Los artesanos Patricia Cuello y Alfredo Freite.
A propósito de su día clásico, este 19 de marzo, los trabajadores del arte manual dicen que el público debe valorar más su labor comprando sus productos para poder mejorar su calidad de vida.
El Día Mundial del Artesano se celebra el 19 de marzo, en conmemoración del padre de Jesús, San José, quien era carpintero. Es una forma de rendir homenaje a un antiguo oficial manual que requiere creatividad y destreza para la creación de piezas únicas y originales.
Entre los oficios artesanales practicados en el departamento del Atlántico se puede destacar la talla en madera de animales y máscaras del Carnaval, moldeado en papel maché, la tejeduría de canastos y elementos de decoración en iraca, junco y enea, la bisutería, marroquinería y trabajo en totumo.
En Barranquilla está la Galería Artesanal, un espacio en la calle 72 con un área de 1.900 metros cuadrados con cubículos distribuidos, y donde los 365 días del año se puede encontrar los más variados artículos relacionados con el Carnaval, pero también canastos de fique, productos en palma de iraca y de manera, mochilas tejidas, accesorios hechos a mano y mucho más.
DE VENDER AGUA A ARTESANA
Martha Patricia Cuello Fonseca, barranquillera y quien lleva 7 años dedicada al oficio, no oculta la satisfacción de tener un puesto en dicha galería (donde han sido reubicados los artesanos informales) sin que pierda el sueño de vender más sus productos, “que la gente valore más nuestro trabajo”.
Llevada por la curiosidad de ver a un indio del Putumayo sentado tejiendo en los alrededores del Parque Suri Salcedo, donde ella vendía agua, fue aprendiendo el oficio. “Cuando a él lo quitó el espacio público le dije que nos colaboráramos mutuamente solicitando un puesto en la galería. Y así fue como aprendí haciendo manillas”, dice Cuello, quien actualmente pertenece a la asociación de artesanos Asacur y a Artesanías de Colombia, entidades que la han venido ayudando con programas de capacitación.
“Como yo quería aumentar mis conocimientos, me inscribí en la Casa Distrital de Cultura para recibir clases de tejidos, y fue así como me volví una experta en elaborar collares y otros artículos”.
Mostacillas multicolores y miyuki ( una especie de mostacilla japonesa que es reconocida por su precisión y calidad, pero es mucho más pequeña), son los materiales que más utiliza esta artesana, madre de 4 hijas.
“¿Que de donde saco el dinero para comprar los materiales? De mi esfuerzo, de mi trabajo, lo que vendo”, apunta con una sonrisa.
ROPA HECHA A MANO
Mónica Garzón lleva 30 años trabajando en bisutería, pero especialmente en ropa artesanal. Ella diseña, confecciona las prendas y las tiñe.
En su cubículo, espacio que al igual que el resto de compañeros le fue adjudicado por la Alcaldía y por el que pagan $100 mil mensuales, es fácil de encontrar sombreros vueltiaos, de Tuchín, Córdoba; muñecas de trapo y hasta disfraces.
Pulseras hechas en cuarzo y con diferentes clases de piedras, son parte de su creación.
Pertenece a Asacur y dice que sostiene su negocio con la venta, aunque, según ella, en Carnaval no le fue tan bien como el año pasado. “Las ventas de disfraces y adornos no colmaron mis expectativas, fueron muy lentas”.
‘CAJAS DE SUEÑOS’
Alfredo Freite, un experimentado artesano que buena parte de su vida se dedicó a elaborar “parabrochas” para varias empresas, o sea los mangos de madera de las brochas, pero que se vio afectado por el comercio chino, reside hace dos años en Puerto Colombia, donde tiene su propio emprendimiento ‘Cajas de sueños’ que dirige con su esposa Ludis Pizarro.
A lo anterior, se le suma también sus artísticos trabajos en madera náufraga, esa que llega a las playas tras ser arrastradas por el mar que aprovecha para crear artesanías. Pero también compra madera en los aserraderos de su natal Barranquilla para hacer cofres muy bien tallados, portacelulares, servilleteros, anclas y barcos, entre otros artículos que ofrece en la antigua Estación del Ferrocarril del municipio, donde funciona la Fundación de Puerto Colombia, que lidera Hortensia Sánchez, a la cual él pertenece.
En las ‘Cajas de sueños’, hay una variedad de formas, inspiradas en el faro de Puerto, en peces, hojas y muchas otras figuras hechas en madera de carreto combinadas con cañaguate
Alfredo dice que “a Puerto llega el turismo consumidor y el turismo mirón”. Los fines de semana, días festivos o cuando la fundación realiza actividades culturales, “los demás artesanos que estamos allí, vendemos, pero no es que sea un negocio de gran envergadura”.
Según él “hace falta que los visitantes apoyen más nuestro trabajo. Lo importante es que las entidades gubernamentales de aquí hagan más más atractiva la propuesta de Puerto Colombia al turismo nacional e internacional. Sí se ha movido el número de turistas, pero se necesita mucho más”.