A mi edad ya no me apetece lo material, no me apetecen las falsas sonrisas, los medios sueños; no me apetecen las fantasías inalcanzables.
Llegué a la edad de las canas. Pasaron por mi juventud tantos labios, pero solo recuerdo el último, mi gran amor, el verdadero, el único que logró calmar mis ansias de placer.
Tomo más jugos que cerveza, y duermo menos por insomnio que por desvelarme en noches de fiesta.
Mi rostro va adquiriendo cada día el cansancio de mis pasos, los tropiezos, las lágrimas, sonrisas y el andar por la vida llevan consigo las arrugas de mi rostro.
Atrás queda ese joven que le gustaban todas y que andaba como cupido rompiendo corazones.
Un día decidí por un amor pacifico, que solo sienta su palpitar, sus besos entre las sabanas, su mirada como el acompañamiento perfecto, un beso lleno de calidez y una mano que me acompañe para el último trayecto de mi vida.
Mi mente está llena de travesuras, poemas y canciones añejas, escritas algún día bajo el aroma de un atardecer, donde brotaban recuerdos, melancolías, abrazadas al son de una canción sentimental.
No quiero mas experiencias, ni altibajos, que lo hagan los jóvenes, que son los que deben aprender a caerse y levantarse.
Estoy lleno de heridas cicatrizadas que me han endurecido el espíritu, mi físico está cansado pero repleto de experiencias vividas.
Tal vez no sonría como antes, pero disfruto de cosas más sencillas. Por mi ojos brotan lágrimas con más facilidad, tal vez los años me han vuelto más sentimental.
Mi felicidad ya no me pertenece, ahora soy feliz a través de mi hijos; cuando ellos ríen yo río y cuando lloran yo lloro.
Solo espero en esta etapa de mi vida estar a la altura de la excelencia que la propia vida plantea con sus retos cotidianos, admitir mis propios errores, reaccionar de manera ecuánime, ser equilibrado y justo, no dejarme dominar por mis miedos, erradicar mis egos y mirar con mas humildad mi destino, ser menos impulsivo, elegir mejor mis amistades y conservar con tenacidad las que tengo.
Agradecer a las dos madres de mis hijos por esos seis regalos que me dieron son mi mi fuerza mi pasión, mis deseos de vivir, y a ellos por mis nietas, estrellas hermosas; disfrutar más del día a día más que nunca y agradecer a Dios por dejarme disfrutar de este planeta un tiempo.