Esta estética hiperfemenina inspirada en María Antonieta, causa furor en el mundo del espectáculo y en las redes sociales.
Tonos cálidos o pasteles, preferiblemente rosados, morados y celestes; vestidos con volantes y lazos, muchos en estampados florales; corsés con apliques de flores, cintas y lazos; zapatillas tipo ballerinas y lazos para el cabello.
Esas son las características de la moda coquette, el estilo que causa furor en Instagram y en Pinterest, y que, como su nombre lo indica, se caracteriza por lo romántico, femenino, dulce, coqueto, juguetón y hasta ligeramente infantil. Sin olvidar que, en el sentido literal, coquette significa ‘coqueta’.
Es un hecho que hoy lo coquette es tendencia y quienes gustan de este estilo conforman una tribu urbana –de la Generación Z principalmente— que tiene como referentes a estrellas como Lana del Rey, precursora de este movimiento, o a Taylor Swift; son fanáticas de los looks de Lily-Rose Depp y Ariana Grande; entre sus series favoritas del momento no falta Bridgerton, ni Barbie entre las películas.
El estilo coquette más allá de ser femenino y romántico, es exagerado: llamativo, excéntrico y casi teatral. Aunque se crea que esta estética es reciente, en realidad lleva tiempo formándose. En realidad es como un viaje al pasado que toma elementos de la indumentaria del siglo XVIII, con una gran inspiración en el rococó tardío de la reina María Antonieta, del cual incorpora la exaltación de lo femenino con elementos decorativos de la ropa como los moños, los volantes y el encaje.
Pero después del estreno de la película Barbie, el color rosa se volvió en el nuevo negro en nuestros armarios. La tendencia del ‘barbiecore’ se apoderó de pasarelas, alfombras rojas y grandes casas de moda. No había marca de ropa que se salve de la moda inspirada por la muñeca de Mattel. A la par, la tendencia del ‘balletcore’ tomaba forma. De pronto, lo delicado, suave y femenino se abría paso y se convertían en infaltables para las más clásicas.
Sin embargo, en la estética coqueta no todo es color de rosa. Se le critica por reproducir roles de género dañinos para las mujeres y porque apelan sobre todo a la mirada masculina.
Igualmente, se dice que las imágenes de Internet relacionadas con esta estética son casi siempre de mujeres delgadas y de piel clara, lo que excluye a mujeres con características menos hegemónicas. Incluso hay quienes consideran que este tipo de vestimenta puede resultar sugerente para pedófilos.
Frente a estas críticas, otras posturas afirman que el uso de moños, encajes y ropa de color rosa no debería suponer una revictimización para las mujeres y que esta estética no es la responsable de las agresiones machistas.