En doce capítulos de su nuevo libro, la reconocida coreógrafa narra su trayectoria en el mundo de la danza.
Desde muy niña, Mónica Lindo De la Salas, hoy una de las más importantes coreógrafas de Colombia, ha traspasado fronteras.
Desde el caño de la Ahuyama, donde vivía con su abuelita, hasta la academia del más grande de la danza, Carlos Franco, en la carrera 38 con la 69. Su amor por la cultura hacía que no sintiera la inmensa distancia entre los dos puntos geográficos.
Desde la escuela pública, donde terminó su bachillerato, hasta la Universidad de la Costa, donde se gradúo como Licenciada en Educación Física, Recreación y Deportes, la carrera que más se acercaba a su sueño de ser una bailarina profesional. Y desde allí hasta la Universidad del Atlántico, donde es docente, investigadora y coordinadora del programa profesional de Danza, del cual fue su creadora
De ser la asistente y una destacada bailarina del Ballet de Carlos Franco, a montar su propia escuela, la Corporación Cultural Barranquilla, y dirigir la Fundación Cultural y Artística que lleva su nombre. Además de ser la directora y productora de importantes espectáculos en Barranquilla y la región.
Ahora Mónica Lindo presenta su libro Sin fronteras, de Palenque a Macondo, una síntesis gráfica, con datos y anécdotas de los 25 años de la Corporación que fundó y que dirige junto a su esposo, el músico y bailarín, Robinson Liñán.
El libro que ve la luz en medio de esta pandemia es el fruto de la beca Efemérides para organizaciones de danza del Programa Nacional de Estímulos 2019 del Ministerio de Cultura de Colombia.
El nombre del libro hace referencia, como lo explica la antropóloga Gloria Triana, al montaje-composición Palenque, de Carlos Franco, su maestro, y del último montaje de Mónica, denominado A ritmo de Macondo. “Dos pueblos íconos para nosotros –señala Triana- Palenque de San Basilio, por su liderazgo en la gesta del ‘cimarronismo’ contra la esclavitud, y Macondo, una aldea inventada por nuestro Nobel que se volvió global, a partir de Cien años de Soledad”.
El libro consta de 12 capítulos con muchas fotografías de viajes y presentaciones, con recortes de prensa y anécdotas, con reconocimientos, vivencias y muchas fronteras traspasadas, todas, para dejar en alto el nombre de Colombia, a través de la danza.
La autora dice que “la escritura de un libro como este, refleja múltiples experiencias soportadas en evidencias que conllevan a identificar aspectos sobresalientes marcados por una particular característica, y es el hecho de tratarse de la trayectoria de una institución ubicada en el Caribe colombiano. Una entidad cultural permeada por experiencias forjadas desde la territorialidad, en un país que, por años, dio la espalda a las realidades de sus regiones”.
Tener el libro es tener a la mano gran parte de la historia de la danza en el Caribe colombiano.