Lizzette Diaz
Columnista / 18 de febrero de 2023

Seguir tu pasión o apasionarte con lo que haces

A simple vista pudiera sonar como un juego de palabras; sin embargo, cuando las lees detenidamente encuentras que cada una tiene un sentido completamente diferente. En una era como la que estamos viviendo actualmente, cuando todo el mundo te habla de encontrar tu propósito para alcanzar tu plenitud o seguir tu pasión para ser feliz, podríamos estar cayendo en el peligroso juego de la emocionalidad desplegada al máximo en todos los sentidos. A diario trabajo con emprendedores o dueños de empresas ya establecidas, para quienes el tema del propósito y de la pasión se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza e incluso les genera muchas frustraciones.

Encontrar el propósito de tu vida se vincula con frecuencia a lo que te apasiona, pero no necesariamente es así. Entendamos entonces qué es el propósito, una palabra que se deriva del latín propositum, lo que significa que el propósito es la intención o el ánimo de hacer o dejar de hacer algo.

Por su parte la pasión se define como un sentimiento vehemente, capaz de dominar la voluntad y perturbar la razón, como el amor, el odio, los celos o la ira intensos.

Teniendo en cuenta lo anterior nos damos cuenta de que el propósito va mucho más allá de la pasión, es un faro que te guía hacia donde tu quieres llegar, mientras que la pasión es un sentimiento y como tal puede perder su vigor, cambiar o simplemente desaparecer. De esta forma podríamos decir que el propósito una vez lo hayas identificado en tu vida se mantiene firme, mientras que la pasión no. ¿A dónde quiero llegar con esto? A que entendamos que la pasión es el combustible con el que alimentas tu propósito pero no es el propósito en si mismo, así que una cosa es hacer lo que te apasiona y otra muy distinta es apasionarte por lo que haces para llegar a ese propósito.

En temas de negocios o empresas apasionarnos por lo que hacemos es mucho más importante que construir una empresa basada en tus pasiones -no siempre generará dinero para vivir de ello-, el peligro radica precisamente en el tema sentimental, corres un alto riesgo de que tu pasión ceda el paso ante nuevas “pasiones”, lo que hará que pierdas el rumbo y te desvíes fácilmente del camino.

Es muy usual escuchar a la gente quejarse porque “hacen” lo que no les genera “pasión”, asociando su desánimo, sus fracasos, su falta de enfoque y energía a este sentimiento. De esta manera, te encuentras con “empresarios” que cambian el rumbo de sus negocios frecuentemente por ir tras de la pasión, sin que logren llegar a ninguna parte. Como la pasión cambia, entonces su enfoque también, impidiéndoles ver con objetividad los factores claves para que un negocio funcione y esto tiene que ver justamente con el “enfoque”. Si nos distraemos con frecuencia en esta pregunta de si esto es lo que me apasiona o no, estamos perdiendo la maravillosa oportunidad de enamorarnos de lo que ya hacemos, concentrando todas nuestras energías en lo que nos está funcionando y usar nuestra creatividad y talentos en lograr que crezca y se establezca.

Como en las relaciones de pareja: la pasión es sin duda un fuerte componente para que todo funcione, pero podrías apasionarte por decenas de personas a tu alrededor y eso no significa que con todas vas a tener una relación, de tal forma que cuando decides establecerte con una de ellas, también tomas la decisión de apasionarte por esa misma persona todos los días de tu vida, aunque en el camino descubrirás que, como tú, está llena de imperfecciones, defectos o situaciones donde tendrás que poner a prueba tu paciencia, tu tolerancia y tu energía para que la relación trabaje. Igual sucede en los negocios. Una vez empezaste uno, “enamórate” del proceso, decide apasionarte por él, suspira por él y no te detengas en el camino, aprende lo más que puedas y una vez hayas logrado sacarlo adelante, entonces podrás tener tiempo para las cosas que te “apasionan”, mientras vives feliz y apasionado por lo que haces ahora.

Apasionarte por lo que haces se convierte en el mayor acto de agradecimiento ante lo que la vida te está ofreciendo en estos momentos. Si el destino te ubicó en algo en lo que nunca te habías visualizado, si estás trabajando o haciendo un negocio porque la oportunidad llegó de manera sorpresiva en un campo desconocido para ti e incluso aburrido, tu eres el único que puede “cambiarle” la cara, hacer que las cosas fluyan y encontrar el combustible que te hará moverte en la dirección correcta en la que finalmente entenderás que tu propósito no estaba tan lejos de donde querías llegar: plenitud, legado y trascendencia.

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