La doctora Ana María Crespo frente a una de las pacientes con cáncer de mama en la Liga de Lucha contra el Cáncer en Barranquilla.
La médica barranquillera Ana María Crespo, quien vivió en carne propia un cáncer de seno, cuenta cómo lo superó tras un tratamiento a tiempo. Dice que en la asociación sin ánimo de lucro en la que trabaja hace 23 años, los diagnósticos cada vez van en aumento sobre todo en jóvenes.
Ana María Crespo lleva 23 años prestando sus servicios en la Liga de Lucha contra el Cáncer de Barranquilla. Estando allí y sin imaginárselo, hace 15 años le diagnosticaron la enfermedad en uno de sus senos, se sometió al tratamiento con medicamentos y quimioterapias, pero jamás perdió el ánimo y su actitud fue siempre positiva ante la vida sin abandonar sus compromisos laborales. Dice que seguir trabajando le sirvió muchísimo, y que gracias a que tuvo las personas indicadas en la institución, pudo seguir adelante. Hoy se siente sana, afirma.
Por eso, nadie más que esta barranquillera egresada de la facultad de medicina de Universidad Metropolitana de Barranquilla y de la Universidad del Rosario, que actualmente es la directora médica de la Liga, puede dar fe de lo que es vivir en carne propia la enfermedad, y seguir tratando a pacientes que están pasando por esa misma etapa.
Prevenir y detectar oportunamente el cáncer de cualquier tipo, identificando los factores de riesgo y desarrollando estrategias educativas son algunas de las misiones sociales de la Liga. El más común es el de mama sobre todo en la población más joven.
“En los últimos años nos hemos dado cuenta que sí está ocurriendo entre las jóvenes. Generalmente se buscaba entre los 50 años y más, pero de un tiempo para acá nos hemos detectado que la población, casi con 20 años de edad está presentando cáncer. El 90 % son mujeres, pero hay casos en hombres. Precisamente la campaña que acabamos de hacer en octubre estuvo enfocada en detectar, más que enseñar”, dice la doctora.
¿Cuántos casos atiende la Liga diariamente?.
-Se nos presentan casos que detectamos, como otros que vienen diagnosticados, pero quiere que nosotros les demos una segunda opinión. Entre esos dos grupos, yo diría que mensualmente se están viendo 10 casos, y diariamente detectamos más o menos una cifra similar, según lo determine el resultado de la biopsia.
¿Será que algunas mujeres piensan que no siguen el tratamiento (como las quimios) por simple vanidad?
-Nosotros hacemos el diagnóstico y le damos un plan de tratamiento, de ahí van a sus EPS y la Liga les hace el seguimiento a esos pacientes. No hacemos las quimios ni las radios, porque son muy costosos. Tenemos muchos migrantes venezolanos, que no cuentan con una cobertura en esas entidades promotoras de salud, entonces van y pagan la consulta a bajo costo en la Liga porque saben que lo van a atender rápido, pero después quedan en el aire porque no tienen un sistema de salud que los cubra. En eso, precisamente la asociación se está enfocando, y estamos estudiando la forma de cómo darles a ellos la atención en cuanto a tratamiento.
¿Cuáles son los miedos de los pacientes cuando reciben el diagnóstico?
-Hay mucho miedo e incertidumbre, sobre todo cuando le dicen que tiene cáncer, ya sea localizado, no extendido a otras partes del cuerpo. Algunos piensan: “no me hago el examen porque me van a decir que tengo cáncer”. Eses es el principal temor. Es el caso de una señora en el municipio de Malambo de quien sabemos tiene cáncer, y le ofrecimos hacerle la mamografía, pero ella está negada hacérsela. Y es tanto el miedo que siente, que se esconde.
Cuando un paciente tiene cáncer de mama metastásico, ¿su preocupación es que el tratamiento deje de funcionar o es porque los efectos secundarios son demasiado tóxicos?
–Cuando lo detectamos, la idea es establecer la rutina del autoexamen, hacerse un chequeo una vez al año, hacerse la mamografía. Porque si se halla en etapa tres, ya es muy difícil que el tratamiento sea exitoso. Se piensa entonces en metástasis en algún lado. Por eso es importante detectar temprano, así el porcentaje del éxito es mucho mayor.
Desde el punto de vista emocional, una recaída también resulta devastadora
-Sí. Cuando hay recaída es mucho más complicado de tratar. Todo esto no solo arrastra al paciente, sino a su familia, a su entorno, implicando un alto impacto a todos los niveles, emocional, económico y social.
¿A qué se debe que hay pacientes con más riesgo de recaída que otras?
-Pienso que tiene mucho que ver después de hacerse el tratamiento, se confían que la enfermedad no va a reaparecer. Se les olvida que debe estar en chequeos permanentes.
¿Qué proyectos tiene la Liga para los próximos años?
-Nosotros hacemos muchas campañas de prevención, este año trabajamos con comunidades, por ejemplo, en los portales de Transmetro norte y sur, y todas esas personas que estaban haciendo uso del medio de transporte les hicimos exámenes. En el 2025 tenemos un proyecto, en unión con las demás Ligas del país, no solo enfocado en el diagnóstico sino influir tratamiento en todas las pacientes que tengan necesidades.
¿Cuál es su mensaje?
-Que la gente conozca la Liga, que sí estamos enfocados en todo tipo de pacientes, no solamente en el cáncer de mama, en los factores de riesgo, para que se hagan los exámenes oportunamente.