Nuestra Gente / 26 de noviembre de 2022

Liliana Morales y su misión de “dar amor sanador” a perros y gatos rescatados de la calle

Liliana Morales, directora de la Fundación Dando Amor Sanador.

Alix López

Hace tres años montó su fundación en donde actualmente acoge a 170 perros y 5 gatos, pero dice que su sueño es tener un refugio donde quepan más especies víctimas de maltrato, como burros y caballos.

Liliana Morales rodeada de algunos de los perros que ha rescatado de la calle.

Liliana Morales ha ido a rescatar perros y gatos de calle en estado crítico, los ha sacado adelante y los ha entregado en adopción.

A esta animalista no le importa ir en bus, moto o bicitaxi a salvar la vida de sus “peluditos”. Así, sola, se ha desplazado a Tasajera, Valledupar, Soledad, Sabanagrande, Polonuevo y Barranquilla, por solo mencionar algunos.

Pero como ella misma lo confiesa, a veces llega demasiado tarde por el estado crítico en que encuentra al animal. “Hay demasiada insensibilidad, la gente pasa frente a un perrito enfermo o atropellado, y ahí mueren en la vía pública sin ayuda. Aunque ya hay más conciencia con el tema, nos falta trabajar demasiado”, confiesa.

Este objetivo de rescatar y proteger animales lo tuvo desde siempre, pero lo afianzó hace ocho años cuando dos mascotas French Poodle, Rush y Copito, desaparecieron de manera sospechosa por la cuadra por problemas de convivencia con algunos vecinos.

“A Rush lo saqué adelante alimentándolo con jeringa, y a Copito lo rescaté. Ellos se enfrentaron a otro perro y a los pocos días no volví a saber de mis dos animalitos. Fue muy duro”, contó.

Desde entonces, esta vallenata, pero residenciada en Atlántico desde los 14 años, se dedicó a recuperar a perros que llegaban  su barrio.

“Empecé a dejar alimento para animales en un local que tenía arrendado en Soledad. Y ahí fueron llegando hasta reunir a los cinco primeros rescatados, la mayoría perros ancianos. Ahí dormían en la puerta de mi casa, pero tuve que empezar a buscar un refugio para no tener problemas con los vecinos”, cuenta.

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Ahí nació la necesidad, como dice ella, se buscar un sitio apropiado y al aire libre para albergar al proyecto que nació hace tres años como Fundación Animalista dando Amor Sanado (@dandoamor_sanador) r, que hoy tiene un terreno arrendado en Sabanagrande.

Ya con registro en Cámara de Comercio y teniendo a su hijo Rafael Andrés, ingeniero civl y representante legal de la fundación, empezó a tocar puertas. Algunas se han abierto, pero otras no. «Yo soy de las que envío cartas porque sostener a 170 perros y 5 gatos requiere, además del amor y el cuidado que acá les damos, se recursos, que a veces resulta insuficientes», dijo.

“Poco a poco la estamos adecuando con ladrillo, madera y láminas firmes, pero se requieren recursos que recibimos, a veces nos donan, pero hay días que no tenemos para alimentar a los perritos”, añade.

Liliana con la senadora animalista Andrea Padilla.

Liliana permanece todo el día en el refugio, pero de noche permanece una pareja de esposos y otros dos asistentes que se encargan del aseo, entregarle medicamentos y jugar con ellos.

Su sueño a mediano plazo es tener un santuario animal donde quepan además burros, caballos, yeguas, de varias especies que sufren de maltrato.

“No todas las empresas colaboran, la que siempre nos ha tendido la mano es la Fundación Tecnoglass y la gente que nos sigue por redes sociales y conoce nuestro trabajo”, añadió.

Para alimentar a los animales de su refugio necesita de 16 bultos de 30 kilos de alimentos concentrado cada semana que en el comercio tiene un valor de 1.8 millones.

Pero además, la Fundación de Liliana les prepara 300.000 pesos en menudencias y un bulto de arroz que le vale 95.000 pesos, de tal manera que mantener el refugio requiere de 2.5 millones semanales teniendo en cuenta los artículos para asear el área donde duermen los perros y gatos.

Por estos días estaba feliz porque la empresa Laika que donó alimento para 50 días, que se agotó esta semana.

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Reconoce que a veces no da abasto para atender tantos rescates porque es conciente de que el número de animales en su refugio es elevado, por eso trabaja en alianza con otros animalistas como Mayra Pájaro. Algunas veces rescata los perros, los traslada a la veterinaria, suministrarles alimentos y otra fundación, en su mayoría de Bogotá, asume su manutención.

Dice que ya perdió a cuenta de las adopciones que ha entregado porque trabaja con otras fundaciones como Dejando huellas, Pro peluditos de Barranquilla y Tu voz es la mía. “Yo comparto las imágenes y enviamos con entidades de Bogotá. Claro, el seguimiento se hace. Da pesar, pero en la Costa siempre preguntan si es de raza, o criollo cuando está pequeño, pero ya de grande, tampoco lo quieren”.

“Yo me quedo con los peluditos viejos o discapacitados que muchos no quieren, pero acá encuentran todo el amor y protección que nunca tuvieron en la calle. Son los que tienen pocas posibilidades de entregarlos en adopción”, asegura sonriente.

Liliana está confiada en el proyecto que impulsa la senadora animalista Andrea Padilla para apoyar la labor de las cuidadoras de animales domésticos rescatados, oficio que desempeñan las mujeres en su mayoría, con el 75%. Se busca reconcerles la labor y que reciban beneficios como acceso a créditos y otros estímulos.

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