora, a Barraza no se le ha ocurrido sacar a la luz su propio libro para contar su exitoso historial que bien puede ilustrar con valiosas fotografías que conserva en una galería de su casa.
“Tuve la idea de hacer un libro con todos mis bocetos originales, pero un día todos se mojaron con la lluvia por dejarlos al pie de una ventana abierta. Me quedan en fotos que he venido recopilando en un archivo. Pienso volver a repetirlos, por lo menos unos 30”.
Dice que nunca sufrió percance alguno en pleno reinado, como haberse dañado la cremallera a un vestido o que le haya tocado correr porque se zafó. Lo que sí no se le olvida es la vez que dos reinas en Cartagena no quisieron ponerse los vestidos que les había hecho.
“Y no quedaron en nada, ni en las curvas. Todo, porque los peluqueros que las asesoraban, que no gustaban de mí, se las llevaron para donde otros. Menos mal que los trajes ya me los habían pagado los comités de esos dos departamentos”, anota entre risas.
No ha experimentado hacer ropa masculina porque “zapatero a sus zapatos”, como afirma, “lo mío es seguir vistiendo a las mujeres”, puntualiza.