La izquierda unida jamás será izquierda, frase que hizo carrera desde los años 70, parecía haber perdido sentido desde la llegada de Gustavo Petro a la Presidencia de la República en 2022, precisamente por la unión de la gran mayoría de sectores del progresismo en el Pacto Histórico y partidos aliados.
Dos años y medio después, la izquierda da muestras de haberse fragmentado nuevamente. Esa es la imagen que deja el bochornoso Consejo de Ministros transmitido el martes en vivo y en directo por televisión, en el que los más altos funcionarios del Gobierno se mostraron en desacuerdo con el protagonismo que Petro ha dado a dos personajes que para los militantes de toda la vida son poco más que unos aparecidos: Laura Sarabia y Armando Benedetti.
Los sectores más radicales del Petrismo no soportan que después de cincuenta años de lucha, primero armada y luego política -en el caso de los antiguos miembros del M-19, la guerrilla de la que surgió Petro-, el presidente haya cedido gran parte del poder a dos personas ajenas a los postulados y convicciones de la izquierda, y llegue al extremo de comparar a Benedetti con el fundador del movimiento revolucionario, Jaime Bateman.
Barranquillero malhablado, camaleón que cambia de partido sin sonrojarse, Benedetti ha construido casi toda su carrera política en Bogotá, y es considerado un zorro de las alianzas y los manejos subterráneos del poder. En su ya largo trasegar ha sido concejal de la capital del país, senador de la República, jefe de campaña de Petro a la presidencia en 2022 y embajador en Venezuela y ante la FAO. Pero su característica principal es la adaptabilidad: Uribista fervoroso de la seguridad democrática, Santista convencido del proceso de paz, y, desde hace cuatro años, Petrista apasionado de las ideas del cambio.
Luego de haber sido tratado como un apestado en el Gobierno que ayudó a formar, el camaleón Benedetti fue nombrado jefe del despacho presidencial, una figura similar a la que ocupaba su antigua secretaria en el Senado, Laura Sarabia, recién posesionada ministra de Relaciones Exteriores.
Muchos lo consideran el directo responsable de haber llevado a Gustavo Petro a la Presidencia y por eso, según los analistas, vuelve al círculo más cercano del Jefe del Estado. Porque después de haber sido desterrado tras el escándalo de los audios de las conversaciones con Laura Sarabia, quien le robó el cariño de Petro, ahora lo necesita para liderar la campaña de la izquierda de cara a las presidenciales de 2026. Al paso que vamos solo quedarán los tres en la Casa de los Famosos, perdón, en la Casa de Nariño: Benedetti, Sarabia y Petro.