Vi el partido de la selección femenina y sentí orgullo de patria observar cómo estas jóvenes luchaban con pasión y amor por la camiseta de COLOMBIA. Esos dos golazos con los que ganaron el partido, frente a una selección alemana que en muchas ocasiones fue superior, pero la fuerza de unas jóvenes que se les notaba su amor por la camiseta, y el respeto por la bandera de COLOMBIA demostraron que sí se puede cuando los colores que representamos son dignos y nos llenan de orgullo. Por eso el fútbol femenino merece respeto, apoyo económico y valoración. Ellas son un ejemplo para la selección masculina que fueron vergonzosamente eliminados y no mostraron pundonor, ganas ni respeto por el pueblo colombiano que tanto los ha apoyado.
En el deporte no solo basta entrenar, hacerlo bien; también se necesita una actitud positiva, meterle alma, sudor y ganas, cuando se quiere lograr el triunfo y eso vi en estas jóvenes talentosas. Y fue lo que más me gustó, su garra, sus ganas de ganar, el irrespeto que mostraron por las alemanas, no se dejaron amilanar; esa actitud es la que necesita el fútbol masculino, jugadores que juegan todos en el exterior y cuando se enfrentan a equipos grandes se acomplejan y se ven diminutos en la cancha con actitud de perdedores.
Ojalá hayan visto el partido y tomen nota de cómo se juega y lo importante de meterle garra y ganas, así el equipo contrario sea aparentemente superior. Ya es hora que estos jugadores muestren respeto por la camiseta y saquen la cara por COLOMBIA, y dejen de ser payasos consentidos, que solo piensan en su bienestar.
Valió la pena el madrugón para ver ese partido y verlas correr de esa forma tan profesional, y la alegría que irradiaban ante cada gol que trasmite a cada colombiano. Creo que si siguen por esa senda tenemos campeonas mundiales. Dios Quiera!!