Sonia Gedeón
Columnista / 5 de junio de 2021

Ópera prima

En estas últimas semanas he tenido la fortuna de descubrir a dos nuevas escritoras costeñas que han sacado al mercado su primera novela. Son mujeres jóvenes, periodistas y amigas a quienes conozco por su amplio trabajo como comunicadoras sociales. Son ellas: Sabina Covo Juan y Karina Medina Pino.

Sabina es cartagenera afincada en Miami desde hace 22 años, y Karina es barranquillera, con profundo arraigo cartagenero.

Sus óperas primas entre la ficción y la realidad, nacen sin buscarla, mas sí, como una nueva faceta de conectarse con sus audiencias, y pasan la prueba con creces.

La fuente de inspiración a Sabina llegó a partir de  una cercana vivencia derivada de una inesperada y rara enfermedad del corazón que afectó a su padre. Su tratamiento y desenlace se convirtieron en el insumo para escribir con una narración amena, que engancha hasta el final, su novela titulada “La casa de los relojes”, que salió al mercado el pasado mes de marzo.

Karina a su vez, como feligrés de una iglesia evangélica vivió intensamente la manipulación a toda una comunidad por las artimañas de una estafadora, que haciéndose pasar por viuda de la mafia y heredera de una gran fortuna invitaba a poner dinero, que luego representarían como en las llamadas pirámides, en millonarios dividendos a los feligreses aportantes. El gancho, de acuerdo a las reseñas noticiosas de la época, era recaudar fondos para pagar los impuestos que le exigía el Gobierno y de esta forma descongelar las cuentas en el extranjero y traer la plata al país.

Esa experiencia que marcó a Karina como creyente y fue en su momento noticia nacional, por el alcance de la estafa en varias congregaciones evangélicas, fue la fuente de inspiración al momento de escribir “La fortuna de los bendecidos”, mientras realizaba una maestría en escrituras creativas en la Universidad Nacional. En su obra, escrita en un tono cargado de humor con muy buenos diálogos y una voz popular, la ficción enriquece y complementa la realidad, haciendo de su lectura un verdadero deleite literario.

En su ópera prima, Sabina quien se ha desempeñado con éxito como presentadora de noticias, corresponsal y columnista, así como directora de su propia firma de comunicaciones, narra en 165 páginas, en un diálogo con su propio yo, cómo se transita muchas veces por este mundo con una máscara puesta en busca de la felicidad, y para desenredar la trama se apoya en sus gurús de cabecera amparados en el esoterismo, el tarot, la carta astral y toda esa magia que envuelve el movimiento de los astros y en especial las noches de luna llena.

Karina Medina, quien se dio a conocer como periodista en El Universal, de Cartagena, y escribe reseñas y comenta libros para varias revistas culturales en el país, vive su cuarto de hora como novelista. En el ejercicio del periodismo tiene también a su haber una serie de entrevistas con escritores de la talla del cubano Leonardo Padura, Laura Restrepo, Héctor Abad, Juan Gossain, Juan Ángel Palacio y el suizo Jöel Dicker, que enriquecen su trabajo y acerbo literario.

En “La casa de los relojes”, que se puede definir como una emotiva historia donde el acompasado y rítmico tic-tac de los relojes contrasta con el frenético y angustiante paso del tiempo que pone a prueba la estabilidad emocional y psicológica de Niké, personaje central de la trama y el padre de Sabina enfermo, en cuya colección de relojes de bolsillo está inspirada esta ópera prima.

Así mismo, en 130 páginas, Karina, en “La fortuna de los bendecidos”, desarrolla un melodrama matizado en los designios divinos, construido desde la ficción y pleno de ocurrencias, con marcado acento Caribe, con dichos y expresiones del argot cartagenero en su estructura lingüística. Margoth, la mujer deslenguada, sin agüeros y con un gran desparpajo que personifica la historia, mantiene el interés del lector a lo largo de la trama enriquecida por la ilusión y el desencanto, el despilfarro y la decepción, el humor y la tragedia. 

Tanto para Sabina como para Karina, su opera prima es el reflejo de sus vivencias, de su visión del mundo, con sus enseñanzas, logros y fracasos. Los personajes se recrean en sus realidades de mujeres de fe, madres de familia que escapan a la dominación masculina y que tienen su propia visión de la muerte, la censura y la inmediatez.

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