Juan Alejandro Tapia
Columnista / 30 de noviembre de 2024

¿Privilegios?

Fue la crónica de una tragedia anunciada. El colapso de un bloque de apartamentos del conjunto residencial Privilegios, en Campo Alegre, durante la tarde del jueves 28 de noviembre, tiene muchos responsables y una larga historia que parece perderse en el tiempo.

Pero empecemos por otra historia, la de Nelly Insignares, la abuela de 65 años que hace cuatro días había llegado de Medellín y murió aplastada por los escombros del edificio mientras cuidaba a sus cuatro nietos, quienes fueron rescatados por los organismos de socorro y la comunidad.

Nelly, cariñosa y siempre dispuesta, había venido a Barranquilla para ayudar a su hijo, Enrique Carrillo, con el cuidado de los niños, de 15, 13, 9 y 7 años. Aunque el padre era consciente de la prohibición para habitar esos apartamentos, tenía dos años de vivir en el cuarto piso con sus hijos.

Según la Alcaldía, 22 familias, integradas por 74 personas, ocupaban el conjunto residencial Privilegios sin respetar la orden de desalojo emitida hace 20 años cuando la zona fue declarada de alto riesgo por la inestabilidad del terreno. Ahí hay otra historia: a pesar de la restricción, estos inmuebles en peligro de derrumbe eran alquilados hasta por 800 mil pesos mensuales.

Por último, el propio drama de la ladera de Campo Alegre. Estos terrenos fueron urbanizados a finales de la década del 90 y rápidamente quedó evidenciado que la zona no era apta para construir por los movimientos y deslizamientos de tierra. Comenzó entonces un largo litigio jurídico de miles de propietarios contra las constructoras y el Distrito por el reclamo de indemnizaciones. Algunos recibieron su dinero, otros perdieron sus ahorros y todavía están esperando que les respondan.

El alcalde Alejandro Char prefirió no ir a la zona de la tragedia y delegó la responsabilidad de poner la cara en algunos de sus funcionarios. Es apenas natural ya que su presencia ha podido agravar la situación, pues su constructora, Alejando Char y Cía, fue una de las que urbanizó Campo Alegre. No fue la que construyó el edificio Privilegios, el cual fue levantado por Proyectos Barranquilla Ltda, pero sí otros conjuntos del sector. Es el fantasma que lo ha perseguido durante toda su exitosa vida pública y que parece no estar dispuesto a dejarlo en paz. Pero esa es otra historia.

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