Nuestra Gente / 15 de junio de 2024

«Ser padre y madre es satisfactorio, pero no es una tarea fácil»

Miguel Utria

A propósito del Día del Padre, el comunicador social y comerciante Luis Chacón cuenta cómo fue asumir la crianza de su primer hijo completamente solo.

Mucho se ha dicho, y con bastante acierto, que a nadie se le prepara en la vida para ser madre o padre, y mucho menos para asumir ambos roles al tiempo. Dos escenarios completamente diferentes y muchos retos para el hombre o mujer que en algún de momento de su vida debe enfrentarse a ello.

Luis Arturo Chacón en su labor de instructor de estética femenina.

Normalmente se escucha decir que ‘fulana’ es o fue madre y padre a la vez, para referirnos a una mujer que por circunstancia en su vida se quedó sola frente a la crianza de uno o más hijos. Y merecidamente se le rinden tributos y son dignas de admiración.

Sin embargo poco se menciona que situaciones similares deben asumirlas hombres que se dedicaron a cuidar solos a sus hijos cuando faltó la esposa o compañera en el hogar.

Luis Chacón, un comunicador social profesional que toda su vida se ha dedicado a los negocios y a la estética femenina, y nos abrió las puertas de vida para contarnos su historia, que es tan apasionante, según sus propias palabras, como digna de admirar.

Por ser un hombre que desde joven le gustó abrirse su propio camino sin tener que depender de sus padres, hasta el punto de trabajar para pagarse sus estudios él mismo, quiso que la mujer que fue su esposa hiciera lo propio y le puso a sus pies todo lo que ella pudo tener para que fuera una mujer independiente económicamente.

Las cosas marcharon como ambos lo habían planificado, ella trabajaba de manera independiente al igual que él, y entre ambos construyeron un hogar con mucho más de lo necesario para vivir cómodamente. La pareja tenía todo a manos llenas. Su unión tuvo como fruto un hijo varón, que gozó de una infancia de privilegios.

COMPLETAMENTE SOLO

Sin embargo, ese ir y venir, los viajes por vacaciones o negocios, y la atención a la empresa familiar fueron ocupando todo el espacio de ambos jóvenes, al punto que descuidaron su vínculo como pareja hasta que la relación llegó a su fin.

Jeff Chacón.

La mujer decidió no regresar en uno de los viajes a otro país, dejando a su esposo e hijo solos en su ciudad de origen, obligando al hombre a asumir solo la crianza del pequeño de 8 años de edad.

“Fueron años muy complicados porque aunque yo trataba de suplir todas la necesidades de mi hijo, la figura materna siempre hizo falta en la casa y por mucho que uno se esfuerce, nunca la podrá reemplazar”, dijo Luis Arturo.

Asegura este padre que fueron diez años de lucha durante los cuales dio e hizo todo por su hijo: lo levantaba para ir al colegio, lo bañaba, lo vestía, le cuidaba la ropa, la alimentación, lo llevaba al colegio, a las actividades propias de su edad, y hacía todo para que su niño estuviera feliz y no le hiciera falta nada.

Aunque las cosas con su pareja no terminaron en los mejores términos, Luis siempre le hablaba bien a su hijo de su madre y las veces que podía procuraba que ambos estuvieran en comunicación.

“Yo vivía metido en el trabajo y aunque trataba de darle todo a mi hijo busqué ayuda de niñeras, en mi madre y de otras personas, pero mi hijo se fue levantando muy rebelde y no se amoldaba a ningún espacio. Entonces yo me lo llevaba para el trabajo para no perderlo de vista. Pero ese no era el espacio que él necesitaba”, afirma.

Enviaba a su hijo a los mejores colegios de la ciudad precisamente en esa búsqueda de llenar los vacíos que tenía el pequeño por la falta de la figura materna. Pero ninguno de esos establecimientos educativos fueron suficientes, de casi todos salía expulsado por mal comportamiento y bajo rendimiento académico.

“Entonces me convertí en la sombra de mi hijo, porque lo llevaba para la peluquería donde debía cumplir con el mi obligación de trabajar para llevar la comida a la casa, y a la vez le daba los tratos que yo creía eran propios de la madre, es decir yo sacaba mi lado femenino para dárselo todo a él, lo que me hizo ser un padre sobreprotector”.

UN HIJO INDEPENDIENTE

Su hijo, ya adolescente, cada vez era más rebelde y menos dado a obedecer reglas. Entonces lo enseñó a trabajar en la venta de productos cosméticos y en la atención a clientes, demás para que aprendiera a ser independiente.

“Ya él fue aprendiendo a manejar su propio dinero, se compraba las cosas que quería, comenzó a andar con noviecitas, con los amigos, al cine, a las fiestas, a sitios de diversión de jóvenes, y en todo yo lo apoyaba, hasta el punto de llevarlo y después ir a recogerlo”.

Asegura que así fueron pasando los años, el muchacho crecía, era muy independiente, vivía a manos llenas, viajaba de vacaciones a México, donde vive su madre, y cuando cumplió la mayoría de edad se fue definitivamente a hacer su propia vida.

“Uno como padre es un molde para sus hijos y de acuerdo a como uno se maneje así llegan a ser ellos. Yo fui independiente desde pequeño y él lo fue igualmente. Pero yo he sido muy mujeriego y eso también lo copió él. La ruptura con mi esposa me ocasionó una desestabilidad emocional  que él observaba y me lo hacía ver, a veces no de la mejor manera”.

UNA NUEVA OPORTUNIDAD

Luis Chacón con su actual pareja y su hijo menor.

Actualmente Jeff, el hijo de Luis, tiene 20 años de edad, vive en México, y es promotor de ventas de una empresa de productos por el sistema de multiniveles que lo ha llevado a viajar a varios países del mundo y es líder en su equipo de trabajo, además lleva una relación estable con su actual novia.

“Gracias a Dios las bases en las que fue criado, que fueron el respeto, el amor y la responsabilidad, le quedaron para bien, y eso le han dado pie para salir adelante por sí mismo. Siento que voy bien con él. Es un muchacho muy maduro y ha superado muchos resentimientos que quedaron por causa de la separación de su mamá”, manifiesta Luis, quien sostiene que el tema de la ruptura de parejas es más complicado cuando es el padre quien debe asumir el cuidado de los hijos, pues es más común que estos se queden bajo custodia de las madres.

“Estoy tratando de rehacer mi historia con mi hijo pequeño, de ocho años en una nueva relación de pareja, pero tratando de mejorar lo que hice en el pasado, buscando que este hijo viva a plenitud pero no dándole todo a manos llenas. El ve a su hermano mayor como un héroe, es muy feliz y es la oportunidad que Dios me ha dado para enmendar errores que pude haber cometido en el pasado como padre (y madre), tarea que te deja muchas satisfacciones como la de ver a tus hijos realizados, pero muy complicado y nada fácil”.

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