Contactar a nuestro ángel de la guarda es un proceso de rendición, crecimiento y perseverancia. Como lo hemos dicho antes, la palabra “ángel” proviene del griego y significa “mensajero”.
De tal forma que para facilitar la tarea de ese “mensajero” que está con nosotros desde el momento de nuestro nacimiento para guiarnos en el camino de la evolución, lo primero que hay que hacer es invocarlo.
Y para eso, necesitamos reconocer el poder y el profundo efecto de las palabras. Lo que decimos, sea positivo o negativo, tiene un gran impacto en nuestro cuerpo y en nuestra energía. Así que, para llamar a tu ángel, la recomendación es utilizar afirmaciones positivas, construidas con la intención del corazón.
¿Recuerdas lo que decíamos de niños antes de dormir?
Ángel de mi guarda dulce compañía
no me desampares ni de noche ni de día.
no me dejes solo, que me perdería
hasta que me dejes en paz y alegría
con todos los santos Jesús, José y María
¿Por qué al crecer perdemos esta costumbre de hablarle a nuestro ángel? Resulta que la conexión siempre está abierta y disponible y que hemos recibido ayuda angélica en ocasiones anteriores y no nos hemos dado cuenta.
Y ya que hablamos de afirmaciones positiva, y teniendo en cuenta que nos encontramos al final del mes de octubre, que tal si cambiamos el “triki triky Halloween” por este otro estribillo: “ángeles somos, del cielo venimos, pidiendo limosna para nosotros mismos…”
Ahora sí, vamos al mensaje que nos llega a través de este oráculo. Cierra los ojos, inhala y exhala despacio. Luego escoge una carta, solo una. Déjate llevar por tu intuición.
¿Estás listo?
✨… Inhala profundo ….✨
🌟🌟 …. Exhala despacio … 🌟🌟
💫
Escoge una carta: