En camisetas, adornos y decoraciones en estaderos, gastrobares, tiendas y demás centros de entretimiento los colores de la bandera colombiana mandan la parada.
Con el paso del combinado nacional a la final de la Copa América, los colores de la bandera colombiana ondean con más furor en la capital del Atlántico en vísperas de la Independencia de nuestro país.
Si las tribunas de los estadios donde se han jugado los partidos en esta versión de la Copa América de fútbol han estado teñidas con el amarillo de las camisetas de Colombia, los estaderos, tiendas, gastrobares, esquinas y otros lugares de Barranquilla no son ajenos a este sentir el amor y pasión por nuestra Selección.
La ciudad de Barranquilla, de norte a sur y de oriente a occidente, ha sido durante este torneo una verdadera manta color oro que demuestra que la ciudad arde en «fiebre amarilla» por nuestro tricolor, y gracias a la hazaña de nuestros jugadores que desde ya prendieron la celebración por nuestra independencia.
Por eso la fiebre que muchos creían se extendería hasta este domingo, cuando se juegue la gran final entre las escuadras de Colombia y Argentina, y que constituyen un verdadero clásico, no cederá, pues esas mismas banderas que hoy ondean en las esquinas de la diversión en Barranquilla, seguirán moviéndose para empalmar con la conmemoración del aniversario del grito de nuestra independencia.
Durante el partido del pasado miércoles cuando el combinado cafetero se jugaba el paso a la final contra su par de Uruguay, el ambiente de la ciudad parecía el propio retrato de un domingo por la tarde. Si bien la jornada de la mañana y hasta después del mediodía era el normal de un día laboral en Colombia, a medida que avanzaba la tarde el clima fue cambiando.
CELEBRACION TEMPRANA
De paso por los estaderos de la ciudad se podía apreciar que sus anfitriones le madrugaron a lo que sería el final de la tarde. Desde temprano, los frentes e interiores de los establecimientos comenzaban a mostrar que sus administradores habían dispuesto de la silletería y las pantallas de televisores, así como de la música de moda para animar a sus visitantes.
Los empleados de dichos establecimientos, que normalmente trabajan los fines de semana, esa tarde se hicieron un buen día laboral que les dejó no solo un dinero extra en sueldo sino en propinas de los clientes embriagados de alegría gracias al triunfo obtenido por nuestra selección.
Nadis Espitia, propietaria y administradora de una tienda estadero de la 21, ese día dispuso de 150 sillas extras, convocó a todo el personal que trabaja los sábados y domingos y surtió las neveras con más bebidas que lo acostumbrado, esperando que la jornada fuera de gran movimiento, también solicitó mayor vigilancia policial.
Mientras ella y sus empleados preparaban su establecimiento para recibir a los clientes, a unos metros de allí, Jordy Manjarrez hacía lo propio en su bar. El también dispuso de sillas extras, tanto en el exterior como en el interior del local, en comparación con los otros días, contrato más personal y dispuso de mayores productos para sus clientes. Y así como ellos, otros establecimientos de los corredores de diversión como Simón Bolívar, la carrera 8, la Ciudadela, la 21, la 84 y demás sectores de la ciudad se desbordaron en un solo sentir y pasión: la Selección Colombia.
Vilma Toncel y sus empleados también llegaron temprano a su estadero, que desde las 5:00 de la tarde, dos horas antes de que iniciara el partido, ya comenzaba a animar con su tradicional música vallenata. Además, frente al establecimiento Carlos Mario Atencia exhibía camisetas de la selección que vendía a 40 mil pesos.
El nos contó que las ventas habían estado muy buenas y que solo habían llegado ese día a dicha esquina del sur de la ciudad. Las camisetas exhibidas le daban a la esquina un ambiente más colombianista al lugar.
AMARILLO PASIÓN
Al llegar los clientes a los diferentes establecimientos, y como era de esperarse, el color predominante en las vestimentas fue el amarillo, ese que llena de orgullo a los amantes del fútbol y seguidores del equipo de James Rodríguez, Lucho Díaz, Richard Ríos, Jerry Mina y los demás muchachos dirigidos por el profe Néstor Lorenzo.
Los administradores de establecimientos hicieron su día con lleno total de sus locales, la gente sufrió con los gritos de gol ahogados en sus gargantas, con las peligrosas llegadas del equipo rival a la portería del lucido Camilo Vargas, pero también disfrutó cada una de las jugadas de sus ídolos, y celebró el triunfo final.
El partido era decisivo para lograr un resultado que no apagara la llama de la esperanza de abrazar por segunda vez la copa del torneo más importante del fútbol en las Américas y la satisfacción de darle a Colombia uno de los mejores regalos por su día de Independencia.
Se sufrió, se gozó, se celebró y se avanzó un gran paso para seguir en la lucha que no terminará este domingo en la noche, sino que se extenderá hasta después de que el país entero con bombos, platillos, tamboras, cornetas y música dé una nueva muestra de amor a nuestros símbolos en la celebración del orgullo patrio.
Las camisetas entraron y salieron de las lavadoras para ser lucidas nuevamente cuando se encienda aún más esta fiebre de amor por la tricolor, las banderas seguirán ondeando en las esquinas y balcones, la música seguirá sonando en las estaciones de radio y establecimientos, y la gente seguirá comentando y celebrando la hazaña de los hombres de la selección que después de muchos años trajeron ilusión, alegrías y emociones diversas a los colombianos, en este aniversario 214 de nuestra independencia.