Los sacerdotes Dimas Acuña y Edgar Mejía. nuevos obispos del departamento del Atlántico.
Los presbíteros que fueron nombrados por la Santa Sede, Dimas Acuña, natural de Usiacurí, y Edgar Mejía, venido de las entrañas del popular barrio El Santuario de Barranquilla, afirman que es una responsabilidad con su comunidad.
La notificación de que habían sido designaos como nuevos obispos por parte del Papa Francisco, tomó por sorpresa a los sacerdotes atlanticenses Dimas Acuña y Edgar Mejía, quienes coinciden en afirmar que no son merecedores de tal privilegio.
Para ambos sacerdotes es una alegría inmensa, pero al mismo tiempo un gran compromiso, no solo con la Santa Sede sino con la feligresía actualmente está a sus cargos y con toda la iglesia, según expresaron.
Ambos sacerdotes provienen de comunidades populares, una bastante dada a la fe católica como es el municipio de Usiacurí, de donde es oriundo el padre Dimas Acuña, y la otra un barrio popular de Barranquilla donde se levantó el padre Edgar, y en la que como el mismo afirma poco se habla de las vocaciones religiosas, pues en su caso, nunca le pasó por su mente ser sacerdote mientras fue niño y adolescente cuando andaba como un muchachito más del sector.
Dimas Antonio Acuña nació en Usiacurí, Atlántico, el 25 de enero de 1972. Hizo sus estudios de filosofía y teología en el Seminario Regional de la Costa Atlántica Juan XXIII de la Arquidiócesis de Barranquilla, donde fue rector entre 2014 y 2020.
“Recibo esto con mucha alegría, como un verdadero don de Dios, como un regalo que me hace a mí, a la iglesia y a mi familia. El Señor es quien a través de la historia va llamando, eligiendo y va mostrando con misericordia su obra salvífica. Como dice el evangelio de San Juan: ‘No fueron ustedes quienes me eligieron a mí, fui yo quien los elegí’, y más adelante, en la carta a los Romanos, Pablo dice que si nos llamó fue por pura gracia”, aseguró padre Dimas.
GRAN RESPONSABILIDAD
El presbítero fue ordenado el 22 de agosto de 1999, siendo arzobispo de Barranquilla monseñor Félix María Torres Parra. Estudió teología en la Universidad Javeriana, y tiene especialización en filosofía contemporánea de la Universidad del Norte, estudió teología bíblica en Roma y es candidato a doctor de la facultad San Vicente, en Valencia, España.
“Esto es una responsabilidad muy grande, sobre todo porque se trata de que Dios ha puesto su mirada sobre uno, que la iglesia lo ha llamado, y uno tiene que responder abandonándose en sus manos y dándose plenamente en todo para que él continúe realizando su obra. Es un llamado a entregarnos mucho más por el pueblo de Dios”, afirmó padre Dimas.
El sacerdote Dimas fue designado por la Santa Sede como Arzobispo de El Banco, departamento del Magdalena, una diócesis relativamente joven, y de la que el sacerdote asegura está conformada por una comunidad muy dada al servicio y el amor por la Iglesia, además de que estaba a la espera de que se le asignara un arzobispo, lo que le genera una satisfacción adicional, según comenta.
“Será una experiencia diferente, y considero que es algo muy providencial del Señor que me llame en estos momentos de mi vida, a dar lo mejor de mí en este espacio. Me parece un territorio con mucha proyección y mucho futuro”, añade Dimas quien agrega que tanto la familia como sus amigos y la comunidad de su tierra natal han hecho de esto una gran fiesta, que están muy felices y que desde que se supo la noticia ha recibido muchas llamadas y mensajes de felicitación y aprecio.
Actualmente es párroco de y Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma, y ha sido guía de las comunidades de las parroquias de Nuestra Señora de Fátima, San Carlos Borromeo, San Agustín de Hipona (Sabanalarga), Cristo Rey (Malambo) y Santa Laura Montoya.
Por su parte el padre Edgar Mejía, nacido y criado en las entrañas del populoso barrio El Santuario de Barranquilla, manifestó que esta es una designación “inmerecida” pero que por ser la voluntad de Dios lo asume como un gran compromiso y responsabilidad.
Nació el 13 de enero de 1976, cursó estudios de filosofía y teología en el Seminario Regional de la Costa Atlántica Juan XXIII de la Arquidiócesis de Barranquilla, donde se desempeñó como vicerrector entre 2015 y 2017.
Fue ordenado sacerdote el 17 de noviembre de 2007, por el cardenal Rubén Salazar Gómez. Recibió el título de especialista en Teología Dogmática, en Roma, en 2014, y el de licenciado en Filosofía y Educación Religiosa, en 2015.
Fue párroco de San Carlos Borromeo, Padre Nuestro, Santo Tomás de Villanueva y actualmente de Santa Laura Montoya, al tiempo que se desempeña como vicario general de la Arquidiócesis de Barranquilla.
VOLUNTAD DE DIOS
“Esto no fue por mérito ni algo por el estilo sino que Dios lo que tiene a bien hacer lo hace. Esto viene cuando estamos viviendo un momento muy difícil como iglesia y sociedad, y lo que sigue demanda mayor entrega y mucha más dedicación porque ya no nos toca estar pendiente de una parroquia sino de todas las parroquias del Departamento, de los fieles, de nuestros hermanos sacerdotes, en fin, es una tarea de mayor empeño sin lugar a dudas”, apuntó el padre Edgar.
El sacerdote barranquillero dice que un día recibió un mensaje que le decía que el Nuncio apostólico necesitaba hablar con él, y tras entrevistarse con el alto prelado este le manifestó que la Santa Sede había manifestado el deseo de que él fuera el obispo auxiliar de Barranquilla, pero fue solo hace pocos días que se conoció la confirmación oficial del Vaticano.
“Esto lo recibo con mucha alegría, la misma alegría que han manifestado mis compañeros sacerdotes, mi familia y los fieles de la iglesia, y más porque es un caso muy particular y me refiero al hecho de que se hayan designado dos obispos para la misma diócesis, es algo muy especial”, afirma el padre Mejía, a quien le fue asignada la tarea de ser arzobispo auxiliar de la diócesis de Barranquilla.
Precisamente el hecho de que la Santa Sede haya decidido designar a dos obispos de una misma diócesis a la vez es muestra de que hay confianza en este clero que se esfuerza por ser cada vez mejor, por hacer mejor las cosas y por acompañar a los fieles.
DOS SENTIMIENTOS
El sentimiento de alegría que les han manifestado a los dos sacerdotes desde sus familiares, amigos y los miembros del presbiterio en el Atlántico también lo expresó el arzobispo de Barranquilla, monseñor Pablo Emiro Salas.
“El nombramiento de un obispo en una diócesis es la expresión de la benevolencia de Dios, de su misericordia con nosotros, con su pueblo porque al pueblo de Dios, según sus palabras, no le faltarán pastores, como arzobispo de Barranquilla, me siento muy complacido, muy agradeció porque siento que Dios ha sido muy bueno con nosotros, muy misericordioso con nosotros. Y me siento también muy contento con nuestro presbiterio, por nuestros fieles y todos el pueblo de Dios”, afirmó monseñor Pablo Emiro Salas
El padre Dimas y su compañero Edgar coinciden en que los miembros de sus respectivas feligresías viven sentimientos encontrados, por un lado los felicitan y celebran la designación de sus nombres como obispos, pero al tiempo se manifiestan tristes porque pronto deberán dejarlos para dedicarse a cumplir con sus nuevas obligaciones.