Esta emoción básica que todo el mundo siente en un momento u otro ya sea porque percibimos una amenaza que puede ser real o imaginaria.
La pregunta es si ¿es una emoción o un sentimiento?
Lo considero una emoción, ya que es una reacción natural de nuestro cuerpo al sentirnos amenazados por algo; y el sentimiento es la interpretación de ese miedo.
Siempre he pensado que el miedo es un mecanismo de defensa ante una amenaza y nos permite responder ante situaciones de peligro inminente con rapidez. Por eso es beneficioso tener miedo.
Pero hay diferentes miedos con sus respectivas interpretaciones. Por ejemplo, no es lo mismo tener miedo en la selva ante un león, miedo de ir a la guerra que tener miedo a ser descubierto en un acto de corrupción o miedo al fracaso, miedo a la soledad, al divorcio, a la muerte, hasta miedo al compromiso, a la incertidumbre, donde no está nuestra vida de por medio, sino más bien miedo a las consecuencias de nuestros actos.
La respuesta del miedo comienza en una región del cerebro llamada la amígdala. Este conjunto de núcleos tan importantes en el cerebro en forma de almendra en el lóbulo se dedica a detectar los estímulos, cuando estamos pendiente de algo. Esta amígdala se activa ante las emociones.
Se podría decir que el miedo se manifiesta en cuatro niveles, el cognitivo se hace una interpretación al respecto; el fisiológico en el que ocurren cambios como son la taquicardia , sudoración, tics, palidez ,la respuesta conductual se tiende a escapar, llorar, y la neuronal donde el tálamo juega un papel importante.
Hay otras áreas relacionadas con el miedo además de la amígdala y son el tálamo, el hipocampo, el hipotalamo entre otros.
La adrenalina nos pone en un estado vigilante, alerta ante cualquier estímulo amenazante, y el cortisol, hormona que produce las glándulas suprarrenales, ayuda a liberar más azúcar con el fin de tener la energía suficiente para para escapar, correr, esconderse, saltar una pared ; el problema es el miedo crónico, con esa sobre estimulación del sistema simpático se eleva la tensión arterial, la frecuencia cardiaca, sudoración, tensión muscular, como dije anteriormente se eleva el azúcar en la sangre, suprime el sistema inmunitario, y todo esto debido a la elevación del cortisol.
Por lo tanto, el miedo tiene un sustrato biológico y neurólogico, donde nuestro cuerpo hace milagros para mantenernos vivos, y es la forma de detectar y responder a cualquier cosa que nos amenace,. Lo llamaría primitivo esa sensación poderosa que todo ser humano está familiarizado: el miedo.
Lo extraño de la vida es que no nacemos con miedo, es el trayecto de nuestras vidas, los acontecimientos familiares, laborales, psicosociales, los que nos van haciendo tener miedo, nuestros tres primeros meses somos intrépidos, pero esa capacidad del humano para detectar, identificar cosas que nos amenazan nuestra supervivencia. Es algo que aprendemos de quienes nos rodean.
Por eso nuestros miedos son racionales, el miedo a los tiburones nadando en mar abierto, en la selva miedo a las culebras, arañas, en ocasiones miedo a la oscuridad.
Otra cosa son las fobias, que son miedos fuera de control. Es increíble el papel de la amígdala que permite responder a las cosas muy rápidamente, incluso antes de que estemos conscientes de que estamos viendo algo peligroso; como cuando caminamos por una calle oscura, donde la amígdala percibe un inminente peligro de atraco antes que suceda.
Y está la corteza prefrontal que te dice, sé que tienes miedo pero debemos enfrentarlo de todo modos. Lei en un artículo que la amígdala es un caballo y la corteza prefrontal es el jinete, a veces el caballo se asusta pero el jinete lo puede controlar.
Es increíble pero el ser humano le seducen las actividades que producen miedo, tu cuerpo se inunda de adrenalina y luego al pasar el susto viene la química del alivio, mezcla de dopamina, serotonina, adrenalina, y oxitocina, que te da tremendo placer.
Amigos, en conclusión, el miedo es amigo y enemigo, ¡depende !