“Seguimos siendo machistas, pero hemos dado avances importantes”, aseguró la periodista tras la presentación de la obra teatral basada en su reciente libro ‘HemBrujas’ en el Teatro José Consuegra Higgins de Barranquilla.
‘HemBrujas’ el más reciente libro de la periodista y presentadora Claudia Palacios, basado en la realidad de la mujer colombiana, y escrito tras la realización de 83 entrevistas a igual número de mujeres colombianas, hace presencia ahora en escenarios de varias ciudades del país en una pieza teatral de corte humorístico, que recientemente fue presentada en el Teatro José Consuegra Higgins de la Universidad Simón Bolívar, en Barranquilla.
En la obra de teatro, Claudia hace parte del elenco que muestra, a través de varias situaciones, cuál es la realidad que viven la mujeres en nuestro medio, en el que aún se marca la desigualdad, la falta de oportunidades laborales, el mal trato y el machismo como generador de la misma, que han hecho que muchos hombres y mujeres crean que esa realidad es normal o ideal porque no han vivido otra, pero también están quienes están alzando la voz en la defensa de los derechos de las féminas y visibilizando su realidad.
Un tema destacado en la puesta en escena de Claudia Palacios es el relacionado con el lenguaje inclusivo que muchos defienden y otros atacan, pero que la periodista considera importante por ser creador de realidades y desafíos. El elenco de la obra está integrado por Esteban Godoy, Juliana Cuevas, Camila Vallejo y Felipe Garay.
El libro está dividido en capítulos en los que se agruparon a estas mujeres por características como las que son emblemáticas, las activistas y emprendedoras, las que rompen esquemas, las vulnerables y vulneradas, las creyentes, y también se incluyó un capítulo relacionado con el cuerpo, la belleza y la sexualidad.
Tras la presentación de la obra de teatro MiREDvista abordó a la autora del libro y guionista de la pieza, y nos comentó que la idea inicial de entrevistar a mujeres era que fueran 30 y tenía en mente las características que quería en ellas, pero cuando iba cercándose al número previsto se dio cuenta que esa cantidad de personas no era representativo de la realidad de las mujeres en Colombia, y se le vinieron a la mente más nombres y más características que fue agregando a esa lista inicial.
Entonces ya no fueron 30, sino 40, luego 50 y llegó hasta 83, cuando decide parar porque entendió que el libro quedaría tan voluminosos que muy seguramente no conquistaría el interés de los lectores.
HISTORIAS DE LA VIDA REAL
En esta búsqueda de las mujeres que cumplieran con las ideas que se le ocurrían a la autora, también logró conocer historias de hombres que estaban trabajando por la equidad de género, desde la academia, el activismo y la empresa privada.
En ese sentido logra entrevistar 9 hombres, cuyos testimonios no están incluidos en el libro, pero hacen parte de un podcast titulado ‘Muy machito: caja de herramientas para hombres que quieran entender, promover y disfrutar la equidad de género’.
“Es entonces cuando yo digo: qué bueno que haya hombres, pero faltan hombres. Ahora, conseguir 83 mujeres en estas luchas fue fácil, pero solo a nueve hombres muestra la gran desproporcionalidad de personas liderando esto. Entonces me quedó claro que si los hombres no entran a la conversación y ponen sus conocimientos, ideas y usan las posiciones de liderazgo que ocupan, que aún son mayorías, no podemos avanzar como debiéramos”.
De ahí nace el subtítulo del libro HemBrujas: “Muchas voces en una lucha en la que faltan hombres”.
Al preguntarle sobre si pensaba que el tema del feminismo es tendencia en el tiempo presente por todo lo que se mueve al rededor del mismo, explicó que no, sino que el feminismo está en el pico de una nueva ola.
El feminismo tuvo su primera ola durante las manifestaciones y movimientos de lucha que se dieron hace un siglo, posteriormente se llega a una especie de letargo o de valle durante el cual baja la intensidad del tema hasta que se presenta otro acontecimiento o manifestación a lo largo del tiempo.
Ejemplo de una segunda ola es que en mayo de 1968 y otros eventos como cuando se empieza a hablar de las libertades sexuales, el ingreso de la mujer al trabajo, a la educación, etc. Hay una tercera ola que está en discusión sobre qué fue lo que la caracterizó, pero mientras siguen esas discusiones nos adentramos en una cuarta ola, que data de una década hacia el presente.
En esta cuarta ola se marcan características como las libertades sexuales y reproductivos que se relaciona con la despenalización del aborto en varios países del mundo, entre ellos Colombia. Y están también en marcha temas como si las ‘mujeres trans’ pueden ser parte de movimientos feministas o si la prostitución puede aceptarse como un derecho o si se debe apoyar o rechazar en estos movimientos, etc. En esta cuarta ola entra el tema de las violencias basadas en género como el feminicidios y el acoso sexual.
“Entonces no es que el tema sea tendencia, no es que esté de moda, no es que ahora se hable más del tema, sino que al igual que todo movimiento, este tiene sus olas, sus picos y sus valles, cuyas fuerzas se la dan algunas causas como que muchos estén de acuerdo con ello en diferentes partes del mundo y surge eso con el apoyo de la divulgación a través de las redes sociales”.
Hablando del término machismo se percibe un error porque muchas personas lo ven como si fuera antónimo de feminismo, es decir como si los dos fueran opuestos, pero en realidad no es así.
El machismo es la manera de pensar que parte del concepto de que los hombres tienen superioridad sobre las mujeres y que estas son débiles y por tanto le deben obediencia y deben ser guiadas u orientadas por ellos. Situación de la que se deriva cierto ‘derecho’ a violentarlas.
ELIMINAR EL MACHISMO
El feminismo, por su parte, es lo que lucha para que esa desigualdad llamada machismo sea eliminada. Es decir no es que las mujeres se sientan superiores a los hombres. “Si los términos fueran antónimos tendríamos que decir que ambos son lo mismo, pero que uno lo hacen hombre y lo otro las mujeres, y no es así. Lo que quiere el feminismo es acabar con el machismo que es la opresión de las mujeres por parte de la supuesta superioridad del masculino”.
Ante estos conceptos que muestran la realidad de la situación de las mujeres, hay frentes de acción que buscan lograr una verdadera equidad de géneros.
“Uno de esos frentes de acción tiene que ver con acabar con esas pirámides en las estructuras de las diferentes organizaciones, que llevan a que muchas mujeres en la fuerza laboral, por la que lucharon en el pasado, a la hora de ir ascendiendo en escala de jerarquías tienen pisos pegajosos o techos de cristal que se asocia a que sobre ellas recae la mayor parte del cuidado de la familia, de los hijos, en un trabajo que no es remunerado”.
Lo anterior desencadena en que muchas mujeres preparadas y que han luchado por escalar posiciones en las empresas, muchas veces renuncian a ello porque la recarga de trabajo en el hogar las satura y hace casi imposible que pueda cumplir con ambas responsabilidades, entre otras cosas por falta de tiempo que las empresas no le proveen.
“Mujeres machistas las hay porque es algo que llevamos en nuestro ADN, porque hemos sido creados y criados en esa cultura, y es lo que exponemos, a veces sin saberlo. Hombres en la lucha feminista muy pocos. Seguimos siendo una sociedad machista, pero es mucho lo que se ha avanzado y eso quiere decir que podemos seguir en esa búsqueda de la equidad. Sí, nos falta mucho, pero hemos avanzado”.